Matrimonio de primera romance Capítulo 165

El corazón de Yadira se ablandó de repente.

Delfino estaba borracho de verdad.

Si estaba fingiendo, era imposible llamarla “Mamá”.

Para él, su madre jugaba un papel importante y serio, Delfino no tomó estos tipos de bromas.

No dejaba que otros lo tocaran tampoco era problema, sino porque confiaba en ella, solo confiaba en ella.

Por eso actuó así.

De repente Yadira no sabía qué hacer.

Por un lado, era difícil entender un hombre como Delfino, nadie sabía bien lo que pensaba. Pero por otro lado, era ese tipo de personas que expresaban sus sentimientos de manera directa.

Antes no paraba de preguntarle, le trataba bien a ella por parecer mucho a rosa. A él como no le gustaba mentir, directamente se quedó callado.

Para él, el odio era odio y gusto era gusto, no le gustaba decirle palabras bonitas, pero tampoco le gustaba mentir.

Yadira suspiró profundamente, encontró su pijama y se lo puso.

Delfino estaba muy dormido en este momento, pero aun así le dejó a Yadira que le pusiera el pijama.

Nada más tener el pijama puesto, se quedó dormido completamente. Con una cara tan tranquila y digna, no se notaba ninguna tristeza, como un chico normal de cualquier familia rica.

De repente, extendió la mano, solo llegó a tocar las sábanas, frunció el ceño sin abrir sus ojos.

Era la primera vez que Yadira vio un hombre con el ceño fruncido, se sentía un poco amargada.

Rápidamente cogió la mano de Delfino, y Delfino la sostenía fuertemente, las cejas tensas se desplegaron y se quedó dormido tranquilamente.

...

El día siguiente.

Delfino abrió sus ojos al despertarse, se dio cuenta de que alguien estaba en sus abrazos, y muy pegado al pecho.

Se quedó un poco mareado y confundido por la resaca.

Su cara se hundió rápidamente, pero pronto olía el aliento de Yadira, así descubrió que estaba en el dormitorio de su casa.

Así estaba más tranquilo, miró a la mujer que tenía en sus abrazos.

Yadira se acostó muy tarde anoche, porque tenía que cuidar a Delfino. Todavía no estaba despierta, estaba dormida.

Tenía el pelo suelto, negro y liso sobre la almohada, llevaba un pijama blanco de algodón, su cara estaba roja por el calor del nórdico, además una cara limpia sin maquillaje, así con un toque de infantilismo.

Delfino estiró un dedo, tocó la punta de su nariz suavemente, sonrió y murmuró, -Niña.-

Porque Yadira tenía cuatro años menos que él.

Se quedó mirando a Yadira durante un buen rato, tenía ganas de besarla.

Desde las cejas hasta la punta de su nariz, luego desde la punta de su nariz hasta la barbilla, paró cuando estaba muy caliente, se levantó y se fue al baño.

Después de la ducha, Delfino ya se despertó completamente y estaba más refrescado. Al ver que Yadira todavía estaba dormida, se acercó y la echó otro vistazo, la cubrió de nuevo con el nórdico, y luego se fue al vestidor.

...

Yadira se despertó por hambre.

Se frotó la barriga y se quedó sentada en la cama. De repente pensando en lo de anoche, giró la cabeza y descubrió que el otro lado estaba vacío, se sentía inexplicablemente aliviada y tranquila.

Pero al mismo tiempo, un poco decepcionada.

Miró el reloj, ya eran las diez.

A Delfino no solía dormir mucho, siempre se levantaba temprano.

Después de asearse, alguien le tocó la puerta.

Seguramente eran los guardaespaldas, porque de todos los que vivían en este chalet, los guardaespaldas eran los únicos que solían tocar la puerta, les preguntó,

-¿Qué pasa?-

No era la voz de hombre, sino de una mujer.

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