La Señora Winters Peleando Por Sus Hijos romance Capítulo 5

Los guardaespaldas llevaron a Harold a una habitación exclusiva.

Un hombre con una imponente presencia estaba sentado en un sofá.

Tenía puesto un traje negro y los miraba con ojos fríos y sombríos. Aunque estaba callado, su aire de superioridad era suficiente para que todos se sintieran inferiores.

Él dirigió su mirada a su hijo de cuatro años. “¿Acaso no te he dicho que no puedes salir sin permiso?”.

Harold enderezó la espalda de manera desafiante. “Solo salí a dar un paseo. ¿Ni siquiera puedo hacer eso?”.

“No”. La voz de Duke era fría, y quien se encontrara con su mirada, sentiría un escalofrío recorriendo su espalda.

Él se puso de pie y se acercó a Harold. “¿Tienes idea de cuánta gente está detrás de ti? ¿Sabes qué destino te puede deparar si sales solo?”.

“¡No!”. Harold giró la cabeza hacia un lado.

Recordó a la mujer que acababa de encontrarse.

Cuando tuviera su información, se escaparía de nuevo…

En ese momento, la mujer, quien también había estado sentada en el sofá, se puso de pie y se acercó. “No te enojes, Duke”.

Llevaba un ajustado vestido largo que la hacía lucir elegante y una fina capa de maquillaje que la hacía parecer llena de vida.

Ella se puso en cuclillas frente al niño. “Harold, tu padre solo está preocupado por ti, por eso está tan furioso. Deberías hacerle caso y dejar de salir a jugar solo, ¿de acuerdo?”.

“¡No! ¿Por qué debería escucharte?”.

Harold le apartó la mano. No le mostró ningún respeto.

La mujer que tenía delante no era otra que Dew Daugherty.

Ella retiró la mano con rigidez y, de repente, las lágrimas se deslizaron por su rostro. “Harold, soy tu madre. ¿Por qué te comportas así? Te di a luz después de llevarte conmigo durante ocho largos meses y sufrir grandes dolores. ¿Puedes dejar de hablarme así?”.

“¡Hmff!”. La cara de Harold estaba llena de desprecio.

Él aún era pequeño y no entendía lo que significaba para una mujer estar embarazada por ocho meses, pero sabía que no le agradaba Dew. Despreciaba absolutamente a esa mujer que se refería a sí misma como su madre.

“¡Harold Winters, discúlpate con tu madre!”.

Los ojos de Duke se tornaron fríos. Estaba a punto de estallar.

Los hijos de los Winters podían ser distantes, pero debían respetar a sus mayores.

Un hijo que no respetara a su propia madre sería expulsado de la familia.

“Olvídalo, Duke...”, dijo Dew con voz entrecortada. “Aunque soy su madre, no lo eduqué correctamente, así que es normal que no me reconozca como su madre. No lo asustes”.

Hizo una pausa antes de decir: “Duke, soy una persona desechable para los niños, ya que no estamos casados, así que no hay manera de que me respeten. Puede que reduzca mis visitas a la mansión de la familia Winters. De lo contrario, mi presencia podría tener un impacto negativo en ellos...”.

Ella se secó las lágrimas de forma lamentable.

Sabía cómo hacer que Duke se compadeciera de ella, por lo que puso su expresión más miserable.

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