Mi Juez Pervertido romance Capítulo 9

Nicolás

No le doy tiempo a Dominique para que cambie de opinión: la llevo directo a mi habitación, la siento en la cama, y necesito control para no arrancarle la ropa y hacerla mía de una vez. ¡Qué hermosa y caliente está, con el pelo enredado!

¿En qué estás pensando tanto? pregunta con curiosidad, y se lame los labios, poniéndome aún más duro.

"¡Tengo miedo de lastimarte!" - Declaro con sinceridad.

"¿Y quieres rendirte?" pregunta, y me acerco a ella, me arrodillo y paso mi mano por su cara y sus dedos en mi boca.

- ¡Sólo si tú quieres! Respondo, queriendo hacer que Dominique se sienta cómoda.

"No quiero rendirme, ¿y tú?" – responde y baja el tirante de su vestido, haciendo que mis ojos se desvíen de su hermoso rostro y caigan en su regazo.

- ¡Ah no! ¡Y nada ni nadie te hará rendirte! - Afirmo y ayudo a bajar más el vestido, dejando al descubierto los maravillosos senos.

Ver a Dominique aquí, todo rendido a mi contacto, me hizo más poderoso que nunca. Mi lasciva toma mis manos y las lleva a sus pechos, haciéndome sentir lo grandes, pesados y llenos que son.

"Te quiero..." susurra.

“ ¡Oh, yo también te quiero a ti! - respondo y sigo masajeando mis senos un poco y luego pongo mi boca sobre uno de ellos y sigo alternando con lametones y pellizcos que le doy a la ligera.

Me cambio de pecho y me meto otro en la boca, haciendo lo mismo que hice con el otro, dejando ambos pezones muy duros y húmedos.

Me pongo de pie, dejando sus pechos, dejándola frustrada y con ganas de matarme, y tal vez incluso quiero matarme por no seguir tocándola.

"Te ves tan hermosa así…" digo, mirándola encantada con la forma en que su piel se pone roja.

"¿Estas tratando de matarme?" bromea, poniéndose de pie y haciendo que el vestido caiga a sus pies, haciéndome jadear, es tan hermosa en ropa interior, mirándome.

"¡Ay no, mi putita linda, aquí nadie va a matar a nadie!" - bromeo, mirando el hermoso cuerpo, lleno y delicioso. Espero volver a experimentar su sabor.

Empiezo a desvestirme, y ella solo mira, mordiéndose el labio, haciéndome temblar más. Mi polla está muy adolorida y levantada, y me controlo para no adelantar la señal.

“Creo que me estás castigando…”, bromea, haciéndome sonreír, así que termino de desvestirme, desnudarme y hacer que Dominique mire mi cuerpo, sabiendo que realmente lo está disfrutando.

- ¿Algún problema? Pregunto, mirando su mirada de arriba abajo.

- ¡Eres perfecto! dice, susurrando, y camino hacia ella.

Con cada paso que das , tu respiración se acelera. Cuando finalmente llego a ella, nos miramos durante un largo rato. Llevo mi mano a su rostro y lo acaricio, observando cómo responde a mi toque.

Suelto su largo cabello, dejándolo caer en cascada y haciéndola lucir más hermosa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Juez Pervertido