Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 96

Vuelven a leerlo de nuevo para comprobar que estoy de acuerdo con el documento que acaban de rehacer.

- Mi cliente no le deja nada, pero tiene libertad para darle a su hija absolutamente todo lo que quiera -asiento con la cabeza, conforme con lo que estoy escuchando - de igual modo y hasta que la hija de ambos cumpla la mayoría de edad, podrá disfrutar de los regalos que el señor Ian Garret decida hacer.

Me tienden el papel para que lo lea. Los abogados tienen una actitud más tranquila y menos agresiva. Seguro que están contentos, para ellos esto es una victoria.

Dejan un bolígrafo a mi lado. Respiro hondo antes de cogerlo. Si esto es lo mejor ¿Por qué es lo último que quiero hacer?

- Tiene que firmar aquí - uno de los abogados coloca un dedo justo donde tengo que firmar.

Coloco la punta. Solo tengo que ir arrastrándolo hasta que ponga Emma. Antes de escribir mi nombre levanto la mirada hacia Ian. Tiene la cabeza gacha, no aparta los ojos de la mesa.

Carraspeo y respiro un par de veces profundamente. Puedo notar el calor que sube por mi cuello. Todo mi cuerpo me pide a gritos que no lo haga, estoy segura de que por eso me encuentro tan mal.

- Podéis traerme un vaso de agua, por favor - pido cogiendo el papel y convirtiéndolo en un abanico improvisado.

- Por supuesto. Puede firmar mientras tanto.

Vuelvo a mirar a Ian ignorando a esos tres abogados que tienen una chapa metálica donde deberían tener un corazón. Me observa fijamente con tal intensidad que tengo que apartar la mirada al instante.

- Salgan un momento - pide Ian levantándose de la silla.

- Señor Garret, entiendo que es un momento complicado, pero mientras antes firme, antes terminará todo.

Otro dolor en el estómago me obliga a apretar los dientes. Parece que a todos les dan igual los sentimientos de sus clientes o sus necesidades. Ian debería cambiar de abogados.

Aparta la silla hacia un lado y camina tranquilamente hacia el abogado que acaba de hablarle. En cuanto llega hasta él, lo agarra por la nuca.

- ¿Ve esa mujer que está ahí? - Me señala con la mano que le queda libre - de momento sigue siendo mi esposa y os ha pedido un puto vaso de agua. Ahora fuera, los tres.

La pose tranquila que ha mantenido durante la reunión era una pantomima. Está tan nervioso y desquiciado como yo.

Nos quedamos donde estamos hasta que estamos solos. Me ha ayudado a tener algo de tiempo... una vez más Ian se preocupa por mí.

- No me encuentro muy bien - admito mirándome el estómago.

Se acerca hasta donde estoy. Cuando solo nos separan unos centímetros se agacha y sujeta mis manos.

- Emma... no quieres firmar esos papeles y yo tampoco quiero que los firmes así que dime ¿Por qué seguimos aquí?

Al principio estaba enfadada. El tiempo fue pasando y los anónimos terminaron, ni uno desde que nos separamos. Nadie ha vuelto a entrar en su casa para destrozarla ni en la casa de su madre... Toni y Sarah es esto lo que quieren y si tengo que perder al amor de mi vida lo voy a hacer.

Vuelvo a recordar todo lo que pasó con Piterson, por mi culpa. No lo voy a poner en peligro otra vez.

Coloco el papel sobre la mesa. Tengo firmarlo. Si esto es lo que tengo que hacer para que esté a salvo... no hay otra salida.

Ian lo coge por una de las esquinas y lo arrastra hasta separarlo de mí.

- ¿Por qué? Creo que merezco una explicación.

Rompo a llorar sin poder contenerme. Cuatro meses de sufrimiento se dejan ver ahora en cascada.

- Ian... nadie nos molesta ni nos persigue - quito las lágrimas una y otra vez, pero no dejan de brotar - ¿Crees que Toni va a dejarlo pasar? ¿O Sarah?

Lentamente se levanta con la furia reflejada en la cara. Por un momento temo que me odie... que me tire los papeles a la cara y me diga que no valgo la pena.

- Nadie va a decidir por nosotros - coge el papel de la mesa y lo rompe en un montón de pequeños trocitos.

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