Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 22

Hoy es viernes y no fui al instituto. ¿Por qué? Pues hoy es el último día que Tony va a estar aquí y quiere pasar tiempo conmigo. Su vuelo sale a las seis de la tarde por lo que se va a ir de aquí a las cuatro ya que tiene que estar más o menos una hora y media antes en el aeropuerto.

Son las nueve de la mañana y estoy en la puerta de la casa de Tony esperando a que me abra. Después de un par de segundos, lo veo abrir la puerta vestido con unos jeans y solo con eso porque no tiene una camisa puesta, aunque la tiene en sus manos. Su cabello rojizo esta todo desordenado y su cara demuestra que recién viene despertando.

Genial y eso que yo me desperté hace una hora y media para estar lista. La embarazada quería seguir durmiendo.

-Lo siento- es lo primero que me dice mientras se pone su camisa- Me quedé dormido.

-No si me di cuenta- le contesto entre risas.

Tony me deja pasar y automáticamente voy hacia la cocina. Últimamente me estoy muriendo de hambre y no quise tomar desayuno en la casa de Bren porque no quiero molestar más. Además, Eliana se quedó dormida tarde y la mamá de Bren estaba cansada y no quería hacer ruido.

Tomo la leche y los cereales. Esta confianza la gané por tantos años viniendo aquí como si fuera mi casa.

- ¿Tienes hambre? - pregunta Tony muerto de la risa apoyado desde la puerta de la cocina- ¿Acaso en la casa de Bren no te alimentan?

-No alcancé a comer algo- miento, no quiero que hable mal de Bren y su familia después de todo lo que han hecho por mí.

- ¿Quieres que te prepare algo? - pregunta y yo lo miro con cara de ilusión- Creo que el bebé necesita algo más nutritivo que leche con cereales.

Asiento, pero de todas formas mientras él me prepara la comida yo me como mi leche con cereales.

Veo a Tony cocinar unas tostadas con huevo mientras que yo le preparo café porque él aun no toma desayuno. Yo me caliento un poco más de leche y cuando está todo listo, nos sentamos en la misma cocina a comer.

- ¿Tienes todo listo para irte? - pregunto con la vista fija en mis tostadas.

-Si, ya tengo todo listo- dice y siento la ilusión en su voz- Ya extraño entrenar todos los días.

-Me imagino- respondo concentrada ahora en mi leche.

Pasamos el resto del desayuno hablando sobre el servicio militar. Tony me cuenta sobre sus amigos y sus capitanes. Como ellos le dicen todos los días lo perfecto que es para la vida militar y que está más que listo para poder seguir con los estudios militares en otro lado, pero primero tiene que terminar el servicio.

También me cuenta lo mucho que habla con sus amigos de mí y su familia. Eso me hace sentir un poco mejor, pero toda esta charla me está recordando cada vez más que no podré comunicarme con él durante unos seis meses.

-Creo que hay un regimiento militar a unas dos horas de aquí- me dice y yo casi me atraganto con mi tostada- Puede que no pueda quedarme aquí todos los días, pero los fines de semana y cuando tenga libre podría venir sin problema a verlos.

- ¿Es el más cercano? - pregunto, un poco decepcionada.

-Si, pero que mejor que venir a verlos todos los fines de semana- dice y yo asiento tratando de parecer optimista.

Me gustaría decirle que lo voy a necesitar aquí cuando el bebé nazca, que habrá algunas noches en las que de verdad lo necesite, que me voy a asustar cuando se enferme y que no siempre eso va a pasar los fines de semana, pero no digo nada porque ya sé lo que va a decir. Me va a decir que no va a dejar sus sueños por nosotros y no creo que pueda soportar escucharlo decir eso de nuevo.

Luego, dejamos de hablar de todo el asunto del servicio militar, por fin, y luego saca una play station 3 y comenzamos a jugar. Siempre hacíamos esto en los veranos. A mí me gusta jugar las carreras de autos y siempre le gano. Ahora mismo estamos haciendo eso y se siente como si hubiéramos vuelto el tiempo atrás y todo fuera lo mismo de antes.

- ¿Cómo eres tan buena si solo jugabas cuando estabas conmigo? - pregunta Tony entre risas.

-Porque siempre estaba contigo, idiota- le respondo justo al momento de cruzar la meta y ganar. - Ganarte es más fácil que hacer enojar a Mack.

-Deberías aprender a conducir- dice dejando el mando a un lado- Serías tan buena como en el juego.

- ¿Para qué? Por cómo van las cosas jamás tendré un auto.

-No creo que eso sea así- dice y se acerca un poco más a mí de una manera que trata de hacerlo sutil, pero no le funciona porque me doy cuenta de inmediato- Además, te tengo un regalo.

Frunzo el ceño y lo quedo mirando con confusión y sorpresa. Tony se levanta y camina hasta lo que supongo es su habitación. Vuelve en unos minutos con una caja pequeña en sus manos. Está envuelta en papel de regalo y con un lindo listón encima.

Lo recibo en mis manos y lo miro unos segundos. Tony se sienta a mi lado, más cerca que antes, y de manera nada disimulada pasa su mano por detrás de mis hombros y mantiene su brazo en ese lugar.

Muevo un poco la caja y no siento que haya algo allí, pero dudo que Tony me haga una broma de este estilo.

Al menos el antiguo Tony no lo haría.

- ¿Por qué es esto? - le pregunto antes de abrir el regalo

-Por tu cumpleaños- me responde como si no fuera gran cosa- No estaré aquí la próxima semana así que te doy tu regalo de cumpleaños adelantado.

-Oh, gracias, Tony- le digo con una sonrisa.

Un poco nerviosa e incómoda, porque no me gusta mucho que me den regalos, abro la pequeña caja y me encuentro con una adorable sorpresa.

- ¿Un oso de peluche? - pregunto tomando el oso de la caja y él asiente con una sonrisa incómoda en sus labios.

No es muy grande, sino que de tamaño mediano. Es celeste y demasiado tierno. Está vestido con un traje formal, pero eso solo atribuye a que se vea más adorable aún.

Lo inspecciono un poco el oso y encuentro un cierre medio escondido en la parte de la espalda. Miro a Tony como preguntándole para qué es eso.

-Ábrelo- me dice mientras se pega a mi lado.

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