Matrimonio Forzado romance Capítulo 1

Saravi.

Solo mis pasos y el chillido de las hojas secas son escuchados en este horrible silencio.

Un silencio que desde hace un tiempo se impregnó en el ambiente. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde el momento en que decidí salir corriendo de la casona, el hecho es que corrí tanto como pude, con una mente nublada y con un corazón destrozado.

Aún recordaba las palabras duras de mi madre, aún tenía la voz de ella diciendo: «Este es tu destino, te casarás con el rey de Angkor»

Tengo varios arañazos en mis brazos, y el cabello tan revuelto que, ya ni sé cómo ordenarlo para sacarlo de mi rostro. Sin embargo, no es lo que me preocupa ahora; ahora mismo tengo latente el pánico dentro de mi cuerpo, porque por más que sigo un camino incierto, no logro divisar nada más que árboles y oscuridad.

«Tranquila, volverás a casa, solo debes regresar por el mismo camino», me aliento a mí misma, apoyándome en la dureza de los robles enormes que rodean el bosque.

Trato de acompasar mi respirar, soltando y tomando el aire varias veces y reprimiendo mis ojos, tal vez, para no darme cuenta del error que cometí al dejarme llevar por mis impulsos, otra vez.

Solo quería escapar de mi horrible realidad, una, que para muchos desde otra perspectiva pudiera ser un sueño hecho realidad. Pero no para mí.

Unos silbidos fuertes hacen que abra mis ojos rápidamente y pegue mi espalda de forma brusca al árbol, tomándolo tan fuerte, como si este fuera a protegerme. Cinco hombres, «conté rápidamente», de apariencia desagradable están frente a mí, mirándome de una forma tan repugnante que me da escalofríos.

—¡Vaya! ¡Vaya! ¿Qué hemos hecho para merecer este premio? —dice por fin uno de ellos.

—Quizás algo muy bueno, compañero, por lo que mis ojos pueden observar, mi Lady es de cuna privilegiada.

Mis labios comienzan a temblar. Pero no me dejo amedrentar, así que tomo toda la valentía que puedo y alzo mi rostro hacia ellos.

—Por lo tanto, caballeros, deben tener en cuenta que, si algo me pasa, lo pagaran con sus vidas —digo con total firmeza.

Y no sé cómo pude gesticular ciertas palabras, no con el miedo que siento en este momento. Las risas burlonas del grupo agitan mi respirar, y a pesar de mi nerviosismo, cierta molestia comienza a gestarse en mi interior.

—¡Qué valentía! Una dama muy particular… —dice otro de ellos, intentando dar pasos cortos que no paso desapercibido.

Entonces es hora de ordenar a mis pies que se muevan, es hora de salir de aquí.

—¡Caballeros! —logro pronunciar obteniendo la atención de todos—. La verdad es que, quería respirar un poco de aire fresco, venía en mi caballo junto con mis guardas… Solo que… les dije que quería un espacio sola… Pero creo que volveré… ¡Que tengan buena noche!

Mis pies se mueven ágiles, pero no doy más de dos metros de distancia, cuando uno de ellos me ataja con brusquedad el brazo y me zarandea.

—¿Y piensa que somos tan tontos, mi Lady? ¡Usted no irá a ninguna parte!

—¡Sujétenla! —Ordena otro hombre, que al parecer es el que domina el grupo—. Nos iremos a otro lugar, aquí podemos ser visibles a cualquier hombre.

—¡No! ¡Por favor! —expreso suplicante, mientras los hombres comienzan a desenredar una soga.

¡Estoy perdida!

—¿Cómo te llamas? —pregunta el supuesto líder, mientras que otros dos comienzan a amarrar mis puños detrás de mi espalda.

«No digas nada, Saravi, ¡Será peor!», pienso rápidamente mientras el hombre dominante espera mi respuesta con cierta ansiedad, entonces decido decir la verdad, quizás al escuchar mi nombre sientan mucho pavor, todos en este país conocen mi nombre y saben que seré la futura esposa del rey, aunque eso es lo que menos quiero en mi vida.

—Saravi Eljal —pronuncio casi en susurro.

Los ojos de los hombres se abren de par en par, y seguidamente todos observan a su líder, haciendo que el silencio vuelva apoderarse del ambiente.

—¿Eljal? ¡Estás mintiendo de nuevo! —grita enojado el hombre, viniendo hacia mi furioso.

De forma violenta sacude mi cuerpo, haciendo que resbale y caiga de espalda, perdiendo totalmente el equilibrio con mis manos atadas.

—¡No! ¡Espera! —grita uno de ellos—. Si es cierto lo que dice, estaremos en muchos problemas. Nos costaría la vida misma.

—Ya no importa, ya nos vio… No podemos retroceder en nuestro propósito, además, ¿quién se va a enterar una vez nos deshagamos de ella?

Y con esas palabras sé por ende que yo busqué mi propio fin, lamentablemente antes de salir de la casona mis palabras hacia mis padres fueron cargadas de mucho resentimiento y reproche, y esas serían las últimas, porque después de esto, no los vería más.

De un tirón, un hombre me levanta del suelo, mientras que yo me quejo en silencio ante el dolor que tengo en mis muñecas, como también en mi cuerpo magullado. Siempre he sido tratada con la mayor delicadeza a lo largo de mi vida, por lo tanto, esto es uno de los peores dolores físicos que he podido experimentar.

—¡Camina! —me grita el hombre furioso.

Yo comienzo a dar unos pasos, a la vez que las lágrimas comienzan a derramarse lentamente. Caminamos un tiempo largo, así que, no sabía dónde estaba ni a dónde me llevarían, quería morir antes de saber qué harían conmigo, mi cuerpo temblaba ante esa idea y me agotaba en extremo. A lo largo de unos minutos llegamos a una especie de chozas mal elaboradas, con una iluminación muy pobre, por una fogata que estaba a punto de apagarse.

El olor en el lugar era tan desagradable que golpeó de inmediato mis fosas nasales.

Parecía que permanecían aquí desde hace un tiempo porque había ropa por todas partes, utensilios de comida y muchos desperdicios que hacían repugnante el lugar.

—¡Llegamos! —anuncia el vagabundo tan cerca de mí, que las náuseas amenazan con desestabilizarme por completo.

—¡Dumas! ¿Qué dices? ¿Vamos preparándola?

Mis ojos se abren por completo, mientras que el cuerpo me titila ante la amenaza inminente. Dios… ayúdame.

—¡Idiota! ¡No debes decir mi nombre! ¡Tendremos que matarla más rápido de lo que pensé! —dice el líder, mientras que le gesta varios golpes en la cara a su compañero.

Matarla…

Varios sollozos salen de mi boca, y en realidad solo quiero gritar, quiero llorar… ¿Por qué fui tan estúpida? ¿Cómo pude buscarme este mal yo misma?

Los hombres comienzan a hacer un círculo sobre mi cuerpo mientras ríen entre ellos, su líder se acerca hacia mí a la vez que toma mi mejilla y restriega sus dedos asquerosos sobre mi boca.

—Esto será tan excitante…

Comienzo por temblar del puro miedo, sus manos intentan en tomar mi cabello mientras lo junta hacia su nariz.

—Yo seré el primero —dice mientras aparta a los demás.

Y cuando los sollozos se me escapan de la boca y giro quitando la cara de su horrible presencia, un movimiento detrás de ellos llama mi atención…

Tres enormes caballos pura sangre están tan regios junto con sus jinetes, detrás de los hombres que desconocen el movimiento. Aún no logro ver sus rostros, lo único que puedo divisar es como el dedo índice se junta en la boca del hombre que monta el caballo, él me hace señas para que no haga ningún ruido.

Paso un trago forzoso y afirmo, aparentemente aliviando la tensión de mi cuerpo, dando gracias de cierta manera por esta oportunidad, por supuesto sin saber si estos nuevos hombres serán mi ayuda, o definitivamente mi desesperanza.

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