Matrimonio de primera romance Capítulo 214

Yadira empezó una vida sin salir de su casa.

Delfino iba todas las mañanas al Grupo Dominguez, y por la tarde volvía a casa con los documentos, decía que regresaba por si ella se aburría.

Pero en realidad, Yadira no ponía buena cara cuando lo veía, o bien se quedaban callados, o bien discutían.

Y aunque discutieran, Yadira era la única que lo provocaba con miradas frías, en cambio, Delfino parecía totalmente invulnerable.

-¿Sandra ha dicho que no has comido por la tarde?

Delfino entraba por la puerta y se dirigía directamente hacia ella y se sentó a su lado.

Yadira estaba con el portátil, tecleando con sus dedo finos y largos y mirando fijamente a la pantalla, como si no lo hubiera escuchado.

Ya no era la primera vez que sucedía algo así.

Delfino puso mala cara y cerró el portátil de un golpe.

Sonó su voz con un tono de advertencia, -Yadira.-

Ella lo había intentado unas cuantas veces, pero no había manera de quitar su mano. Un poco frustrada, giró levemente la cabeza hacia él y dijo, -Quita tu mano, aún no he acabado de escribir.-

La mano de Delfino seguía apoyada sobre el portátil, y con un rostro inexpresivo contestó, -¿No has escuchado lo que te he dicho?-

-No tengo apetito, no quiero comer.- Yadira en cambio se levantó, se apartó de él y se sentó en el sofá que había más lejos de él.

Delfino apretó su mandíbula, seguidamente entrecerró un poco los ojos, como si estuviera aguantándola, o como si explotaría en cualquier comento.

Ambos no lo estaban pasando muy bien últimamente, ella no le ponía buena cara, él tampoco la dejaba salir, ninguno había conseguido nada y ninguno había salido ganando.

Más tarde, Delfino bajó la cabeza, -Te llevo a dar una vuelta.-

Ella se negó directamente, -No quiero.-

A él se le cambió la cara enseguida, cogió aire y lo echó profundamente, -¡Vas a ir digas lo que digas!-

Forzó un poco el tono. Yadira en el fondo le temía y tembló del susto.

Delfino al ver eso puso incluso peor cara, se levantó y se dirigió hacia fuera.

Fuera.

Sandracon una bandeja en la mano se acercaba, en la bandeja había un plato de sopa combinado con otros exquisitos platos para picar.

Vio que Delfino no tenía buena cara y preguntó, -¿Otra vez discutieron?-

Él se masajeó con los dedos el entrecejo, y con un hilo de rabia en su voz dijo, -¡Solo quiere que me explote un pulmón!-

No era habitual para Sandra ver a Delfino tan alterado, se quedó un poco aturdida, pero también le entraron ganas de reírse.

Cuando era joven, entró a la familia Domínguez para trabajar como sirvienta y se encargaba de la vida de la madre de Delfino, se podría decir que ella lo vio crecer.

Después de que sucediera el secuestro y de que llevaran a Delfino a otro país, ella dejó su trabajo y se marchó de la familia Domínguez.

Sin embargo, ella siempre se preocupó por él.

Delfino de pequeño tenía muy buen carácter y era muy educado con todos, además, tenía buen físico, a todos los mayores le gustaba.

Hace poco, cuando Delfino la encontró, era difícil de creer que la persona llena de frialdad que tenía ante sus ojos era el señorito de la familia Domínguez.

Sandra sacudió la cabeza mientras suspiraba, -La señorita Yadira es una niña con juicio propio, y de fuerte carácter, ¿cómo iba a estar contenta sin dejarla salir y retenerla?-

Mientras Sandrahablaba, observaba la cara de Delfino, pero no sabía si la estaba escuchando o no. Este chico tenía demasiadas cosas en su cabeza.

Cuando ya creía que Delfino no la estaba escuchando, él dijo de repente, -Sandra, si no lo hago, ella se marcharía.-

-¿Cómo? ¿A dónde se marcha?- Sandrano entendía nada.

A pesar de que estos dos tuvieran discusiones, Sandrasiendo una tercera persona, incluso podía notar que ambos se preocupaban el uno por el otro.

Delfino no quiso hablar más.

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