Más que un trato romance Capítulo 13

•William•

Llega la hora de salir a comer, estoy un poco nervioso con la situación, por lo menos Samantha está en un lugar donde la ayudarán con sus problemas y con Isabela, sólo espero le guste ahora como le pido que sea mi novia, bajo al piso de Jona quien al parecer decidió no venir a trabajar aquí, salió con un comprador fuera de la ciudad y avisó casi a medio día, Isabela debe de estar aburrida al abrirse las puertas la veo dejando todo limpio el escritorio y toma su bolsa de mano y mi tia sophi la lleno de diamantes como me dijo aunque discretos y justos para el atuendo.

- ¿Lista? -pregunto y la hago saltar al tomarla por sorpresa.

- Me asustaste, y si ya estoy lista.

Camina y yo pongo la mano en su espalda pues temia hacerle daño en las manos, en el elevador marco el piso del sótano.

- ¿A donde iremos?

- Es una sorpresa, sólo espero te guste.

No dice nada sólo de nuevo se queda en silencio y me mira- tu mano quedaría mejor en mi hombro que en mi espalda.

- Me estás diciendo ¿cómo debo tocarte?

- Sí, la verdad me siento como si estuviera con ni hermano o mi padre guiandome con la mano en la espalda -si que es directa está mujer y se toma muy en serio su papel de novia, al salir de elevador colocó mi mano en su hombro, John abre la puerta y yo le doy la mano para que suba, como cada que estamos en el auto se aleja lo más que puede y se pone a ver por la ventana, el silencio es como si estuviera sólo en la jeep por lo que tomo uba llamada de trabajo la cual es corta.

- ¿Qué pasó con Samantha? -se nota la curiosidad que tiene por saber lo sucedido.

- Dejo de trabajar para nosotros, hay cámaras de seguridad y claro que ayer vi la grabación de lo sucedido -veo que sonríe y enseguida desaparece como si nunca hubiera sonreído.

- Sólo eso ¿verdad? -su curiosidad es rara.

- Por lo legal si -frunce el ceño- no me malinterpretes no hice nada fuera de lo legal, ella ahora está en tratamiento psicológico -en realidad es psiquiátrico pero es mejor que piense eso.

- Realmente lo necesita, espero que le ayude -si qué es extraña está mujer, supongo que tiene buen corazón.

- Y ¿te aburriste mucho sin Jona? -le preguntó cambiando de tema.

- Sí y no, me puso en aprietos para cambiar sus citas a última hora, pero la primera hora casi se me cierran los ojos solos, sin nada que hacer -dice apenada y yo sonrió de sólo imaginarla aunque después puedo ver la grabación- ¿no quiere verme a la cara verdad?

Doy un suspiro- se siente culpable, porqué en la familia, vivimos una situación dónde una de las mujeres fue golpeada tan brutalmente que casi muere -aprieto mi mano con fuerza, el sólo recordad a mi pobre hermana en una cama casi irreconocible por los golpes me llena de rabia y se escucha un suspiro de sorpresa por parte de Isabela.

- Es por eso ¿qué estabas tan enojado?

- Sí -digo tratando de sonar calmado pero se siente un ambiente pesado, dónde está nerviosa volteó a verla y sólo me mira- ¿qué tienes?

- Es que, soy torpe aveces y me quemo con el horno, pondrás la misma cara ¿cuándo me pase?

- Eso no es causado por otra persona y es parte del oficio es como pedirle a un chef que no le salte aceite.

Da un suspiro de alivio- menos mal, tu me intimidas cuando te enojas.

- Eso lo supe desde el primer día, aún así tú lado peleonero sale, me gusta que sea así.

Alarga la letra m y el auto se detiene por fin llegamos a nuestro destino, aunque es un restaurante de los más lujosos tiene decoraciones clásicas y es perfecto para una cita, bajo y le extiendo la mano y ella la toma y caminamos justo como antes mi mano en su hombro.

- Buenas tardes -dice el capitán de los meseros.

- Buenas tardes tengo reservación a nombre de William Strelnikov.

- Los estábamos esperando señor Strelnikov y acompañante.

- Novia, es mi novia no se le olvide.

- Una disculpa a la señorita.

Isabela sólo le sonríe por buenos modales, y comenzamos mal por culpa de este tipo, nos guía a nuestra mesa y sacó la silla para que se siente y después lo hago yo, nos dejan el menú.

- ¿Qué vas a pedir Isabela?

- No lo sé, no entiendo el menú y lo único que reconozco es el ratatouil y eso no me va a llenar.

Sonrió divertido porque se que Isabela no cuida lo que come y come bastante- ¿quieres que ordene por ti?

- Por favor.

- Necesito saber que comida te gusta supongo que los mariscos te gustan.

- No, el pescado sí, frito pero no demasiado o al vapor con verduras, tampoco me gusta empanizado.

- Ok ¿te gusta el conejo?

- Son muy lindos a quien no

Me río un poco- hablaba de la carne.

- ¡Ah! Si una vez probé en casa de una amigo así que, sí.

- Entonces con las carnes blancas y rojas no tienes problemas en comer.

- No, una vez comi sapo -me le quedó viendo extraño al no entender a lo que se refería- creo que son las ancas de rana, es grotesco como se mueve la carne cuando le pones sal y la guisas pero sabe bien -dice pensativa y luego me mira- no es que me gusten los grillos y esas cosas raras.

- ¿pero si comerías pichón?

- Sí ¿porqué no?

Una extraña plática de comida supongo que debe de ser normal al conocer a fondo a una pareja- verduras ¿Qué no comerias?

- Apio y la calabaza en caldo, no se porque pero en algún otro platillo si, y a ti ¿qué no te gusta?

- ¿Qué no me gusta? Buena pregunta, no lo sé supongo que sólo los platillos exóticos -si no tengo quejas para la comida.

- Interesante.

El mesero llega y le pido los platillos para ambos, seguimos la platica de la comida por unos minutos, resumen: no le gustan los mariscos pero si come pescado atún y si comería langosta y ha probado cangrejo de río por lo cual también le gusta, fruta papaya queda descartada al igual que la toronja, si se atrevería a probar frutas que no conoce y su favorita el chabacano junto con el aguacate, en cuanto a las carnes come de todas las no exóticas igual que yo, no le gusta el barbiquiu ni el Apio, toda la comida hablamos básicamente de comida, pido el postre pudin para Isabela y helado para mi, la veo comer con delicadeza el pudin y después mira mi postre.

- ¿es helado?

- Sí.

- ¿Puedo probarlo? -pregunta un poco timida, tomo un poco con la cuchara llevando también un trozo de chocolate que lo había cubierto.

- Acercate un poco -duda un poco pero al final se acerca, abre la boca cuando acerco la cuchara y escucho un gemido apenas perceptible.

- Mmmh delicioso, la próxima vez me pides uno a mi.

Sonrió y continuamos comiendo el postre y acundo retiran los platos tomo su mano, llegó la hora - ¿Isabela?

- ¿Si?

Mi garganta se seca pensé sería más fácil decirlo pero no lo es- ¿quicieras ser mi novia?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Más que un trato