Matrimonio de primera romance Capítulo 221

Salia miró incrédula a Henrico y dijo con los labios temblorosos, -¿Me has pegado?-

Henrico y ella fueron compañeros de la escuela secundaria. Ella vino a Ciudad Mar para la escuela desde un lugar pequeño, cuando la familia Jimenez era un poco de presencia en Ciudad Mar, y Henrico era una presencia estelar en la escuela como el señorito de la familia Jimenez.

Salia siempre había estado enamorada de él, pero también conocía la diferencia entre ella y Henrico.

Hasta que la ex-esposa de Henrico falleció y ella se encontró con Henrico una vez más.

Él estaba ahogado en el dolor por la pérdida de su amada esposa, y en ese momento, apareció la atenta y gentil compañía de Salia, unida a la impresionante belleza de ella y a su promesa de ser bueno con sus dos hijos, Henrico se casó con ella.

A lo largo de los años, Salia se había desvivido por complacerle, por quererle y por querer a sus dos hijos, y había sido bastante cariñosa y armoniosa. Apenas hubo discusiones entre los dos.

Incluso cuando se peleaban, Henrico la engatusaba de vez en cuando y nunca se enfadaba tanto como ahora.

-¿Qué hay de malo en golpearte? Mira lo que has hecho en todos los años que llevas en la familia Jiménez. Al principio me prometiste que cuidarías bien de mis dos hijos y ¡esto es lo que has dicho de cuidar bien de ellos!-

Henrico era un hombre enamorado mucho de su ex-esposa.

Su ex mujer murió hace muchos años y todos los años le presentaba sus respetos y todavía tenía su foto en su escritorio.

Después, esta ex-mujer dejó atrás un par de hijos, también les cuidaba mucho.

Al principio, Salia se casó con él no sólo por su propio enamoramiento, sino también por su rara estima de amor.

-¿No ves lo que he hecho por ti y por esta familia todos estos años?- Las lágrimas ya se deslizaban por los ojos de Salia.

Ella pensó que había hecho todo lo posible.

Henrico se mofó, -Entonces ve a rogarle a esa hija tuya que deje en paz a Perla, Perla sólo tuvo un lapsus momentáneo, ¡Yadira ahora ya está bien, ¿si?-

Era algo que la propia Salia había dicho antes, pero ahora, al oírlo una vez más de boca de Henrico, se sentía tan duro, como si esa no debía decirlo.

Excepto que no se le ocurría exactamente por qué no debía decir eso.

Con los años, se había acostumbrado a ser amable con Perla, a sentir que Yadira debía ceder ante Perla.

Así que su subconsciente le dijoque, fuera lo que fuera lo que hubiera hecho Perla, Yadira no debería contarlo.

Salia ya estaba un poco desanimada por su bofetada , y le molestó un poco oírle parlotear sobre ello. Ella se levantó del suelo tambaleándose, -No puedo ayudarte con esto, puedes resolverlo tú mismo.-

Se había sufrido muchas molestias durante muchos años, pero Henrico no se tomaba en serio su dedicación.

Ella misma sabía que Perla la despreciaba en el fondo, incluso la llamaba perro.Pero por culpa de Henrico, no le importaba nada.

Ahora incluso Henrico lo decía, y de repente se sintió cansada.

La cara de Henrico cambió cuando resopló, -¡Salia, qué quieres decir!-

-No es divertido- Salia negó con la cabeza con la cara hinchada -Parece tan inútil, ¿eh?-

Sonreía más que lloraba, y con la mitad de la cara hinchada, ella tenía un aspecto horrible y asqueroso.

Henrico no había esperado que Salia se enfadara con él en un momento de apuro como éste. Se burló, -Comes mi comida y llevas mi ropa, te trato bien, ¿y ahora te das la vuelta y dices que no es divertido? Si lo dices en serio, lárgate-

La cara de Salia se congeló y movió los labios, pero al final no pudo sacar una palabra. Salió del estudio dando un portazo, bajó las escaleras y salió corriendo.

Apenas se fue, una sirvienta se dirigió a Henrico, -La señora acaba de salir ...-

Henrico se quedó helado por un momento, sin esperar que Salia se fuera de verdad.

No podía creer que Salia pudiera vivir su vida lejos de él, era sólo cuestión de tiempo que ella volviera.

Agitó la mano sin mucha preocupación, -¡Dile que se aleja!-

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