Matrimonio Forzado romance Capítulo 15

Encontrarme con Mishaal después de tanto tiempo me genera un sin fin de nervios, pero, todo lo que he visto doblega la ansiedad por saber qué es lo que pasa, quiero que él me explique, ¿por qué hace todo esto?, y ruego a Dios que no salga más decepcionada de lo que estoy ahora.

Justo al atardecer me dirijo a un saloncillo donde quedé con Hanna para tomar el té, y para cuando llegué, ella ya estaba allí esperándome como una porcelana.

—Bienvenida…

—Hola, Hanna, ¿tienes mucho tiempo aquí?

—Apenas estoy llegando —responde con una sonrisa ofreciéndome la tasa de té ya servida.

—Gracias, huele delicioso.

El aroma entra a mis fosas nasales, tranquilizando todo mi cuerpo aspirando un momento de paz.

—Entonces irás al pueblo mañana con el vizconde —afirma con una sonrisa.

—Así es, ¿te lo dijo Fais?

—No, me lo dijo mi hermano.

—Entiendo… ¿Te dijo también que él no irá? —pregunto sigilosa.

—Sí, él parece tener un asunto pendiente.

Su contestación fue rápida, sé que ella sabe de qué se trata, ni siquiera me observó al contestar.

—Creo que sé cuál es su asunto pendiente… —no puedo evitar decir, entre tanto observo como Hanna alza su mirada sorprendida hacia mí, mientras mantengo mi postura segura y tranquila.

Pero por dentro, por dentro estoy nerviosa. Bastante para mi gusto.

—Hanna… No soy tonta —ella abre más sus ojos—. Tu hermano y yo no tenemos un matrimonio por amor y tú más que nadie lo sabe.

—Saravi, escucha, tienen muy poco juntos, hay una vida por delante para…

—¿Quién es Alinna Menen?

Ella casi se atraganta con el té, he sido muy directa, pero no me avergüenza, no con Hanna. Con toda la delicadeza y discreción limpia suave su boca mientras que una dama se acerca para ayudarle.

—No entiendo, ¿cómo sabes de ella?

Un suspiro pesado es exhalando por mi parte, y mis mejillas se tiñen.

—Leí una carta para Kalil…

—¿Qué? ¿Estás hablando en serio? —Cuestiona preocupada.

—Muy en serio… Yo nunca pensé que la encontraría, así que, yo…

—Saravi, mi hermano se molestaría mucho, es su privacidad y tú has leído una carta para él.

¿Esto es en serio?

—¿Privacidad? Hanna, Kalil es mi esposo, puedo hacerlo y no debería tener problema, además, no sabía que tendría un amante comenzando el matrimonio.

El rostro de Hanna va de mal en peor, no deja de negar mientras que su rostro decae en tristeza.

—Saravi, tú no entiendes a mi hermano, no lo conoces. Alinna es su amiga desde que era una niña y se quieren mucho, en algún momento pensé que nuestro padre cambiaría de decisión al ver a mi hermano… Junto a Alinna; pero desconozco por qué siguieron los planes al llevar el casamiento contigo. No te digo esto para hacerte sentir mal, solo no veas a Kalil como un enemigo, él ha sido tan fuerte y valeroso al amar tanto a su pueblo, dejando tantas cosas que…

—Hanna… —le interrumpo—. Tú tampoco conoces lo que yo he dejado.

—Saravi…

—No te preocupes —me levanto—. Solo espero que esta conversación quede entre nosotras.

—No tienes que pedirlo, nunca hablaría de nuestras cosas a mi hermano.

—Muy bien, realmente agradezco tu discreción.

Me retiro de inmediato sin dejar que ella pueda persuadirme, tengo el corazón henchido y rabioso, la información dada por Hanna me ha revolucionado, es evidente que Kalil ama a esa mujer, es evidente que yo cumplo solo un papel en este reino, y es el de una figura de apariencia, solo eso.

Desde un inicio, o desde siempre, su trato hacia mí ha sido solo para forjar una tregua y así sobrellevar la carga del palacio. Esto no debería molestarme para nada, esto debería alegrarme porque de alguna forma es lo que quise, esto realmente debería realzar mi ideal para encontrarme una vez y para siempre con Mishaal.

Pero no.

No es así. Ahora mismo no me siento como quiero, ahora mismo tengo una contrariedad de sentimientos que hacen que me falte el aire; decepción por Mishaal, dolor por los niños, impresión por Kalil. Creo que si no logro controlar todo esto y si no pongo en orden mis emociones, terminaré por enloquecer.

Luego de la cena con solo dos miembros de la familia, me dispongo a ir directo a la habitación, quizás hable un rato con Nadia y luego podré descansar. Mañana tendré un día largo y debo ser lo suficientemente fuerte como para enfrentar a Mishaal, sin dejar de tener en mi cabeza que el rey se reunirá con su querida.

Justo cuando llegó a la habitación, algunas damas se inclinan ante mí dando la vuelta para irse, lo cual se me hace extraño. Ya que ellas deberían entrar conmigo para acompañarme, entonces fijo la mirada en Nadia interrogante y está sin más me responde:

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado