La Señora Winters Peleando Por Sus Hijos romance Capítulo 20

Duke le dirigía a Dew una mirada fría y burlona.

Si a Dew le gustaran realmente los niños, no le habría importado casarse con ella por el bien de los gemelos.

Pero a menudo la veía mirar fijamente a Harold con una mirada fría y cruel.

Si el niño se veía obligado a pasar más tiempo con ella, probablemente acabaría siendo aún más terco y rebelde.

Duke no entendía por qué se había acostado con una mujer manipuladora como ella hace cinco años.

Ella había acudido a él un día después del nacimiento de los gemelos y le había dejado claro que quería convertirse en la Señora Winters a través de ellos.

Mientras tanto, él la había buscado durante ocho meses a causa de esa única noche.

Si hubiera sabido que ella era así, nunca habría entrado en la habitación aquella noche.

“Duke, soy la madre de Harold. Todo lo que hago es por su bien. No me importa nada más...”, le suplicó Dew. “¿No me darás la oportunidad de vivir junto a mi hijo?”.

“Contrataré un profesor privado para Harold, y no será conveniente que te quedes aquí. Haré que alguien te lleve de vuelta”, respondió Duke con frialdad.

Después de decir eso, se dio la vuelta y entró en la sala de estudio.

Dew era la única que quedaba en la enorme sala de estar.

Apretó los dientes y formó puños con sus manos, clavándose las uñas en las palmas de éstas.

Duke era demasiado frío. Ella trajo a los gemelos a la familia Winters, pero ¡¿así es como la trataba?!

Si no fuera porque realmente no tenía otra opción, nunca le habría rogado que la dejara quedarse con Harold…

Dew respiró hondo y llamó a George, quien se había ido al extranjero para aprender a dirigir la compañía.

Pero fue su secretaria quien contestó el teléfono: “Señorita Dew, el Joven Amo George está en una reunión y no puede contestar el teléfono. Por favor, llámelo dentro de cuatro horas”.

Dentro de cuatro horas sería de noche, así que ¡¿de qué serviría hablar con él entonces?!

Dew estaba tan furiosa que colgó la llamada.

Últimamente nada le salía bien. ¡Adina tenía que haber traído mala suerte con ella!

¡Había que matarla sin importar qué!

Adina regresó empapada a la familia Xavier.

Alden había estado esperando junto a la puerta y se levantó rápidamente. “Mami, ¿qué pasó? ¿Por qué estás mojada?”.

“Me caí accidentalmente en un estanque. No tienes que preocuparte”.

Adina acarició el cabello de su hijo y entonces entró en el baño.

Alden frunció el ceño cuando ella se fue.

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