Mi Esposa Astuta romance Capítulo 504

El hombre cambió repentinamente el sentido de la marcha y condujo hacia el puente de la circunvalación, y se detuvo rápidamente en el área de descanso.

—Has aparcado a propósito tu coche en el área de descanso separada para que yo pueda ver un buen espectáculo sin que nos vea nadie, ¿verdad?

Paola miró al frente y vio a la multitud que se había reunido a poca distancia, incluidos muchos periodistas.

—Chica ingrata, tómate tu tiempo y contempla este buen espectáculo —Ignacio la miró con cariño.

Los protagonistas involucrados en el conflicto no eran otros que Leila y Pascual.

Además de la señora que se había enfrentado con Leila en la sala de transmisión, había otros cuatro mujeres que estaban rodeando a Leila soltando groserías.

Paola se fijó bien y se dio cuenta de que las cuatro eran extranjeras y hablaban un inglés muy fluido.  

En la sala, Paola tenía la certeza de que Pascual había visto toda la entrevista, ya que su expresión facial revelaban sus pensamientos.

Y él racionalmente debía creer en las palabras de la mujer, después de todo había tantas pruebas claras, pero emocionalmente no podía aceptar una verdad así.

—Je, je. Esa Leila realmente me ha impresionado mucho... —Paola levantó ligeramente las cejas y miró hacia la escena caótica no muy lejos del puente.

Ignacio, de pie a su lado, observó con indiferencia la refriega que tenía lugar no muy lejos y preguntó causalmente:

—¿No tienes miedo de que te vean estar en mis abrazos?

—Deberías haber oído hablar de que te mantengo en privado como gigoló. Y nunca he tenido intención de publicar mi relación contigo, así que deberías estar bastante molesto, ¿verdad? —Paola dijo y bajó los ojos para mirar el brazo del hombre que le rodeaba la cintura.

El hombre no dijo nada, solo abrazándola con firmeza.

—No seas así. Si nos reconoce accidentalmente, será muy molesto —Paola trató de deshacerse del hombre varias veces, pero no pudo hacerlo.

«¿Desde cuándo este hombre se ha vuelto tan terco?»

—Has cancelado el compromiso con él y ahora no tienes ni novio ni prometido, por lo tanto, ¿qué hay de malo en que estemos juntos abiertamente? —el hombre dijo con una sonrisa ligera.

—¿Realmente no tienes miedo? —Paola habló tras de un momento de silencio.

—¿De qué hay que tener miedo si tenemos una relación abierta y honesta? —no le contestó directamente, sino que le preguntó a su vez.

Al oír sus palabras, Paola se quedó sin palabras sin saber cómo refutar. Este tenía razón. Incluso si se descubriera que ellos estaban saliendo, no sería nada.

—Me abrazas tan fuerte que no puedo respirar. Suéltame, ¿vale? —Paola suplicó.

—Entonces tienes que mostrar algo más de sinceridad, ¿eh? —el hombre dijo en una voz grave.

«¿Algo más de sinceridad? ¿Qué quiere que yo haga este tipo?»

Paola se quedó paralizada unos momentos antes de reaccionar y se sonrojó al instante.

Sabiendo que Ignacio no la soltaría a menos que ella lo besara, Paola, con la cara sonrojada, se puso de puntillas y rápidamente dejó un beso en los finos labios del hombre.

—Buena chica —el hombre dijo satisfecho y acarició con extrema dulzura la cabeza de su mujer.

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