Abro los ojos despacio y parpadeo varias veces para que mis ojos se acostumbren a la luz, espera en el calabozo no entra tanta luz, con la mirada recorro el lugar, no estoy en el calabozo sino en una habitación, me levanto de la cama espera viene a mi memoria lo último que recuerdo es que me desmaye porque estaba perdiendo mucha sangre, bajo mi vista hasta mi herida y veo que alguien me curo en eso se abre la puerta de golpe dejando ver a Gabi muy exaltada.
Ara - ¿Qué tienes Gabi?
Gabi - ¡tienes que detener a Eduardo!
Ara - ¿Por qué?
Gabi – ven asómate en la ventana
Voy a la ventana y veo a mi hermano amarrado sin camisa y Eduardo con un látigo.
Gabi – tienes que ayudarlo por favor
Ara – no tienes por qué pedírmelo, ¿tu porque lo defiendes tanto?
Gabi – él es mi mate
Ara – ¡mi hermano es tu mate!
Gabi - ¿Cómo que tu hermano?
Ara – después te explico, vamos ayudar a mi hermano
Salimos de la habitación lo más rápido posible, hasta salir de la casa corro donde está mi hermano amarrado lo protegí con mi cuerpo y yo recibo el latigazo.
Tom - ¿Qué haces Ara?
Eduardo - ¡quítate Araceli!
Ara – NO, ¿por qué le vas apegar? ¿Qué te hizo el?
Eduardo – lo sobre mi novia y futura luna – volteo donde esta y estoy muy molesta
Tom – no es cierto, ella se me lanzo y yo la rechace, como no quise empezó a gritar que yo la quería violar, créeme Ara.
Ara – te creo Tom, ya quisiera esa zorra que Tom se la tire, al parecer no eres suficiente hombre para ella, tiene que buscar otro hombre.
Eduardo – ¡cállate! No hables mal de ella y yo le creo, así que te quitas o te los doy a ti los 10 azotes.
Ara – no, yo tomo el lugar de Tom
Tom – no Ara
Gabi – Eduardo si tu tocas a mi mate te mato, escuchen bien Tom es mi mate así que me lo llevo a mi manada.
Eduardo – okey, suéltelo y Araceli tomara su lugar.
Sueltan a mi hermano y yo tomo su lugar, me quito la blusa para quedarme en sostén, estoy lista para recibir los azotes de mi hermano.
Eduardo – que nadie se menta, cuenta conmigo Araceli.
Yo asiento con la cabeza, siento el primer latigazo me quejo de dolor.
Eduardo – 1…
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