Isidro preguntó, -¿Ha pasado algo?
Fernanda suspiró, -Es mi madre, que le contó a mi tía sobre mi matrimonio contigo y le pidió que me persuadiera.
No solo eso, la madre de Fernanda también llamó y pidió a todos los parientes que se le ocurrieron de la familia.
En ese momento, lo que su madre Juana dijo a sus familiares fue: Esa familia es demasiado mala. Como saben que a Fernanda es muy fácil de engañarle, quieren que se case con él. Pase lo que pase, ¡no estaré de acuerdo!
De esa manera, lo que dijo convirtió a Isidro en un tipo malo, pobre e inútil, pensando en secuestrar a su hija y Fernanda se convirtió en una chica tonta quien fue engañada.
Por lo tanto, movilizó a todos sus familiares para persuadir a su hija.
Por la noche, Fernanda preparó comida, la sacó de la cocina y volvió a recibir una llamada.
Esa era la quinta llamada que recibió esa tarde.
Ella tampoco entendía de dónde venía el coraje de su madre para que lo diera a conocer a todo el mundo.
Al verla fruncir el ceño mientras sostenía su teléfono móvil, Isidro preguntó, -¿Otra vez es alguien que tu madre le pidió que te llamara?
-Sí.
Fernanda se sentó, apagó el teléfono directamente y puso el cuenco frente a Isidro. Ella no tenía nada que hacer ese día, así que se tomó el tiempo para preparar la cena, -Venga, vamos a comer. No la hagamos caso.
Fernanda la seguía odiando, aunque era su madre.
Lo que hizo ese día Juana fue demasiado, llegó tan lejos que Fernanda no quiso perdonarla.
Isidro extendió su mano y cogió los cubiertos, -Está delicioso.
No se podía decir que las habilidades culinarias de Fernanda fueran particularmente buenas, pero a Isidro le gustaba comerlo.
Fernanda miró cómo comía Isidro, quien pareció que no tomó muy en serio el asunto de ese día en absoluto. Sin embargo, ella estaba muy inquieta, -¿Cómo están tus padres?
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