Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 15

El resto de la tarde la paso ignorándolo deliberadamente. Será mi jefe y todo lo que él quiera, pero debería contener sus impulsos delante mía. Tiene una casa enorme para llevarse a todas las mujeres que quiera y que yo no tenga que verlo.

Justo cuando el reloj marca la hora de marcharme, ya estoy con la chaqueta y el bolso en la mano. Dispuesta a salir corriendo con tal de no ver a Ian.

En el hotel preparo la maleta con algunos conjuntos deportivos para la escapada obligatoria que ha preparado la empresa, aunque eso de que es obligatorio no lo tengo muy claro.

Mientras tiro la ropa de malas maneras dentro de la maleta, mi mente divaga entre Ian y la muchacha que ha ido hoy. No la conozco de nada pero me cae muy mal, esto solo pueden ser celos.

Con Toni no tenía este tipo de problemas, jamás sentí celos o desconfianza con él. Tampoco me dio motivos nunca. Se pasaba el día en la casa jugando a vídeo juegos o con los amigos en el bar de la esquina tirando unos dardos.

Suena el despertador a las seis. Me siento tentada a apagarlo y seguir durmiendo, no ha salido ni el sol. ¿Tanto les habría supuesto quedar a las diez de la mañana en lugar de las siete?

Una gran casa de piedra se alza frente a mi. Es impresionante, totalmente rodeada de bosque, solo hay árboles por todos lados. Un pequeño claro rodea la edificación, al más puro estilo rústico. Las enredaderas ascienden por toda la fachada, la puertas de madera maciza sin pulir. Nada desentona aquí, parece formar parte del propio bosque.

Comienzan a llegar coches. De uno de ellos se bajan tres compañeras. Ana, Carmen y Leti. Camino hasta ellas para dejar de estar marginada, mirando hacia todas partes sin saber a donde dirigirme.

-Hola chicas ¿Cómo os ha ido el camino?

-Llego a saber que Ana se marea y no viene con nosotras.-dice enfadada Leti mirando con cara de asco el coche.

No quiero preguntar que ha ocurrido, puedo imaginármelo. Solo puedo sonreír a Ana con cara de lo siento mucho. La pobre tiene la cara surcada de pequeñas gotas de sudor y un tono amarillento que no le sienta nada bien.

Pocos minutos después la explanada de tierra se convierte en un improvisado parking lleno de coches.

Llega Oscar, uno de los jefes e Ian detrás de él. Hago como que no lo he visto aunque lo primero que hace al bajarse del coche es pasear su mirada entre todos los rostros hasta llegar al mío. Es la primera vez que lo veo vestido de sport y le queda tan bien como el mejor de los trajes.

-No te quita el ojo.-susurra Carmen.

¿Es qué todo el mundo está tan pendiente como yo? No puedo comprender porque llama tanto la atención.

-El típico tío que te echa un polvo y adiós muy buenas.- escupe Leti.

Sospecho que ella es una de las muchas chicas que están dolidas con Ian. Para algunas habrá significado un rollo, pero estoy segura que un buen número de ellas se han enamorado de él. Odio pertenecer a ese grupo.

-Pues en la fiesta de Justin no le quitaba el ojo a Emma y seguro que ya os habíais acostado.- fantasea Carmen en voz alta.- fue tan romántico veros salir abrazados.- coloca las manos sobre su pecho.

-Nosotros no tenemos nada.- aclaro para que no haya malos entendidos ni rumores por la oficina.

- Pues claro que no.-escupe Leti echando a andar hacia la casa.

-No le hagas caso, solo está celosa.

Claro que esta celosa. Puedo comprenderla mejor de lo que piensa. Yo misma pasé ayer por eso. A él, lo odias por quererlo y a ella, la odias por quitártelo. Es fácil.

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