La Señora Winters Peleando Por Sus Hijos romance Capítulo 18

Adina registró en toda la zona residencial con el niño, pero no encontró ningún gato.

Al final, se dio cuenta de que podía haber sido engañada.

Miró fijamente al chico con frialdad. “¿De verdad viniste a buscar un gato?”.

El corazón de Harold tembló ante su mirada.

Él no era un chico al que le gustara mentir, pero si no lo hacía, no tendría una excusa adecuada para quedarse con la mujer.

Apretó los labios y se quedó en silencio.

Adina sabía que había acertado y le preguntó: “¿Cómo te llamas? ¿Dónde vives? Te llevaré a casa”.

De repente, Harold se sintió triste.

Había venido desde tan lejos y se había arriesgado tanto para verla, ¡pero ella quería llevarlo de vuelta antes de pasar siquiera media hora con él!

Estaba tan triste que las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. “¡No quiero volver!”.

Él miró fijamente a Adina, y la tristeza de sus ojos casi se convertía en lágrimas que estaban por brotar de sus ojos.

En un instante, Adina sentía como si alguien le hubiera agarrado el corazón, y su aliento se quedó atrapada en su garganta.

Ella tenía dos hijos propios. Su hijo era maduro y obediente, mientras que su hija era obediente pero poco sociable. Ninguno de los dos era llorón.

El número de veces que habían llorado en su vida no superaba las cinco.

Pero en ese momento, el hijo de otra persona estaba a punto de ponerse a llorar delante de ella.

Por alguna razón, su corazón dolía por él.

Adina dejó escapar un suspiro y se puso en cuclillas para hablarle en voz baja: “Si no quieres volver, puedes venir a mi casa por un tiempo. Pero tendrás que volver después. Si no, tus padres se preocuparán”.

Su voz era dulce y suave, como el algodón de azúcar, y toda la tristeza de Harold se disipó al instante.

Ya no podía controlar las emociones desenfrenadas de su corazón y se lanzó a los brazos de Adina.

Fue tomada por sorpresa, haciendo que ella casi cayera al suelo.

Cargó al niño y le susurró: “Aquí hay un parque infantil. ¿Por qué no jugamos allí un rato?”.

Sin embargo, cuando se dio la vuelta, escuchó de repente muchos pasos detrás de ella.

Antes de que pudiera asimilar lo que estaba pasando, estaba rodeada por más de diez guardaespaldas, todos vestidos de negro. Transmitían un aura aún más imponente que los guardaespaldas de la familia Daugherty.

Adina pensó que Dew había enviado a sus guardaespaldas para atraparla de nuevo, pero un momento después, vio a un hombre acercarse por detrás de los guardaespaldas.

Era Duke Winters.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Señora Winters Peleando Por Sus Hijos