Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 23

Despierto porque siento una pequeña mano en mi cara. Una muy pequeña y suave mano de bebé que sé que es Daniel, el hermano pequeño de Bren, porque en los últimos días ha tomado la costumbre de venir a la habitación en la que duermo, la de Bren, y despertarme. Obviamente no lo hace de una mala manera o por ser malo. Es solo un bebé y me encanta estar con él.

-Cashie- dice Dan que a sus dos años ya dice varias palabras.

Me hago la dormida y entreabro los ojos para ver su pequeña y regordeta cara con un puchero en sus labios. Intento no reír, pero Dan lo nota así que escucho su risa sin abrir los ojos aún.

- ¡Cashie! - dice él. Últimamente le encanta decir cosas como "cha" o "chi" o a todas las cosas y palabras que intenta aprender le pone esas cosas.

Yo río y abro los ojos. Ahí me encuentro con un muy sonriente Dan que me pide que lo ayude a subirlo a la cama para estar junto a mí. Con un poco de esfuerzo porque mi estómago ya es grande y me molesta un poco, logro subir a Dan a la cama.

Despeino un poco al niño de dos años que parece muy feliz estando aquí conmigo mientras muerde uno de sus juguetes. Un dinosaurio, creo.

Comienzo a pensar que en dos años estaré de la misma forma, pero con mi niño en mis brazos. Mi propio invasor que va a invadir toda mi vida, desde mi cama hasta cualquier aspecto y cosa de mi vida que se me pueda ocurrir.

Voy a tener a mi propio Dan y ya quiero nombrarlo, pero todo ese asunto se fue a la basura cuando Tony me dijo que no quería hacerlo conmigo y he tratado de evitar ese tema en mi cabeza desde hace dos días, porque hoy es domingo. Me duele pensar en lo que hizo porque llego a conclusiones que no me gustan, como que no le importa el bebé o cosas por el estilo.

Dan agarra con suavidad mi cabello y me saca de mis pensamientos haciendo que una sonrisa aparezca en mis labios.

- ¿Quién es un bebé muy lindo? - pregunto y Dan me da una sonrisa y ríe mostrándome sus pequeños dientes.

- ¿Bebé? - pregunta apuntando mi estómago.

Yo asiento y él con mucho cuidado, como le enseñó Bren, pone una de sus manos en mi estómago. Sonrío cuando siento que mi invasor se mueve y Dan se asusta un poco y saca la mano.

-Hey, no te asustes, Dany- le digo y tomo su mano para volver a ponerla en el lugar en donde estaba- Es solo el bebé moviéndose.

Dan, un poco receloso, mantiene la mano así y nos quedamos en silencio hasta que mi invasor se mueve y ahora Dan en vez de asustarse, se ríe.

-Eres tan adorable, Dany- le digo mientras muevo su cabello.

-Si, es que se parece a mí- escucho la voz de Bren que mira la escena desde el marco de la puerta.

- ¿Tú adorable? - pregunto entre risas- Puede que en tus sueños.

Bueno, él si es adorable y mucho cuando se lo propone, pero no diré eso jamás en voz alta.

-Tú estás en mis sueños, lindura- guiña uno de sus ojos en mi dirección.

-Deja de coquetearme, Coleman. No te va a funcionar, eso lo sabes.

Si, si funcionaría si mi vida fuera otra en este momento, pero eso es algo que tampoco diré alguna vez en voz alta.

Veo a Dan y él está mirando a su hermano con una sonrisa en la cara. Luego, me mira a mí y me guiña un ojo tal y como lo hizo Bren hace unos segundos.

-Eres el bebé más adorable que he visto, Dan- le digo y beso su mejilla regordeta.

-Claro, él lo hace y es adorable- dice Bren acercándose a nosotros- pero lo hago yo y solo estoy coqueteando inútilmente.

-Tú no tienes esta carita de bebé- le digo apuntando la cara de Dan.

-Iré a hacerme de inmediato la cirugía para poder cambiar de cara con mi hermano de dos años- dice y ambos reímos.

En eso, Dan le pide a Bren que lo baje de la cama y él, con su juguete, sale de la habitación dejándonos Bren y a mí solos.

Bren se sienta a mi lado en la cama y toma mis manos. Las lleva a su boca y tira aire para calentarlas un poco. Estamos en invierno y hace mucho frío. Creo que escogí un mal día para mudarme.

Oh si, hoy es el día en que me voy a vivir con Phillipe. Nueva casa, nueva habitación y más privacidad e independencia. ¿Qué mejor?

- ¿Estás segura de que quieres irte? - pregunta Bren un poco desanimado.

Contarle a Bren mi decisión fue difícil. Pasó por un montón de fases que se repartieron entre el enojo, tristeza y aceptación.

-Estoy segura, Bren- le digo apretando su mano- Pero puedes ir a visitarme cada vez que quieras.

- ¿A ti y al invasor?

-No nos vamos a ninguna parte lejana, Bren.

-Lo sé, pero igual los voy a extrañar. - dice mientras acaricia mi estómago.

Siento una pequeña punzada en mi corazón, pero nada en un mal sentido. Es la misma punzada que me daba cuando él hacía algo lindo por mí antes de que todo este asunto del invasor empezara.

Trato de eliminar ese sentimiento de mi interior porque sé que no debo sentir nada por este chico. Tampoco es que fuera justo y dudo que en este momento sea recíproco el sentimiento. Lo fue hace unos meses, pero ya no. Digo, ¿quién querría estar con una chica que va a tener un hijo de otra persona?

Mi ánimo baja un poco ante ese pensamiento, pero me digo que el único hombre que debe importarme ahora debe ser el invasor.

-Mi mamá dice que vayas a desayunar- dice Bren acercándose un poco más a mí- Hoy la familia Coleman te va a ayudar a mudarte, aunque ninguno quiere que te vayas.

-Bren...

-Lo sé, tienes que hacerlo. Aun así, ven a visitarnos seguido, ¿sí?

-Como si pudiera deshacerme de ti- le digo en broma y él ríe haciéndome saber que entendió mi broma.

-Como si quisieras deshacerte de mí- dice él y me da su típica sonrisa coqueta.

No digo nada porque no quiero admitir que lo que menos quiero en este mundo es deshacerme de Brennan Coleman.

...

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