Mi Chica Melifluo romance Capítulo 3

Tras reservar su habitación, ni siquiera depositó su equipaje y fue directamente al casino.

En el luminoso vestíbulo, buscó mesa por mesa y sección por sección, aplaudiéndole los hombros a cada hombre que se parecía a Felipe.

Pasaron dos horas y volvió a la puerta principal, observó alrededor del gran salón y se dio la vuelta decepcionada. Le habían dado mala información, no había encontrado a ese hombre.

De repente, sus ojos se abrieron de par en par y miró fijamente al hombre delgado que entraba perezosamente por la puerta, que rodeaba con su mano la cintura de una mujer que estaba a su lado. La chica tenía cabezas de muñeca y una mirada de buen rollo mientras sonreía de lado.

—Qué bien, cariño.

Bajó la cabeza y besó a la chica en la mejilla y ella se echó a sonreírse.

—Felipe.

Agarró su maleta y se acercó paso a paso, llamando con dificultad.

Felipe levantó la cabeza de pronto y la miró con sorpresa.

—Devuélveme mi casa.

Le tendió la mano de manera rígida y trató de mantener sus emociones: sin enfadarse ni llorar...

—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Qué casa? No vengas a hacer ridículo aquí, ya hemos roto —Felipe frunció el ceño, miró a su alrededor y dijo con cierta impaciencia.

—Eres un hombre, no seas tan descarado que te aprovechaste de mi situación, esa es la casa que me dejó mi padre.

Los labios de Dulce empezaron a temblar incontroladamente y sus ojos se fijaron en él.

—¿De qué estás hablando? —Felipe puso una cara sombría y habló con rudeza. Cogió de la chica e intentó salir de aquí pasándola.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Chica Melifluo