Matrimonio Forzado romance Capítulo 10

Saravi.

Luego de descargar toda mi frustración… Con la persona equivocada; entonces entro en conciencia de que he cometido un error muy grande. Dejé que el hombre que esta frente a mí, vea mis puntos débiles, dejé que conozca lo que siento, como también mis sentimientos por la monarquía…

Realmente me siento frustrada ahora mismo.

Una vez más he dejado que mis impulsos dominen mi persona, una vez más siento que pierdo. El rostro del rey ha pasado de estar enojado a uno más calmado instantáneamente. Eso a la verdad me causa más terror. Esperé quizás que su furor aumentara con mis palabras. ¿Acaso lo hice para que me echara? ¿Para que aborreciera aún más mi presencia aquí?

—¿Entonces eso es lo que la atormenta? —pregunta por fin de forma muy lenta.

Pero yo no sé qué decir, porque no sé exactamente a qué se está refiriendo.

—¿Puede ser más claro? —intento preguntar mientras que mi respiración se va acompasando a la normalidad, y la verdad lo hice porque no quiero más enredos. Es claro que quiero enmendar algunas cosas. Por el bien de Mishaal.

El hombre expulsa el aire lentamente mientras niega, y como para colocarle más tensión al asunto, se desplaza sin avisar y sale de la habitación dejándome totalmente confundida.

¿Qué he hecho? ¿Acaso estoy cavando mi propia tumba?

Sin pensarlo dos veces llego a la puerta y pongo el seguro, luego reviso una mesilla y tomando una hoja y una pluma, comienzo a escribir rápidamente el mensaje a Mishaal. Uno corto quiero prever el hecho a que esto llegue a manos equivocadas. Necesito encontrarme con él.

Luego de dar varias vueltas por la habitación, decido por encontrar mañana en la mañana a Borja y tantear un poco el terreno con él, no conozco a más nadie en el palacio que tengas nexos con Mishaal, y atinar al azar sería muy peligroso para todos.

Después de que Nadia me ayudará a quitar todo mi vestuario, decidí por descansar y dejar que mi mente se calmara, necesitaba que el sueño pudiera acompasar la tensión de todos mis nervios y del cansancio de mi cuerpo.

***

Un calor bastante intenso comienza a despertarme, y aunque la comodidad me incita a seguir mi sueño relajado, determino que es hora de levantarme. Entonces me remuevo en la cama estirándome un poco, sintiendo la rica sensación de descanso, hasta que de repente mi cuerpo choca con un muro de piedra.

Abro los ojos deprisa.

El cuerpo de Kalil reposa a mi lado, está boca abajo y no tiene sábana alguna encima de él. Un pantaloncillo que llega hasta sus tobillos es lo único que lo acompaña, porque ahora puedo ver con exactitud toda su espalda y brazos desnudos. El color de su piel es como… un dorado, como si el sol hubiese sido cariñoso con él y lo rociara a diario.

Niego lentamente y una sonrisa se forma en mis labios mientras que retrocedo un poco de su cercanía…. No se ha qué se debe todo este pensamiento.

Vuelvo mi mirada a su rostro, el cual parece totalmente relajado, sin presión, ni preocupación, como si en estos momentos solo fuera un hombre sin algún compromiso. Un hombre normal. Su boca cerrada hace que sus labios se vean más grandes de lo que son, más rellenos, mientras sus cejas tranquilas lo hacen más imponente. Hay algo que debo aceptar, Kalil Sabagh es todo un prototipo de hombre que volvería loca a cualquier mujer.

¿Cómo se portaría él con Alina Menen?, ¿sería cariñoso?, ¿la ama realmente?

¡Ay, por Dios! Pero ¿y qué caso da?… Mejor para mí, ¿No?

Mi pulso acelerado me alerta un poco, entonces tomo la sábana y comienzo a quitarla hasta que noto un movimiento que me frena en seco.

—Buenos días, Saravi…

Los vellos de mi piel se erizan al escuchar su voz y paso el trago para poder darle la cara.

—Buenos días… alteza —respondo con las mejillas rojas.

Está claro que necesito poner distancia, toda la necesaria.

—Ayer… —él comenzó.

Pero no quería otra vez el tema, no puedo dejarlo continuar.

—¡Por favor! No quiero seguir discutiendo con usted —le interrumpo de inmediato.

—Ayer hablé con el vizconde, Saravi —dice colocando las manos en la cama para poder impulsarse y levantarse. Algo que me desanima en el momento. Y no sé por qué—. Si nos alistamos pronto, podremos ir después del desayuno al centro de Angkor.

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