Mi cariño de 18 años romance Capítulo 6

Temprano al día siguiente, Fernanda empacaba sus cosas y estaba a punto de mudarse a la villa de Isidro.

Inesperadamente, al abrir la puerta, resultaba que la puerta estaba cerrada por fuera y no podía abrirla.

Fernanda golpeaba la puerta con fuerza mientras agarraba el pomo de la puerta.

-¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta!-

La voz de Juana venía de afuera de la puerta, -!Cuando aceptes a casarte y te dejaré salir!-

Fernanda daba una palmada en la puerta con los puños apretados y se sentía desesperada completamente, -¡Mamá! Yo también soy tu hija, ¡cómo puedes tratarme así!-

-Fernanda, mamá también estoy pensando por ti, el matrimonio que te dije es muy bueno, siempre que seas obediente, te abrirá esta puerta.-

Sin hacer caso sobre la súplica de Fernanda, se iba.

Fernanda estaba desilusionada.

Nunca pensaba que sus padres la trataban así.

Desde la infancia, sus padres le pedían que ella cediera a su hermano menor todas las cosas deliciosas y divertidas. Toda la cosa buena debería pertenecer primero a su hermano menor.

Fernanda se sentía normal porque ella y su hermano tenían una buena relación. Hasta ahora, de repente se daba cuenta de que había estado viviendo en una familia patriarcal.

Se apoyaba decadente contra la puerta, ella se sentía débil.

Juana la encerraba cruelmente, no solo la encerraba, sino que no le daba comida ni bebida. Fernanda no quería suplicarle, así que se acostaba en la cama, inmóvil, y se quedaba así un día.

Su vientre gemía de hambre y se sostenía el vientre débilmente, su cabeza también estaba mareada. Sin saber cuándo, su frente estaba empapada de sudor, Fernanda apresuradamente se acurrucaba y se escondía debajo de la colcha.

Pensaba en Manuel sin razón en ese momento.

Se dolía mucho pensar que la persona que le gustaba ya salía con su mejor amiga.

Su conciencia comenzaba a convertirse confusa...

...

No sabía cuánto tiempo había pasado, cuando se despertaba, se encontraba acostada en una cama grande y suave, miraba el techo que obviamente era mucho más hermoso que su propia habitación, y estaba confusa.

¿Aquí dónde estaba?

Se incorporaba en la cama, su cabeza todavía un poco mareada, y tenía mucha hambre que no tenía energía.

Miraba a su alrededor y no podía adivinar dónde estaba.

En este momento, la puerta se abría.

Fernanda se quedaba atónita cuando veía a la persona, -¡Señor!-

¡Resultaba ser Isidro!

Entonces, Isidro empujaba en su silla de ruedas, seguido por Pedro.

Después de ver a Fernanda despierta, las cejas fruncidas de Isidro finalmente se relajaban, giraba la silla de ruedas y se acercaba a la cama de Fernanda, le pedía a Pedro que estaba detrás de él que le entregara una toalla caliente y húmeda, y luego ayudaba a Fernanda a limpiarse las manos con cuidado.

Fernanda sentía la sensación de la toalla caliente frotando la palma de su mano, estaba conmovida.

Ella decía, -Señor, ¿me recogió? ¡Gracias!-

Isidro escuchaba las palabras y decía en tono serio, -Estás enferma, ¿por qué no vas al médico?-

Fernanda estaba dudando, ¡cómo podía decir que no podía ir al médico porque su madre la encerraba en la habitación! Solo podía fingir que no le importaba, y decía, -Es sólo un resfriado leve, no es grave.-

-Cuántas enfermedades leves se convierten en enfermedades graves por descuido, ya tienes dieciocho años y tienes que aprender a cuidarte.- Isidro evidentemente estaba descontento con la respuesta, y miraba a Fernanda con ojos de desaprobación.

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