Matrimonio de primera romance Capítulo 120

Como decía el refrán, si uno no tenía cuidado con las pequeñas cosas, al final de todo le caería una grande por eso.

Sobretodo una empresa como el Grupo Jimenez que había tenido muchas noticias negativas.

Yadira tenía un presentimiento de que el Grupo Jimenez no había superado su crisis, y solo había dado comienzo al desastre.

No importaba cuánta inversión y cooperación se pudiera obtener, si al final ningún consumidor estaba dispuesto a pagar el producto que se había puesto en el mercado, todo era esfuerzo en vano.

En esa era donde la información en Internet se desarrollaba de manera tan veloz, no se podía subestimar la influencia de la difusión de informaciones en Internet.

Una vez que el Grupo Jimenez quisiera hacer alguna campaña en grande, habrá alguien que sacará las noticias negativas que el Grupo Jimenez había tenido antes, y luego la gente boicotearán juntos a la empresa.

Con un mercado tan grande y tantos competidores, los consumidores tenían demasiadas opciones para elegir, el Grupo Jimenez no era nada para ellos.

Después de darse cuenta del propósito de Delfino, Yadira sintió cada vez más miedo.

Al parecer, Delfino ayudó al Grupo Jimenez, pero su verdadero propósito era acabar con el Grupo Jimenez del todo.

...

Tan pronto como el automóvil se detuvo en la puerta de la villa, Yadira rápidamente abrió la puerta y se bajó.

Ya estaban en pleno invierno, y el clima se volvía cada día más frío.

Sopló un viento frío y Yadira se estremeció, su rostro se puso más pálido.

Entró al salón, pero no se encontró con Delfino.

El guardaespaldas del costado se acercó y dijo, -Señora, el señor está en el estudio.-

Yadira escuchó eso y fue directamente al estudio de Delfino.

Parecía que acababa de regresar. No le había dado tiempo de quitarse el abrigo, y ya estaba extendiendo la mano para buscar algún libro de la estantería.

Al oír que se abría la puerta, volvió la cabeza y vio que era Yadira. Entonces frunció los labios con suavidad, daba la sensación de que estaba sonriendo, pero no se podía afirmar eso.

-Ya has vuelto.-

Dicho eso, volvió la cabeza y se dirigió a la estantería para seguir buscando libros.

Yadira se acercó a él, lo tomó del brazo y tiró de él para que le mirara cara a cara.

Ella miró a Delfino a los ojos y dijo palabra por palabra, -¿Qué diablos estás planeando hacer? ¿Qué ha hecho el Grupo Jimenez para ofenderte?-

Delfino recogió su brazo y lo puso sobre la mano de Yadira, -¿Tan frío están tus manos?-

Agarró las dos manos de Yadira y se las puso en sus propias manos.

Su palma era ancha y cálida, tan cálida que Yadira ni siquiera se le pasó la idea de retirar sus manos.

Si dejaba a un lado su arrogancia, era demasiado fácil para un hombre como Delfino conmover con su gentileza a una mujer.

Yadira recobró la conciencia después de estar un poco tiempo confusa, sacó sus manos y repitió la pregunta de antes, -¿Qué ha hecho el Grupo Jimenez para ofenderte?-

-¿Me estás interrogando?- Delfino vio las manos vacías por unos segundos, y la expresión de su rostro gradualmente se volvió fría.

-Sabes a lo que me refiero.-

Delfino se dio la vuelta, se sentó en la silla y dijo sin interés, -Dejé que los paparazzi fueran a la fábrica del Grupo Jimenez a tomar fotos de su escándalo porque pensé que no sentías nada por el Grupo Jimenez.-

Yadira lo miró con asombro, ¿incluso sabía eso?

Delfino parecía estar muy satisfecho con su expresión. Sus ojos negros la miraron fijamente, en su mirada había emociones moviéndose constantemente, lo que dificultaba identificarlas con claridad.

Después de un rato, escuchó su voz un poco terrorífico, -Si quiero enterarme de tus asuntos, no hay nada que no sepa.-

Lo que quiso decir fue que ella era completamente transparente frente a él.

Él podía saber fácilmente lo que estaba haciendo.

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