Mi Esposa Astuta romance Capítulo 4

Lorenzo sufría de insomnio desde hacía años, y una chica como Camila era incapaz de curarle a fondo. Tras el tratamiento de Acupuntura, Lorenzo se calmó temporalmente y se durmió, pero sólo había dormido más de 20 minutos.

Aun así, Lorenzo se contentó con ello, porque normalmente su sueño duraba sólo unos minutos.

En ese momento, los labios de Lorenzo se curvaron en una leve sonrisa.

«Parece tan linda cuando está profundamente dormida.»

En el salón de la Propiedad Privada...

—Eres tan linda y dulce, Camila. Todos nosotros te adoramos. Si Lorenzo te pone triste en el futuro, dímelo. Seguro que le castigaré y le haré pedirte perdón —la abuela de Lorenzo, Alina Tejedor, le pasó el caviar a Camila mientras hablaba. Camila le caía realmente bien.

—Has sufrido mucho en el pasado. Toma un poco de caviar fino. Esto te ayudará a fortalecerte para que puedas dar a luz a muchos bebés sanos en el futuro!

Alina era amable y Camila disfrutaba de su compañía.

—Sr. Lorenzo —saludaron reverentemente los sirvientes a Lorenzo cuando llegó.

Lorenzo bajó de la escalera de la izquierda con elegancia, con un aspecto tan digno en ese traje hecho a mano.

La sirvienta personal de Alina se acercó respetuosamente con una bandeja de plata cubierta por un trozo de seda, sonriendo:

—Por favor, eche un vistazo, Doña Cambeiro.

Alina no pudo esperar a levantar la seda y observó detenidamente las sábanas manchadas de sangre que había debajo, sonriendo de oreja a oreja.

Aunque Camila aún era virgen, entendió lo que estaba pasando a juzgar por la reacción de Alina, sonrojándose al instante.

—Espero que no sea un movimiento innecesario. Todavía eres virgen, ¿no?

Lorenzo miró a la sonrojada Camila con una sonrisa cómplice.

—Eras muy joven cuando te fuiste de casa, y has permanecido en el exterior durante años. Además, acabas de celebrar tu vigésimo cumpleaños. Supongo que no has tenido sexo con ningún hombre antes, ¿verdad?

Lorenzo bajó la cabeza y susurró al oído de Camila. Su cálido aliento le hizo cosquillas en el tierno cuello de Camila.

Sin embargo, Camila se sentía incómoda estando tan cerca de Lorenzo, así que se alejó de él.

—Bueno... El caviar es fantástico. Toma un poco.

Camila metió una cucharada de caviar en la boca de Lorenzo sin pensarlo, por si volvía a decirle algo embarazoso.

—No...

Bruno estiró una mano para detener a Camila, pero antes de que pudiera terminar sus palabras, Camila ya había puesto una cucharada de caviar en la boca de Lorenzo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Esposa Astuta