Mi amor, por favor regresa a mí. romance Capítulo 2

MATTHEW

Estaba furioso al encontrar a Cloe así, siempre había creído en ella y la defendía, a pesar de todas las veces que mi papá me había advertido de que ella solo estaba conmigo por mi dinero, que era una cazafortunas, que me estaba engañando, pero me negaba a creer que esa hermosa mujer de la que estaba perdidamente enamorado y con la que me casaría pudiera llegar a ser así.

Hasta que recibí un mensaje del ama de llaves, avisándome que debería volver a casa, que vio a Cloe entrando a la habitación de Noah a escondidas y que todavía no había salido desde hace media hora y volví de prisa, esperando encontrarla haciendo cualquier otra cosa pero no en los brazos de mi primo, desnuda.

Quería que el mundo ardiera cuando los vi así, quería asesinarlo a el por atreverse a tocar lo que era mío, lo que yo más amaba y a ella la desprecie por esa traición, por jugar conmigo sabiendo que yo de verdad la amaba.

EL dolor en mi corazón no podía apaciguarse con el alcohol que estaba tomando en este momento, por más tragos que le daba a la botella mientras observaba desde mi oficina el jardín, esperando verla salir y muy en el fondo de mi corazón también esperaba que ella me volviera a insistir, que luchara por explicarme lo que sucedió, aunque ya yo no le odia creer, lo había visto con mis propios ojos y era inconfundible lo que había ocurrido en esa habitación.

Mi cuerpo ardía en ira al solo imaginar reclamándola como tantas veces yo lo hice, besando cada parte de su hermosa piel, conociendo cada lunar de ella que yo había grabado en mi memoria, el no merecía algo tan perfecto.

Cuando le daba otro sorbo a mi botella la vi salir, con una pequeña bolsa y la ropa que usaba antes de yo le regalara nueva cuando creía que no le importaba mi dinero, cuando veía tan inocente y pura, pero me había equivocado tanto con ella y ahora tenia que verla irse, decidida, sin ni siquiera voltear una vez más hacia atrás, dejando mi corazón destrozado.

Al verla irse tan decidida me dejo mucho más claro que ella nunca me amo, que todo fue parte de un acto que yo me creí porque me hacia feliz como nunca lo había sido, pero ahora tenia que pagar las consecuencias de ser tan ciego y no darme cuenta de sus verdaderas intenciones, ahora tenia que lidiar con este profundo dolor que me carcomía el corazón.

— M*****a sea — espete mientras estrellaba mi botella contra la pared, quería dejar de sentir y esto no estaba funcionando ni un poco, podía sentir como mis lagrimas empezaban a caer por mi rostro y odiaba ser tan débil como para llorar por la mujer que me traiciono.

Salí de la oficina y me dirigí hasta nuestra habitación y lo primero en mis ojos se fijaron al entrar fue en el teléfono y las tarjetas que le di sobre la mesa, camine hasta el armario de prisa y en efecto toda la ropa que yo le había regalado estaban ahí, igual las joyas, incluso el anillo de compromiso que yo le había dado, al parecer ni siquiera había intentado llevarse nada y no lo entendí, si lo que a ella le importaba el dinero debió llevarse todas estas cosas, porque aunque le dije que no se llevara nada que no le pertenezca me refería a mis cosas, que no se atreviera a llevarse mis relojes o el dinero de mi caja fuerte y a las tarjetas que yo le había dado para que utilizara, pero todo lo demás yo se lo había regalado, eran de ella y no esperaba que ella también dejara esas cosas como si nada.

Para importarle tanto el dinero lo había dejado todo sin dudar, como a mi y quizás la razón por la que abandonaba todo era que sabia que podía conseguir cosas así de alguien más, alguien que quizás ella si amara y esa persona podría ser Noah, pero yo me encargare que no pueda conseguir ni un centavo de el.

— Dígame señor — dijo mi asistente al contestar.

— Necesito que vigiles a Noah y que congeles sus cuentas — mande, yo no dejaría que ese par se siguieran burlando de mi y disfrutando de mi dinero a su antojo.

— Señor esto no le gustara a su papá — declaro y tenia razón, de hecho yo lo sabia, mi papá se molestaría demasiado por hacerle esto a su querido sobrino, pero era yo quien estaba al mando de la empresa y quien se encargaba de las finanzas de la familia, era yo quien había sacado todo adelante cuando la empresa estaba casi en la ruina por su mala gestión y era a mi a quien mi madre había heredado todo.

— Hazlo, yo me encargo de mi padre.

— Si señor.

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