La Señora Winters Peleando Por Sus Hijos romance Capítulo 4

Cuatro años después…

Un hombre muy bien vestido se abalanzó sobre Adina y la inmovilizó debajo de él.

Le arrancó la ropa y tocó cada centímetro de su piel, pero ella no tenía fuerzas para apartarlo.

Ella intentó ver su rostro, pero estaba oculto por la niebla y se veía borroso. Todo lo que pudo ver fueron un par de ojos.

La mirada del hombre era tan aguda como la de un halcón, y aunque estaban haciendo algo que solo las parejas deberían hacer, no había emociones en sus ojos.

Eso la asustó.

De repente, su corazón dio un vuelco y abrió los ojos.

“Mami, ¿tuviste una pesadilla?”, le preguntó una suave voz justo a su lado.

Fue en ese momento cuando Adina se dio cuenta de que se había quedado dormida en un avión y había soñado con la noche de su ceremonia de iniciación a la adultez.

Habían pasado cinco años desde que Dew Daugherty le tendiera una trampa en aquel entonces.

Era algo que había dejado atrás hace mucho tiempo, así que ¿por qué soñaba con ello?

Cuando Adina se encontró con los ojos claros de su hijo, sintió un poco de vergüenza. “Estoy bien. Solo estoy agotada por el largo vuelo”.

Alden le entregó un vaso de agua tibia. “Mami, te sentirás mejor cuando lo bebas”.

Entonces, colocó un suave cojín detrás de su espalda. “También te sentirás mejor si estás cómoda”.

El corazón de Adina se derritió ante sus cuidados y le besó la mejilla. “Alden, ustedes dos son mi mayor bendición en la vida”.

Luego miró a la niña que dormía plácidamente a su lado, y una sonrisa de satisfacción adornó su rostro.

Hace cuatro años, había arriesgado su vida para escapar del fuego y, al final, lo había conseguido.

Sus dos hijos habían nacido prematuros y estaban en peligro de muerte, así que en el hospital al que acudió le dijeron varias veces que debía prepararse para su muerte.

Alden tenía un cuerpo más fuerte, así que lograron salvarlo, pero los doctores desistieron de tratar a Melody.

Sin otra opción, Adina se llevó a sus hijos a otro país para que recibieran tratamiento.

Al final, Melody consiguió sobrevivir, pero…

Mientras Adina estaba sumida en sus pensamientos, la niña se despertó.

Ella tenía unos ojos hermosos. Eran oscuros y brillantes, como las uvas acuosas o las estrellas que colgaban en lo alto del cielo nocturno.

Pero si alguien los mirara de cerca, se daría cuenta de que la chica lucía desorientada.

Adina aplastó el arrepentimiento y la tristeza en su corazón antes de soltar una ligera risa y decir: “Estás despierta, Mel. ¿Quieres leche o agua?”.

No hubo respuesta.

La niña solo miraba fijamente las nubes que había fuera de la ventana. Su comportamiento era tan distante como siempre.

Adina frunció los labios.

El autismo de Melody estaba empeorando.

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