Mi Juez Pervertido romance Capítulo 19

Nicolás

Podría ser un hijo de puta cabrón o incluso un cabrón pervertido que estaba sentado allí en la silla escuchando a mi novio, o mejor dicho, a mi prometida, porque el día de San Valentín planeaba invitar a mi libertino.

Sé que escuchar sonaría una locura después de todo, solo hemos estado unos meses y ya estaba absolutamente seguro de que lo que realmente quería era ella. Y escuchándola por teléfono con el juez Santiago y Dominique, no tuvo que decirme nada, sé muy bien que estaba celosa con solo escuchar la voz de la mujer al otro lado de la línea.

Si no estuviera a cuatro patas y locamente enamorado de Dominique, incluso intentaría algo con este juez. Solo hay una pero mi verga ni se levantó para escuchar su voz. Tiene vida propia frente a mi putita.

Por eso estaba luchando tanto para pedirle que se mudara definitivamente, porque tanto ella como yo no estaríamos tan celosos el uno del otro. Sé exactamente lo que Dominique estaba sintiendo al escuchar la voz del juez.

En mi caso fue ver a esos hijos de puta mirándola como si fuera un bistec jugoso y mira lo cerca que estuvieron de ser asesinados por mí. La única razón por la que no los maté fue porque no quería que me arrestaran y también perder mi puesto de juez, que me gustaba mucho.

Y viendo la forma en que esos idiotas miraban a mi tortuosa, decidí etiquetarla para demostrar que tenía un hombre en su vida porque el anillo enorme que le di no era suficiente para demostrar que estaba comprometida.

Lo que no ayudó mucho es que ella era demasiado sexy para mí y me confesó en el momento en que besé hace unas horas que tenía miedo de perderla y que el miedo era demasiado fuerte.

Sé que nunca me dejaría, ¡sé que lo haría! Era tan fuerte el amor que sentíamos que a veces tenía miedo de despertarme y pensar que todo era un sueño, que pasaría por su mesa y me saludaría, como si nada.

Y en ese momento verla ahí hablando por teléfono y viendo como la vena de su cuello saltaba como si me estuviera llamando para que me mordiera. Es en esos momentos en los que desearía ser un vampiro y poder morderla y vivir muchos, muchos años juntos. Es un disfraz sencillo, tal vez podría usarlo en la próxima fiesta de Nicole.

Lo cual, por cierto, estaba un poco lejos, incluso iba a preguntarle a mi devasinha sobre su mejor amiga. Si no fuera por Nicole, mi pequeño lujurioso no estaría aquí conmigo hasta el día de hoy.

Y ahí me quedo perdida en mis pensamientos, viendo lo hermosa, sexy, provocativa que se veía Dominique, con una marca roja en el cuello del otro lado y los labios hinchados de tanto besar.

Siempre era así, era como si el hambre que sentía por ella nunca se saciara, mi polla podía estar de acuerdo con eso, porque siempre estaba llorando por ella.

— Señora Santiago, le consulto cuando puede venir y me comunico con usted, ok! Dominique llama y sé que se moría por terminar la llamada.

"Está bien, esperaré y ¡gracias!" — se despide y yo me quedo ahí mirando a mi libertino que me miraba muy cabreado.

- ¿Que hice? Pregunto con cautela, sin saber lo que estaba pasando por su pequeña cabeza.

"Nicholas, ¿prestaste atención a la conversación?" me pregunta, mirándome con cautela.

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