Mi cariño de 18 años romance Capítulo 92

Si ella tuviera una pierna rota, que le impediría levantarse y caminar, encima tenía que enfrentar a que su prometida pudiera huir y que otros se rieran de ellos por esas cosas, entonces, ¿cómo estaría ella?

Con solo pensarlo, sintió que podría volverse loca.

-Di directamente lo que quieras decir -le dijo Isidro al verla dudando en hablar algo.

-Nada, ¡venga! -Fernanda le puso algo de comida en su plato-. ¿Puedes probar este pollo con pimiento picante y ver si sabe bien?

Isidro comió un poco, -Sí.

-Bebe un poco más de sopa.

Ella le llenó un cuenco y le estaba cuidando muy bien.

Sentía que esa era la única forma de vaciar la culpa que tenía en su corazón, aunque ella sabía que lo que hacía no era nada.

Después de la cena, Fernanda limpió los platos y regresó a la habitación con Isidro.

Isidro la miró, -Es tarde, ve a darte un baño y descansa, debes estar muy cansada hoy.

Aunque vivían juntos en la casa de Isidro, se acostaban separados y cada uno tenía su propia habitación.

Ambos habían estado solteros durante muchos años y si de repente vivían en la misma habitación, sin mencionar que Fernanda no estaría acostumbrada, Isidro tampoco. Después de todo, él siempre había sido una persona que necesitaba espacio personal.

Fernanda dijo, -¡Señor, te ayudaré a ducharte!

Isidro miró a Fernanda, completamente inesperado de que de repente ella tuviera esa idea.

¿Ayudarlo a bañarse?

Miró a la chica, -Ven aquí.

Fernanda se inclinó obedientemente, Isidro puso una mano cálida en su frente y dijo, -¿Estás mal de la cabeza?

Fernanda dijo, -Quiero ayudarte, ¿por qué tengo que estar mal de la cabeza?

-Eres una chica, ¿crees que quiero que me ayudes a ducharme?

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