Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 33

Antes de entrar dentro del imponente edificio me paro en la entrada, respiro hondo para calmar los nervios y adelanto un pie armándome de valor. Nunca es fácil llegar a un sitio nuevo.

En recepción una simpática chica me indica donde tengo que ir y me entrega una placa con mi nombre y un código de barras que debo pasar todos los días por los escáneres. Pues si que tiene seguridad este sitio.

Cuando llego a mi planta me recibe una mujer mayor con unas gafas escandalosamente gruesas.

-Tu debes de ser Emma Connor.

-Si, soy yo.

Tiene una aire de superioridad profesional que con total seguridad se debe a sus muchos años de experiencia. Me dejo guiar por ella a través del pasillo hasta que se para delante de una puerta donde está escrito mi nombre. No puedo creérmelo, voy a tener mi propio despacho.

-Aquí trabajarás. Yo estoy en la puerta de al lado, para cualquier cosa que necesites.

-Muchas gracias.

-Ahora vendrán con todo el papeleo del que te tienes que encargar. - explica colocándose las gafas - al principio es algo engorroso pero ya verás como te acostumbras.

-Eso espero - se me escapa una risa nerviosa de la que me arrepiento al instante. Quiero parecer profesional no una niña en su primer día de colegio.

Con todos los nervios se me ha olvidado preguntarle como se llama, aunque deduzco que tiene que ser algo parecido a mi jefa. Tal y como ella me dijo, en cuestión de quince minutos aparece un muchacho con un carrito lleno hasta los topes de papeles y carpetas. Solo espero no tener que leerme eso porque podría llevarme una vida.

- ¡Hola! ¿Eres Emma?

-Esa soy yo - río mirando de reojo el carrito.

-Estupendo. Estas son las cuentas de este trimestre. Tenemos que organizarlas y cuadrarlas con los recibos.

Es peor de lo que me imaginaba. No tengo que leer todos esos papeles. Son cuentas que tengo que comprobar. Me acerco hasta el montón donde descubro una servilleta con un listado de gastos.

- Creo que esto no sirve - Meneo la servilleta en el aire.

-Algo podremos hacer, no te preocupes. Por cierto, mi nombre es Peter.

Después de todo el día liada con cuentas y haciendo alguna que otra trampa para poder meter gastos a la empresa que no son gastos de empresa, cosa que me parece fatal pero siendo nueva no puedo ponerme exquisita, no hemos terminado ni la mitad de lo que ha traído Peter.

Este despacho lo comparto con él y aunque me gustaría estar un poco a mi aire se ve que es buena persona. Vive con su madre enferma para cuidarla, tiene dos hermanas que se fueron a vivir a no se donde y le gusta el fútbol. Habla más que una cotorra.

A las dos en punto me levanto de la silla para irme, creo que es lo mejor de este trabajo, salir tan pronto.

-A ver si mañana nos da tiempo a terminar.

-Hay muchos carros como este, Emma - ríe al ver mi expresión - nosotros nunca terminamos.

-Bueno... mejor mucho trabajo que sin trabajo ¿no?

-Exacto - chasquea la lengua mientras se levanta también.

Al salir por la puerta, justo en frente, está Ian esperándome con cara de pocos amigos. Camino hasta él con una seguridad renovada. Todavía no se me ha olvidado que ayer la lió y que nos queda una conversación pendiente.

-¿Cómo te ha ido el día? - pregunta completamente serio.

-Entre papeles ¿Qué tal estás?

-Avergonzado - admite cambiando la expresión.

Me acerco hasta él para dejar un beso en la comisura de sus labios. Lo de anoche fue simplemente surrealista, pero en el fondo me gusta que no sea el hombre perfecto que creía que era.

-A ver como lo compensas.

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