Matrimonio Forzado romance Capítulo 106

Saravi.

Me senté fatigada, tratando de acompasar la respiración al esfuerzo que había hecho para con mi hijo. Así que dejé que Kalil se hiciera cargo ahora.

Zaid corría apresurado por el jardín. Este era su juego favorito desde que cumplió los tres años, le encantaba que su padre fuera tras él, hasta tomarlo de forma brusca y levantarlo en sus hombros.

Todos reímos luego de su carcajada que procedió cuando Kalil lo levantó, ver esta escena me llenaba hasta los huesos cada vez que ocurría.

Zura, Kader, Hanna y Basim estaban compartiendo el momento como una gran familia, con expresión de felicidad en sus rostros, después que los niños habían llegado, definitivamente ellos cambiaron tanto, que solo tenían ojos para ellos.

Zaid era nuestro primer hijo, el primogénito, muy parecido a Kalil. Naim era el segundo. Tenía un año y medio y ahora mismo estaba en las piernas de Nadia que estaba sentada junto a mí. Sin duda alguna ella estaba encariñada con mis hijos y no se despegaba de ellos en ningún momento.

Pero ahora estaba esperando a mi tercer hijo, que por lo que todos decían sobre mi panza, esta sería una niña.

Por lo tanto si eso era cierto y todos atinaban respecto al sexo de mi bebé, ella se llamaría Zara.

Laia estaba un poco más distraída de los demás, ella se encontraba enseñándole algunas muñecas a la pequeña Dana, hija de Basim y Nadia que tenía la misma edad de Zaid. Ahora Laia tenía 11 años y era más madura que una niña de su edad, centrada y muy estudiosa. Definitivamente ella era un personaje por su destacado carácter tan controlado. Yo la amaba con locura.

Me moví un poco del lugar, la barriga ya me estaba pesando, y esta era enorme en comparación con mis embarazos anteriores. Gesté una sonrisa al recordar aquel día en que compartí la noticia de mi primer embarazo con Kalil. Nunca olvidaría la manera en como tomó la noticia y sus ojos se hincharon de tanto llorar como un niño.

Acaricié mi barriga digiriendo poco a poco la felicidad que estaba dentro de mi pecho. Sin duda alguna había entrado en un momento de emociones fuertes, y de días felices. Jamás pensé que definitivamente esto llegaría para nuestras vidas.

—Estoy segura que será una niña —la voz de Zura hizo que alzara la cabeza. Y le sonreí de inmediato.

Nos costó mucho volver a crear una relación entre las dos. Pero debía aceptar que ella se esforzó porque las cosas sucedieran entre nosotras.

—Yo estaría muy feliz —respondí—. Espero que no sea terca como yo.

Zura rio sincera y luego negó.

—Mis nietos son preciosos, y esta pequeña no será la excepción, no importa a quien se parezca.

—Gracias —susurré a la vez que ella sobó la barriga de manera paternal.

De repente Dana comenzó a llorar rascándose los ojos, así que Laia se levantó de golpe y la tomó de su manita para caminar con ella hacia donde estábamos todos.

—Yo me encargo —dijo Zura tomando a la niña en sus brazos, y Hanna negó varias veces en mi dirección.

Ya se presentaron anteriormente altercados porque Zura no dejaba mucho a Hanna desenvolverse. Sin embargo, eso le encantaba a Hanna. Yo hubiese querido que mi madre fuera así de intensa con sus nietos.

Mi padre, se había ido el día anterior, prácticamente se enloqueció por sus nietos, entonces era la excusa perfecta para merodear el palacio, y yo estaba feliz por eso.

Kalil llegó con la lengua afuera y se recostó en la grama muy cerca de mí para que luego Zaid le imitara exactamente el acto. Esa situación me divertía mucho, Zaid quería ser la copia de su padre en todos los sentidos.

—No lo tomes de esa manera, parece fastidiado —dijo Kader interrumpiendo mi visión en dirección a Nadia enojado. Parecía que le reclamaba algo, por lo tanto me puse atenta.

Ella le miró directamente frunciendo el ceño, con una expresión que aceleró mi corazón.

—Sé cargar a un bebé —respondió algo enojada.

La Nadia que había contestado era una chica diferente a la de 3 años atrás. Se había refinado mucho y tenía cuidado en sus palabras elaboradas. Su cabello creció mucho en este tiempo llegándole hasta la cintura, y ya había cumplido 20 años. Así que se veía madura y muy estilizada. Pero, su inocencia y su sencillez jamás abandonarían su bello semblante.

—Solo no quiero que mis sobrinos se lastimen, Nadia —esta vez Kader llamó la atención de Kalil que cargaba a Zaid en sus brazos. Hanna había salido detrás de su madre, Y Basim se fue con Fais, que ameritó su presencia.

—¿Qué ocurre con Kader? —pregunté en susurro hacia mi esposo, pero este no pudo responder porque una nueva respuesta de Nadia llegó.

—Si, señor —acentuó sus palabras—. Lo tengo claro. Nunca se han lastimado a mi cuidado a diferencia de otras personas.

Kalil giró impactado hacia mí mientras una sonrisa se gestaba en él.

—Parece que se odian, ¿no crees? —Kalil habló bajo a la vez que volví la mirada a la situación que se presentaba delante de nosotros.

Era mucha la tensión, de eso no tenía duda. Entonces esperé un momento para cuando no estuviera Kader y poder hablar con Nadia.

Kader dio una última mirada, una muy larga hacia ella. Pero Nadia no se inmutó ni lo miró, al contrario, siguió jugando con Naim haciéndole gestos graciosos y provocando la risa en mi hijo.

Así que cuando me quedé a solas junto a ella no dudé en preguntar qué ocurría.

—¿Qué pasa con Kader?

Ella alzó la mirada desde su lugar, ya que encontraba en la grama con el bebé.

—No sé a qué te refieres.

Achiqué mis ojos.

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