Mi dulce corazón romance Capítulo 7

Ella no pudo evitar jadear.

—¿Matrimonio? ¿Nosotros? ¡Esto es imposible! ¡Estaba borracha anoche, este documento no cuenta para nada!

Aurelio la miró con ojos fríos y se burló.

—Cuando te querías acostar conmigo firmabas lo que sea, pero ahora que ya lo has conseguido, ¿no quieres admitir esto?

Cordelia no supo qué responder al respecto.

—¡Ja!

Se burló de nuevo con una pizca de sarcasmo.

Cordelia no supo qué decir por un tiempo, luego difícilmente :

—Eso es algo que pasó porque los dos estuvimos de acuerdo, ¿cómo puedes echarme toda la culpa?

Ella era una mujer, si él no estaba de acuerdo, ¿le podría haber obligado a hacerlo?

Inesperadamente, un segundo después, alguien se desabotonó la camisa.

—Sabiendo que no lo admitirías, afortunadamente tengo pruebas.

La mirada de Cordelia siguió sus movimientos, él había revelado su delicada clavícula cuando desabrochó dos botones, y se podía apreciar algunos chupones y rasguños ambiguos.

¡Se podía suponer lo intenso que había sido anoche!

¡Tenía ganas de cubrirse la cara y escapar!

Obligándole a acostarse con ella consiguió placer momentáneo, ¡pero una vez consciente quería que se le tragara la tierra!

Bajo el ferviente recordatorio del hombre, finalmente recordó lo entusiasmada que estaba anoche, de modo que su rostro instantáneamente se sonrojó como dos tomates maduros.

—¡Lo siento! Realmente no lo hice a propósito, ¡o si no! Ya ves cuánta compensación necesitas, lo aceptaré todo, pero este matrimonio… ¿podemos no casarnos?

Aurelio de dejó una ojeada gélida, una leve frialdad aparecía en el fondo de sus ojos.

—¿Compensación? ¡Bien! Sergio.

—Sí.

Sergio dio un paso adelante con un iPad en la mano. Después de hacer algunos deslices en la pantalla colocó el iPad frente a Cordelia.

—Señorita Cordelia, esta es la nueva lista de la revista Forbes que se ha publicado el mes pasado sobre los solteros más ricos del mundo. La última noticia es que había gente que está dispuesta a ofrecer cuatro billones solo para pasar una noche con el señor Aurelio. Para que se haga una idea.

Cordelia se quedó boquiabierta del susto.

Su mirada recorrió el iPad, en la foto el hombre daba la sensación de admirable y arrogante. Su mirada perspicaz parecía que podía salirse de la pantalla y atravesarla.

Así que no pudo evitar tragar saliva.

—¿Quieres decir que si quiero compensar tengo que pagar cuatro billones?

—Eso es.

Cordelia de repente sintió como si le habían tendido una trampa deliberadamente.

Ella lo miró con sospecha, y cuanto más miraba, más sentía que la persona frente a ella le parecía un poco familiar, entonces sus pupilas de repente se contrajeron.

Luego se agachó la cabeza para mirar el nombre en el iPad y en el certificado de matrimonio.

Aurelio… Clemente…

¿¿¿¡¡¡Aurelio Clemente!!!???

«¡Maldita sea! ¡Maldita sea!».

Cordelia solo sintió que en su cabeza pasaba miles de palabrotas que casi no la hizo saltar de la silla.

Ya decía que ese nombre le sonaba de algo, ¿así que era él?

El heredero y director del Grupo Clemente, un nombre frecuente en la lista de ricos de Forbes. Se rumoreaba de que era muy adinerado y que sus antecedentes eran muy misteriosos e impredecibles.

El Grupo Delia que había fundado hacía unos años creció súper rápidamente. Se apoderó de la mitad de la industria del entretenimiento nacional en solo dos años, lo que era nada menos que un milagro.

Ella guardó silencio por un momento.

Antes pensaba que los cuatro billones eran demasiado caros, ahora que conocía su identidad, tenía que admitir que algunas personas simplemente se merecían esa cifra.

Entonces dijo con cuidado:

—Esto… ¿Podemos discutirlo y cambiar la forma de compensación?

El hombre de enfrente arqueó las cejas levemente con sus ojos un poco fríos.

—¿Cómo dices?

—Realmente no puedo pagar cuatro billones…

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