Mi cariño de 18 años romance Capítulo 7

-La palabra de Pedro no te lo tomes en serio. -

Fernanda no decía nada, pero la mano que sostenía la colcha se tensaba y sus ojos se llenaban gradualmente de lágrimas.

Isidro miraba a Fernanda y le decía, -Llora si quieres, no necesitas aguantar frente a mí.-

Una simple frase hacía que Fernanda se echara a llorar después de sufrir tanto durante tanto tiempo.

-Señor...-

Lloraba durante mucho tiempo y no podía controlarse a sí misma. Al verla llorar fuerte, Isidro le calmaba suavemente la espalda con un par de grandes palmas, aunque no hablaba, el cuidado silencioso hacía que el llanto de Fernanda era más imparable.

Fernanda era solo una chica que acababa de cumplir dieciocho años, debía estar en una época despreocupada, por eso no podía controlar sus emociones.

Estaba bien si nadie la consolaba, pero tan pronto como alguien la consolaba, se sentía muy agraviada.

Isidro se le dolía un poco cuando la miraba.

Antes preguntaba por qué Fernanda venía a pedirle préstamo para ir a la universidad, luego de escuchar a Pedro sobre la situación de la familia de Fernanda, se daba cuenta de que su familia la trataba mal.

Ahora, estaba casada con él, por supuesto que él no la dejaba sufrir tales agravios.

No sabía cuánto tiempo llevaba llorando, Fernanda se sonó la nariz con un pañuelo y finalmente dejaba de llorar.

Se escondía debajo de la colcha y miraba a Isidro avergonzada.

Era la primera vez que lloraba así frente a los demás.

Echaba un vistazo a Isidro y veía que a Isidro no le importaba, y luego sonreía cómodamente.

Y después tomaba la medicina según las instrucciones de Isidro y se dormía profundamente.

Un sueño dulce.

Cuando se despertaba al día siguiente, recordaba que aún quedaban algunas cosas en casa, como teléfonos móviles, que debía traerlo, así que llamaba a Pedro y la enviaba a casa.

Tan pronto como entraba en la casa, Juana se apresuraba a señalar su nariz y la insultaba, -Maldita chica, no te quieres casa, pero has aprendido a fugarte con un hombre, ¡y nunca regresas toda la noche! ¡Me avergüenzas tanto!

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