Mi dulce corazón romance Capítulo 35

Aurelio sonrió, e incluso una sensación de alegría apareció entre sus cejas que siempre habían sido indiferentes.

—Está bien, volveré pronto.

—Vale, te dejo.

—Vale, adiós.

Después de colgar el teléfono, miró el teléfono y sonrió feliz.

El sol poniente se inclinó y los rayos dorados de luz se derramaron desde el horizonte hasta la tierra, como para darle al mundo un resplandor cálido, y no solo eso, sino que también hicieron que las personas sintieran una calidez en su corazón.

Aurelio guardó el teléfono, se dio la vuelta y entró en la sala de reuniones.

Los cargos superiores lo estaban esperando, el gerente de marketing parado frente al proyector estaba a punto de seguir informando sobre el próximo plan, pero Aurelio levantó la mano para interrumpir.

—Está bien, todos estáis cansados hoy, así que la reunión se acaba por aquí. Los proyectos que mencioné para revisar, os lo lleváis a casa para revisarlos de nuevo. Mañana por la mañana venís a mostrármelo. Eso es todo, ¡la reunión se ha terminado!

Mientras hablaba, ya había tomado la iniciativa para irse con pasos grandes.

Todos los cargos superiores se quedaron atónitos.

Esto, esto...

¿Y la reunión se terminó así?

En el pasado, cuando Aurelio notificaba para una reunión, siempre acababan hasta las 8 o 9 de la noche.

Como muy tarde, ¡también hubo casos de acabar a las 11 o las 12!

¿Por qué hoy se acabó tan temprano?

¡Solo eran más de las cinco de la tarde, jefe!

No solo los cargos superiores, sino que Sergio también se sorprendió un poco.

Cuando Aurelio salió a contestar el teléfono antes, accidentalmente miró el identificador de llamadas en la pantalla del teléfono y supo que era Cordelia quien llamó.

¡No se había esperado que tuviera un encanto tan grande!

¿Había conseguido que su jefe, que siempre había sido aclamado como adicto al trabajo, dejara de lado el trabajo solo para ir a casa y comer con ella?

Sergio decidió en silencio en su corazón, «Bien, ¡parece que tengo que cambiar de estrategia en el futuro! No importa si complazco al jefe, ¡lo importante es que tengo que complacer a la esposa del jefe!».

***

Después de que Cordelia terminó la llamada con Aurelio, llamó a Isabel.

La familia Vega estaba hundiéndose en una depresión en ese momento.

A Bosco lo había llamado Ricardo, así que no estaba allí. En el salón solo estaban Isabel y Briana, además de Sebastián y su esposa.

La atmósfera era muy silenciosa porque nadie habló.

Por eso, fue particularmente repentino y estridente cuando sonó el teléfono.

Isabel miró con impaciencia al mayordomo Julio, entonces Julio rápidamente se acercó a cogerlo.

Después de unos segundos, volvió corriendo y susurró.

—Señora, es la señorita Cordelia.

Isabel se burló.

—¿Todavía se atreve a llamarnos?

Julio bajó la cabeza y no se atrevió a hablar.

—Abuela, ¿podría ser que mi hermana se dio cuenta de que se había pasado demasiado esta vez y llamó para disculparse? —dijo Briana tímidamente.

—¿Se piensa que todo se arregla con una disculpa? ¡La empresa ha tenido tantas pérdidas que ni se lo puede permitir! —gritó Sebastián.

Isabel estaba escuchando las palabras de Briana, pero de repente un brillo apareció en sus ojos.

Se acordó de algo. Luego se levantó para acercarse a contestar el teléfono.

—¿Qué quieres?

En el otro lado de la línea, Cordelia frunció los labios.

—Señora Isabel, ¿cómo te ha ido el día?

Con cara disgustada Isabel dijo fríamente:

—No tienes que llamar para reírte de mí. El escándalo ha hecho que la familia Vega quede mal delante de todos, y como parte de la familia Vega, ¡tú tampoco has quedado muy bien!

—¿En serio? Me ha sorprendido un poco, ¡no sabía que para ti sigo siendo miembro de la familia Vega!

Ese comentario obviamente irónico hizo que a Isabel se le atascara la garganta.

Tenía algo en la punta de la lengua.

Pero finalmente lo reprimió y dijo con voz profunda:

—¿Qué estás tratando de decir?

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