Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 26

Ian

Ocho años antes

Delante del altar, esperándola, surgen todos los miedos y las dudas que no has tenido en todos los años de relación. Y si se ha arrepentido, y si ha decidido que no soy suficiente para ella, y si no está preparada para casarse... tantos y si que conforme pasan los minutos, temo que no aparezca.

Corto la linea de pensamientos en cuanto la música comienza a sonar y la familia y amigos se vuelven hacia atrás para ver como se abren las puertas de la iglesia. Ahí está ella, el diamante más bello, la mujer de mi vida. Sarah.

Camina despacio hacia mí con la gracia y delicadeza que la caracteriza, al ritmo de la música. Clava sus ojos en los míos mientras se acerca, la emoción me controla, el amor que siento hacia esta mujer es infinito. No me imagino una vida sin ella, lo supe desde el mismo momento que la vi.

-Estás preciosa mi vida - susurro en su oído cuando llega a mi lado.

Cuando el cura dice la última frase y se convierte en mi mujer, puedo sentir como el pecho lucha para salirse de la alegría.

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He intentado por todos los medios que Sarah tuviera la boda que siempre había soñado y creo que lo he conseguido. Desde nuestros asientos disfruto de la fiesta. Todos ríen y comen, charlan y bromean.

-¿Te gusta como ha quedado todo? - pregunto a Sarah.

-Me encanta cariño, es increíble... es justo como quería.

Sujeto su mano para invitarla a bailar, pero no puedo evitar que la vista se clave en el anillo que lleva en su dedo. Es mi mujer, ahora es mía para siempre.

- ¿Me concede este baile? - me levanto y hago una reverencia a lo que ella contesta con una sonrisa tímida.

-Por supuesto.

Nos escondemos entre las demás parejas. Es un baile lento, íntimo, para amantes. Acaricio su cintura sintiéndome el hombre más afortunado de la tierra por haber podido encontrar a una mujer como ella.

-¿Cuándo le toca al padrino?- mi hermano tiende la mano para que Sarah la acepte.

-Te presto un baile con mi mujer, Will. Os estoy observando - bromeo alejándome.

-No seas tonto, cariño. - suelta Sarah riendo.

Aprovecho para acercarme a los invitados y charlar con ellos. Encuentro a mis padres enfrascados en una conversación con los padres de Sarah.

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Nuestras primeras navidades como marido y mujer tienen que ser especiales. Contrato un decorador para que adorne la casa como a ella le guste. Verla feliz me hace feliz a mi.

Invitamos a toda la familia para que cene con nosotros, queremos contarles que hemos decidido ir en busca de un bebé. Ya puedo imaginarnos, Sarah en una mecedora blanca con una pequeña niñita entre sus brazos y yo sentado a su lado, admirando el parecido que tienen las dos. De mayor será un bellezón rubio como su madre.

Abrimos botellas de champan para celebrar nuestra decisión y que con un poco de suerte, dentro de poco tiempo seremos uno más en la familia

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