Matrimonio de primera romance Capítulo 262

Desde la última vez que Yadira fingió un desmayo y fue al hospital, no había podido encontrar una oportunidad de salir.

Delfino también le consiguió un médico en el chalé.

El chalé estaba rodeada de guardaespaldas, como si custodiaran a un prisionero, y Yadira no podía salir en absoluto.

Y Delfino generalmente no volvía.

No fue hasta la mañana del séptimo día de la navidad que Yadira se despertó para ver a Delfino sentado en el sofá.

Él estaba cansado, recostado en el sofá con los ojos cerrados y respirando muy suavemente. Parecía tranquilo en ese momento.

La habitación tenía calefacción, pero seguía haciendo frío sin una manta. Y Delfino solo llevaba una simple camisa y un traje.

Yadira Jimenez levantó la frazada y cogió una manta para arropar a Delfino Dominguez.

Solo que ella acababa de inclinarse para arroparle la manta cuando él se despertó.

Al encontrarse con los ojos profundos de Delfino, Yadira se puso nerviosa involuntariamente, -Estás despierto.-

Dijo Yadira, enderezándose y poniéndose de pie.

Delfino recogió la manta que llevaba puesta y la tiró a un lado, sentándose erguido y levantando la mano para frotarse la frente antes de decir, -Abuelo se despertó una vez anoche.-

Yadira se quedó rígida, -¿Dices que abuelo se ha despertado?-

Delfino la miró. Su expresión estaba ambigua, -No te alegres tan pronto. Él no reconoce a nadie.-

Yadira estaba ciertamente contenta de que Alejandro se hubiera despertado.

También estaba contenta de que Alejandro demostraría que Yadira no lo había empujado en aquel momento.

Sin embargo, las palabras de Delfino hicieron que el corazón de Yadira volviera a hundirse hasta el fondo.

-¿Qué quieres decir?-

-Prepárate. Vamos al hospital.-

Después de terminar las palabras, Delfino se irguió y fue al baño.

*

Yadira y Delfino fueron al hospital juntos.

El cuarto del enfermo de Alejandro estaba lleno de gente, pero estaba muy silencioso.

Al ver entrar a Delfino y a Yadira, todos los hombres retrocedieron conscientemente hacia los lados para dejarles pasar.

Yadira siguió a Delfino, y solo cuando ella se acercó, pudo ver bien el estado de Alejandro en ese momento.

Alejandro sí estaba despierto.

La criada le daba agua.

-Señor, agua.- La criada pasó la pajita a Alejandro.

Alejandro parecía no haberlo oído, ladeando la cabeza y sin saber hacia dónde miraba, con la boca ligeramente abierta de forma inconsciente y la saliva goteando de la comisura de los labios.

Delfino reprendió fríamente en ese momento, -¿No puedes hacer una cosa tan simple?-

La criada se estremeció de miedo ante la reprimenda de Delfino, y luego por fin logró meter la pajita en la boca de Alejandro.

Alejandro dio unos sorbos a la pajita y empezó a morderla como un niño.

Yadira miró de asombro la reacción de Alejandro y giró la cabeza hacia Delfino con incredulidad, con la voz un poco ronca, -¿Qué pasa?-

-Se despertó y actuó así.- Delfino era tan tranquilo que no había forma de adivinar sus emociones.

Los ojos de Yadira se pusieron rojos por un momento, y se sentó en el borde de la cama, inclinándose ligeramente y diciendo suavemente, -¿Abuelo?-

Alejandro no respondió en absoluto.

Sin rendirse, ella continuó, -Abuelo, soy Yadira.-

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