La Verdadera Novia del CEO romance Capítulo 3

Para Daryl Marchetti tener que ir a un evento, en donde lo más abundante sería la gente era la muerte misma. Odiaba tener contacto con las personas, odiaba tener que compartir con los demás tiempo de sociabilización, tener que fingir interesarse en una conversación con otra persona por las cosas que simplemente no interesaban, todo eso para él era pérdida de tiempo.

Según su padre, no siempre había sido así, que de niño era muy sociable y amable, pero eso ahora mismo no le importaba, simplemente porque no lo recordaba.

Desde que tenía memoria, siempre se rehusó a participar de esos eventos y ahora la situación que estaba viviendo le daba la razón.

Llega a la casa con aquella mirada que hace a todos perderse de su vista, corriendo como si fuesen a ser asesinados en un segundo, excepto por su padre, que lo acompaña hasta la habitación para seguir discutiendo el asunto de su matrimonio.

—Déjame, no quiero hablar con nadie —dice con un tono gélido, pero Osvaldo, su padre, no se va.

—Deja de huir a tu responsabilidad —le insiste el hombre—, debes aceptar que no queda más alternativa que casarte con esa chica, ¡los medios nos están destruyendo!

—¡Eso es lo que menos me importa! No puedo dejar de pensar en Anabet, ¡esto la destruirá a ella! ¡¿Puedes entenderlo?!—le dice lanzando el saco del traje a una silla con una rabia que no puede soportar.

—Dime lo que pasó, con exactitud… —intenta entender su padre, pero él no quiere hablar, ¿por qué le cuesta tanto entenderlo?

—¿Y para qué? Como sea, ya no me casaré con Anabet, todo por culpa de esa mujer —Daryl pasa las manos por su cabello con frustración, podría arrancárselo de la ira que siente y aun así sería inútil—. Pero no esto no se quedará así, ella va a pagármelas… —dice apretando los puños y dientes.

«Si ella me quitó la oportunidad de ser feliz con Anabet… entonces yo le quitaré la oportunidad de ser feliz a esa mujer.

—Hijo… no quiero que pienses así —Osvaldo trata de calmarlo, porque sabe que en el momento en que vea a aquella chica como una enemiga, no tendrá piedad hasta que no acabe con ella.

«Tampoco que sientas rencor por mi decisión. Solo me adelanté a lo que esa familia puede pedir, porque no es de cualquier origen, es nieta de uno de los hombres más importantes del país… al menos tomamos esa ventaja.

—¿Acaso no entiendes? Ella ya me alejó de lo que más me importaba, no me importa si ella es la hija del primer ministro, por su culpa perderé a Anabet.

—Pues Anabet tendrá que entender, algún día te perdonará.

—Dime, padre ¿qué mujer que se respeta en este mundo, aceptaría que su novio se case con su prima? —ante el silencio de Osvaldo, el joven sonríe—. Ella no me perdonará jamás, menos que fuera su prima.

—Pero… no fue tu culpa, esa chica se te metió a la cama, seguro te drogó, deberá entender.

—Eso ya lo descubriré, mientras le hago vivir el infierno que estoy viviendo yo ahora por su culpa.

Sin esperar a que su padre diga nada más, se encierra en el baño para tratar de quitarse el aroma de aquella muchacha. Una vez debajo de la ducha, los recuerdos de la noche anterior llegan a él y cierra los ojos, tratando de buscar algo más.

«La fiesta le parece inútil, pero allí está para acompañar a su… novia.

Se supone que la ama desde que eran niños, pero cada día que pasa, Anabet no hace sino mostrarle lo superficial que es, su falta de inteligencia, algo que no le agrada demasiado, pero eso es algo que puede soportar, después de todo es el amor de su infancia.

—Daryl, ¿me esperas un momento? Necesito hablar de algo con mi madre —le dice ella con esa sonrisa que parece más dibujada que auténtica.

—Claro, ve —ve a Anabet caminar hasta donde está su madre, quien parece ser más su hermana mayor de lo estirada que está. Sus ojos recorren el lugar con fastidio…

Y allí es donde la ve.

Lleva un vestido de color azul rey, con un escote combinado de cuello barco, que cubre el cuello bajo y sus hombros, hecho con un encaje fino que cubre a un corsé de escote corazón. La falda también tiene dos combinaciones, una recta que le deja caminar con libertad, y sobre esta una cola de tul que la rodea casi por completo.

Está completamente cubierta, solo se puede ver su cuello y sus brazos, pero aun así a Daryl le provoca una serie de sensaciones que nunca ninguna mujer le provocó… ni siquiera Anabet. Y eso lo deja por completo desconcertado, porque no se supone que sea así.

Va peinada con sencillez, su maquillaje es solo un poco de sombra y delineador de ojos, porque es obvio que no necesita más que eso, sin embargo, ha sido capaz de hipnotizar a muchos de los presentes allí por su sencillez.

Entre ellos a él.

Uno de los camareros se acerca a él con una bandeja y le ofrece una copa de champán, se la bebe de una vez sin pensarlo dos veces y deja la copa vacía allí mismo, camina hacia el pasillo que da hacia los ascensores de servicio para respirar un poco y se apoya en la pared mirando al techo.

Eso no está bien, mirar a otra mujer mientras espera a que su novia llegue con él, pero aquella mujer desconocida le ha hecho saltar el corazón de una manera que no puede explicar. Cuando Anabet le dijo que ella era la chica de su juventud, a quien había olvidado, sintió algo… pero ahora sentía todo.

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