Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 27

Las horas no han podido pasar más lentas. Leti, desde el rencor de lo que ocurrió ayer se ha confabulado con un par de víboras más, que por supuesto se han acostado con Ian y están celosas hasta la médula. Su nuevo entretenimiento es lanzarme miradas envenenadas y algún que otro " guarra" en voz baja cuando paso por su lado.

He llegado a la conclusión que lo mejor que puedo hacer es empezar a buscar un nuevo trabajo. Salir de ese círculo que lo único que puede conseguir es fastidiar lo que tenemos Ian y yo y por nada del mundo quiero que eso pase.

Cada vez que me cruzo con alguna e estas mujeres,me recuerda que han estado en la cama con él. No entiendo porque se ha comportado así, algún motivo tiene que haber. En cuanto tenga ocasión le voy a preguntar, quiero poder comprenderle.

-Tengo que ir a Vancouver, estaré fuera un par de días - explica Ian apilando un montón de papeles.

-¿Por qué?

-Por el desarrollo de un software que no está saliendo como esperábamos. Tengo que revisar los servidores por un fallo de seguridad.

-Vaya, espero que podáis solucionarlo.

Odio que tenga que salir de viaje, pero su trabajo es así. Normalmente un par de veces al mes tiene que viajar para controlar las relaciones con las demás empresas y comprobar que se van cumpliendo los plazos marcados.

-Seguro que si.

Como si fuera la cosa más natural del mundo se acerca hasta mi para dejar un dulce beso en mis labios. ¿Cuánto tiempo puede un hombre volverte loca de deseo por él?

Camina hacia la puerta para subir hasta la última planta y montarse en el helicóptero. Corro tras él

-¡Ian, espera!

-Dime.

-¿Puedes... puedes avisarme cuando hayas llegado? No me gustan nada esos trastos - miro hacia el techo visualizando el helicóptero.

-¿Preocupada señorita Connor?

-¿Por ti? Siempre - le abrazo pegando la cabeza sobre su pecho. Me calma escuchar su latido.

-No te preocupes. Te llamaré en cuanto tomemos tierra - pasea la mano por mi pelo cariñosamente.

Veo como se aleja y por primera vez, temo que pueda pasarle algo y no volver a verlo. Se me va a hacer muy larga la espera hasta que reciba su llamada pero así es su trabajo.

Salgo del edificio en busca de Max, que como siempre, me espera como un clavo a la misma hora.

-Hola Max ¿Qué tal tu día?

-Entretenido, como siempre.

Cuando está Ian delante se comporta de un modo más frío y profesional, igual que Dorotea. Cuando estamos a solas somos como dos amigas, pero para mi es la madre no tengo, a la que pido ayuda y consejo. Llego a casa cuando Dorotea está recogiendo sus cosas para irse. Tendría que haber llamado a Helena para que se quedara a dormir conmigo.

Me despierta la musiquilla del móvil.

-¿Si?

-Ya he llegado ¿Estabas dormida?

- Teniendo en cuenta que son las tres de la mañana y que no tenía mejor plan señor Garret, estoy durmiendo.

-¿Molesto, señorita Connor?

-Nunca. Siempre estoy dispuesta a atender sus peticiones - siento como el calor de su voz me embriaga a la vez que aleja de mi cada vez más el sopor del sueño y un leve rubor se aloja en mis mejillas.

-Ojala pudiera estar ahí para que vieras en persona lo que se deseo - dice con voz seductora - descansa pequeña, mañana te llamo.

Dejo el teléfono en la mesita de noche y me hago un ovillo en la cama, sin Ian en ella se me antoja demasiado grande para mi sola.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret