Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 36

Ian

Al día siguiente llego a casa tal y como prometí. No veo a Emma por ningún lado, puede que haya ido a comprar algo o a dar una vuelta.

Voy hacia la habitación para ponerme una ropa más cómoda y cuando abro el armario descubro que no hay absolutamente nada de ella. Su maleta tampoco está.

Miro por cada rincón de la casa en busca de algo, una nota, una carta, lo que sea, pero lo único que encuentro es el juego de llaves de la casa y las del coche. Ha tomado su decisión.

Los siguientes días los paso maldiciéndome por haberla obligado a tomar esa decisión ¿Por qué no podía simplemente confiar en ella? echo de menos su compañía, su escandalosa risa, todo.

El segundo día no pude soportarlo más y como si fuera un delincuente conduje hasta su casa, aparque el coche una calle más abajo para que no lo viera y esperé, esperé hasta que apareció. Casi hubiera preferido que esa imagen de ella no se grabara en mi memoria. Desde donde yo estaba, podía ver las ojeras que surcaban su cara, caminaba con la cabeza gacha, mirando hacia el suelo y yo era el único responsable de que ella se sintiera así.

Volví a mi oficina aunque lo que realmente me apetecía era correr hasta ella y abrazarla, quitarle el sufrimiento que había provocado, pero no lo hice porque soy un cobarde.

- Me han dicho que Emma y tu ya no estáis juntos - una sonrisa de placer asoma en la comisura de los labios de Leticia y aunque antes no me caía ni bien ni mal,ahora me repugna - he pensado que podríamos vernos esta noche.

- Ni esta noche ni ninguna otra ¿te queda claro? vuelve a tu trabajo que para eso te pago.

No soy un hombre que se deje llevar por las emociones pero uno de los motivos por el que Emma terminó trabajando en la empresa de Willian era Leticia, así que para mi, tiene su parte de culpa.

Durante el tercer día sin ella, su ausencia envuelve toda la casa. Ni Max ni Dorotea preguntan por ella, pero sus miradas delatan lo que sienten, tristeza.

Preparo una pequeña caja y meto dentro las llaves del coche, lo compré para ella y aunque no estemos juntos, es suyo.

Al cuarto día ya no puedo más, estoy totalmente desesperado. He sido un estúpido, tengo que arreglar esto como sea. Tenía la esperanza de que cuando viera la llave... viniera a mi pero ahora me doy cuenta de que he estado equivocado todo el tiempo. Ha sido mi culpa y yo tengo que arreglarlo, solo espero que me perdone y vuelva conmigo. Ella le da luz a mis días y estrellas a mis noches, por ella late mi corazón, por ella y solo por ella volveré a confiar.

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