Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 98

Ian todavía no ha vuelto, sigue buscando a mi niña, lo que no sabe es que no la va a encontrar. Sarah sabe bien lo que hace y lleva demasiado tiempo preparándolo y perfeccionándolo.

- Vas a buscar a tu maridito - comienza a decirme lo que tengo que hacer - le vas a culpar de todo y le vas a decir que te arrepientes de haber vuelto con él - su risa cantarina suena de fondo - lo vas a destrozar. Recuerda que estaré observando así que hazlo bien, princesa.

Destrozarle el corazón a Ian. Puedo decirle cosas horribles que le provoquen pesadillas, pero es por su hija. Tengo que recuperarla como sea.

- ¿Qué más quieres? - no me lo pondría tan fácil una enferma como ella.

- Chica lista. Te voy a mandar una dirección en un mensaje. Vas a ir completamente sola ¿Está claro?

Ian entra por la puerta como alma que lleva el diablo. Se pasa las manos por el pelo una y otra vez. Todo el pasillo se ha llenado de personal buscando a mi niña.

- Está claro.

Cuelgo nada más contestar. Durante un instante me quedo pasmada mirando la pantalla. Si quiere que vaya a ese sitio sola... no voy a ver crecer a mi niña, no reconocerá mi cara, no estaré cuando el día de la madre hagan dibujos en el colegio. Estoy totalmente segura y por extraño que parezca estoy tranquila.

¿Qué hay más importante que dar la vida por un hijo? Si tengo que elegir una manera de sufrir, que sea esta.

- Emma ¡Reacciona joder! - Ian me zarandea.

Como no había otro momento menos oportuno, su familia vuelve a venir de visita. Es una suerte que su madre tenga cita con el cardiólogo y se vaya a retrasar un poco.

- Menudas ojeras - Will y sus bromas.

- Esto es por tu culpa - si quiere testigos de todo lo que voy a decir, los va a tener.

Ian me suelta y arruga las ceja.

- ¿Qué estás diciendo?

Me levanto de la cama. Tengo que apoyar las manos en la pared para no caerme al suelo. Todo me da vueltas y lo único en lo que puedo pensar es en hacer lo que tengo que hacer.

- Chicos ¿Qué pasa?

-Nada Will, solo que la ex mujer loca de Ian se ha llevado a mi hija - le pongo a la voz todo el asco que puedo aunque mi corazón llora por el daño que le voy a hacer.

-Emma... - Ian no comprende lo que está pasando. Ha dado un par de pasos hacia atrás y me mira con la súplica reflejada en la cara.

- Ya es tarde para Emma. Debería hacer firmado los dichosos papeles del divorcio, no mereces la pena - Aprieto los dientes pidiendo al cielo no romper a llorar ahora - no quiero volver a verte jamás ¿Me entiendes? Te odio.

No espero a que responda. Necesito salir de ahí lo antes posible. Dejar de escuchar como le he roto el corazón, como todos los Garret me observan sin atreverse decir nada.

Antes de irme, cojo el teléfono que dejé sobre la cama. Le lanzo una última mirada, el dolor que veo en su cara me perseguirá siempre.

En cuanto mis pies tocan la calle me siento como si llevara horas caminando. Tengo la respiración acelerada y el pulso descontrolado. Aun estoy débil y mi cuerpo lo sabe.

Justo frente al hospital hay una parada de Taxis. Camino hasta ellos. Me siento detrás sin importarme el dolor que siento.

- ¿A dónde?

Abro el mensaje con la dirección y se la enseño al taxista.

Soy incapaz de pensar. Mi mente está totalmente en blanco. Solo miro por la ventanilla admirándolo todo. Los árboles que comienzan a florecer, una pareja en un banco comiéndose un helado. Todo lo que para mí se ha terminado.

Tardamos casi cuarenta minutos en llegar. Mi móvil no ha parado de sonar. Tengo un total de  diecisiete llamadas de Ian, no quiero ni imaginar por lo que está pasando, pero al final estará bien, lo sé.

- Ya hemos llegado - informa el conductor -son ciento treinta y siete dólares.

Como si es un millón, no llevo ni uno encima. Ahora que me he mirado buscando el dinero, todavía llevo el camisón del hospital.

- No tengo dinero... pero, creo que tengo algo mejor.

Saco el anillo que me regalo el día que nos casamos y después de darle un beso, se lo tiendo al hombre.

- Esto vale mucho más dinero, no puedo aceptarlo.

- Vale mucho más, es cierto, pero espero que lo compense haciéndome un favor.

La idea que he tenido es una locura. Todo lo que estoy haciendo lo es, así que ¿qué más da una más?

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