La Verdadera Novia del CEO romance Capítulo 19

Doce años atrás…

Para Zoe, estar con su amigo era lo mejor que le podía pasar, en especial porque sus padres viajaban mucho por causa del trabajo. Para Daryl, era lo mismo, también pasaba mucho tiempo solo y nada de lo que hiciera lo hacía sentir mejor, excepto compartir sus días con Zoe.

Cuando Daryl se fue aquellos días con sus padres a la playa, Zoe se sintió muy sola, pero eso le ayudó a decidirse y decirle al chico lo que sentía por él. Aunque tenía cierto temor de ser rechazada, lo haría de todas maneras, porque quien no arriesga no cruza el río.

Pero, la sorpresa fue para ella, cuando Daryl le regaló aquella pulsera de caracolas, haciéndole una promesa de amor, a la que Zoe no dudó en responder de manera afirmativa, porque ella también lo quería.

En ese instante, en que van de camino al parque de diversiones, ella siente miles de mariposas en su estómago y ve todo de una manera distinta, como si el mundo tuviera más color. Durante el trayecto al lugar, Daryl no le suelta la mano ni un momento, acariciando sus nudillos y sonriéndole cada vez que se ven a los ojos.

Una vez allí, paga la entrada de ambos y comienzan a recorrer el lugar con una alegría extrema, subiendo a cada una de las atracciones que la estatura de Zoe les permite y eso es algo que le encanta, porque en ningún momento Daryl se queja por no poder subir a alguno de los juegos.

—¿Tienes sed? —le pregunta Daryl luego de bajarse de una montaña rusa sencilla y Zoe asiente—. Hagamos algo, tú quédate en la fila para entrar a la sala de los espejos y yo iré a comprar las sodas.

—No, por favor, no me dejes sola —le suplica con algo de temor.

—Tranquila, el puesto está allí, ¿lo ves? —le dice señalando unos metros más allá de donde está la fila—. Podrás verme en todo momento.

Con cierto recelo, Zoe termina aceptando que el chico vaya por las sodas, sin perderlo de vista ni un momento.

Puede verlo parado allí, esperando a que se las entreguen y luego, dirigirse a ella con esa sonrisa que le ilumina los días. Sin embargo, de pronto, un par de hombres se acercan a él, lo ve negarse y luego los hombres lo toman de los brazos.

—No… ¡Daryl! —grita ella y sin pensarlo dos veces, corre hacia él, para buscar la manera de salvarlo.

Los hombres alegan que es el hijo de su jefe y se ha escapado de la casa, como va bien vestido, la gente cree la historia de los hombres… el problema es que Daryl no los ha visto jamás.

Zoe llega junto a ellos, trata de quitar a uno de los hombres, pero este la empuja, haciendo que la chica caiga. Esto molesta a Daryl y le da un golpe en el estómago al tipo, se zafa del otro y consigue ver a Zoe.

—¿Estás bien?

—Sí…

Pero no pueden seguir hablando de nada más, a ella le aplican un líquido que la adormece y a Daryl lo amenazan con dejarla tirada en cualquier parte si no coopera. Sin pensarlo dos veces, obedece para que no la lastimen, si algo le pasara no se lo perdonaría jamás.

Los suben a un auto, les vendan los ojos y luego parten de allí, con rumbo a un lugar por completo desolado. Al llegar, los sientan en sillas viejas e incómodas, Zoe se despierta algo desorientada, pero con la expresión de odio en su rostro, una que Daryl jamás vio.

—Suéltenlo —demanda y el hombre se ríe.

—¿Y quién lo ordena? ¿La princesita inútil de los Amato? —ella se sorprende al oír el apellido de su familia y el hombre se vuelve a reír—. Lo sabemos todo de ustedes, como por ejemplo, que se escaparon de casa.

—Con mayor razón deberían dejarnos ir —pelea ella—. Si nos ponen un dedo encima, lo pagarán caro.

—Es brava, la pequeña, tiene más coraje que el muchachito… —el hombre se acerca a Daryl y se burla de él—. ¿Tu novia tiene que defenderte?

—No soy su novia… soy su prometida, tonto.

De repente, se acerca un hombre encapuchado y comienza a hablar con la voz distorsionada.

—Interesante, esto seguro a sus padres les agradaría, pero hay a quienes no nos conviene la unión de ambas familias… así que uno de los dos hoy debe morir.

Daryl abre los ojos, se mantuvo en silencio para analizar la situación y buscar la manera de sacar a Zoe de allí, al menos solo a ella. Pero ante la posibilidad de que les ocurra algo, prefiere ser él quien deba morir.

—Déjenla en libertad… —les dice con seriedad, tratando de parecer calmado, mientras Zoe niega con vehemencia—, me querían solo a mí, ¿no? Ella no tiene nada que ver en esto.

—El problema es que la chiquilla ya sabe demasiado —le dice el hombre encapuchado—, así que me temo que ella no podrá salir de aquí, porque el único que nos sirve aquí, eres tú.

Daryl ve con terror cómo el hombre la apunta con un arma y sin saber muy bien cómo, sale disparado de la silla y lo taclea, consiguiendo que las amarras se suelten y logra darle un golpe al hombre.

Zoe ve un teléfono en el suelo, pero como todos están ocupados de detener al chico que está descontrolado, ella se deja caer para tomarlo, lastimándose el brazo en el proceso, dejando un profundo corte.

Ninguno de los hombres puede controlar a Daryl, que pelea como puede para tratar de llegar al arma que salió disparada luego de lanzar al suelo al encapuchado, pero uno de los hombres, al ver que está llegando a esta, toma entre sus manos un palo de gruesa madera y lo golpea fuerte en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Le atan bien las manos y pies, dejándolo tirado en el piso, hasta que recuerdan a la chica.

Cuando se giran para verla, ven que se está desangrando producto de la herida en el brazo. El encapuchado se acerca a ella, recoge el arma en el proceso y le apunta a la cabeza.

—Puedes… puedes matarme… pero la policía ya viene para acá y no alcanzarás a escapar… —le muestra el teléfono y el hombre palidece—. Espero por tu bien… que sepas correr.

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