Matrimonio de primera romance Capítulo 1666

Por el camino, Juan no dejaba de preguntarse por qué Kadarina no le llamaba y por qué su teléfono estaba apagado.

Le preocupaba que le pasara algo.

¿Qué era?

Si estaba bien, no la dejaría ir sola a casa en el futuro.

La enviaría a casa por muy tarde que fuera y por muy ocupado que estuviera.

Ya que el teléfono de Kadarina estaba apagado, y él había estado preocupado de que ella no estuviera en casa.

Llamó a la puerta durante tanto tiempo que se sintió decepcionado.

Entonces el vecino abrió la puerta y salió. No fue hasta que oyó las palabras del vecino que se sintió un poco aliviado.

Sólo se calmó cuando Kadarina abrió por fin la puerta y se plantó frente a él.

Y se sintió aliviado.

Kadarina reflexionó un momento para encontrar una razón, pero aun así dijo la verdad.

—Mi teléfono estaba muerto...

—Tú... —Juan detuvo lo que iba a decir.

Kadarina se limitó a mirarle inocentemente.

No lo decía en serio.

Su teléfono ya estaba apagado antes de que pudiera encontrar un cargador.

Ella no podía hacer nada en ese momento.

No fue culpa suya.

Kadarina no se sintió nerviosa en absoluto porque ya había pensado cómo explicárselo.

Juan la miró fijamente durante un rato y no pudo hablarle con dureza.

Pero aun así no pudo evitar regañarla:

—¡Qué tonta eres!

—¡Juan! —Kadarina le miró enfadada—. ¿Estás loco? Estás aquí a medianoche sólo para regañarme, ¿verdad?

Ella no lo entendía.

Juan respondió indignado:

—Tienes razón. Estoy loco.

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