Alejandro Dominguez se encapotó mandando, -Comamos primero.-
Él había avisado con antelación para tener este almuerzo a todos juntos.
Aunque Alejandro se había retirado del trabajo, era el jefe de la familia Dominguez y tenía la autoridad absoluta en la familia.
Todo el mundo tenía que admirarlo.
Por supuesto, excepto Delfino.
Ni siquiera Alejandro pudo hacer nada con Delfino.
Alejandro estaba chapado a la antigua y estimaba especialmente la Navidad.
Cuando Yadira llegó por la mañana, Alejandro había mandado a alguien a decir que ese día y el día siguiente, si no había ninguna importante, era imprescindible que comiera con todos en la vieja casa.
Mañana era la Nochebuena, y al día siguiente era el primer día de la navidad.
La Familia Dominguez era una gran familia, y el primer día del año comenzaría con muchos invitados, por lo que todos tenían muchas cosas que hacer.
A Alejandro no le gustaba que Jaime no comiera hoy en casa.
Yadira dudaba cómo de enfadado estaría Alejandro si supiera que Jaime estaba allí para recoger a Perla de la cárcel.
¿Estaría tan enfadado que haría que golpearan a Jaime?
No fue hasta que terminaron de comer que Jaime se apresuró a regresar.
-Abuelo.-
Jaime entró con prisa, y era obvio que se había apresurado.
Todos habían comido y aún no se habían ido.
Alejandro miró a Jaime con voz baja, -¡Ya sabes que hay que volver!-.
Él estaba muy serio, con las cejas alzadas, y se sentaba erguido en su asiento, imperturbable.
Yadira no pudo evitar enderezar la espalda y sentarse erguida, y notó que Jaime se estremecía de miedo.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Resultaba que Jaime también tenía miedo de Alejandro.
-Lo siento, abuelo, me retrasé un poco por el trabajo.- Jaime bajó la cabeza con obediencia, lo que desenconó a Alejandro.
El tono de Alejandro seguía siendo un poco severo a pesar de ser calmado, -La industria del entretenimiento es un desastre. Todos los días salen malas noticias. Si sigues en ese negocio, ¡más pronto o más tarde, podrías arruinar la reputación. Debes dedicarte a otra cosa!-
Yadira apretó la mano de Delfino por debajo de la mesa.
Delfino se volvió para mirarla.
Yadira hizo un gesto y dijo en silencio, -Está hablando de ti.-
Delfino había montado una empresa de cine y televisión, y Alejandro se había tenido en poca estima.
Delfino apretaba los dedos de Yadira y le lanzaba una mirada de advertencia.
Yadira entrecerró los ojos y se rio en silencio mientras Delfino desviaba la mirada y decía hacia Alejandro, -Abuelo, estoy un poco cansado. Vuelvo a mi habitación primero.-
Terminó, y sin esperar a que Alejandro le respondiera, él tiró de Yadira para irse.
A Alejandro no le podía importar Delfino. Ya estaba satisfecho porque Delfino devolvió a la vieja casa para celebrar la Nochebuena, así que naturalmente no le importaba la actitud y las maneras de comportarse de Delfino.
Jaime miró a los dos con disgusto en sus ojos.
Tuvo que ser reprendido por su abuelo por no volver a casa para comer, mientras que Delfino podía actuar impunemente.
Él sabía que el abuelo había sido preferido a Delfino.
Yadira se dejó llevar por Delfino y le siguió obedientemente y sin mirar a los demás.
Los dos estaban casi saliendo del restaurante cuando oyeron las palabras de Horacio Dominguez.
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