Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 25

A veces siento que el miércoles es el peor día de la semana, incluso peor que el lunes. Al menos el día lunes vienes descansado del fin de semana, pero el miércoles es justo la mitad. Estás lo suficientemente cansado y ni siquiera se ve cercano el fin de semana como para darte un pequeño apoyo moral.

Pero hoy no me importa que esté cansada y que el viernes se vea tan lejano. Tengo que ir donde la doctora para poder ver a mi hijo que ya tiene seis meses de gestación.

Si, ahora me emociono cada vez que voy al médico.

Hace un mes que Tony llegó y hace unas semanas que se fue, nuevamente, pero ahora sabiendo toda la verdad. Mack dice que no ha llamado a casa y que no han recibido carta alguna de él. Yo tampoco y sinceramente no me sorprende.

¿Algún día va a volver? No lo sé y mentiría si dijera que no me importa porque si lo hace y mucho. No quiero que mi hijo crezca sin su padre, pero ¿qué más puedo hacer? Ya le dije toda la verdad y le pedí que se quedara, no directamente, pero él sabía que era lo que yo quería, y aun así prefirió la milicia que estar con nosotros. Ya no veo que más puedo hacer, pero hasta que no sea oficial, voy a tener la pequeña esperanza de que va a volver, que voy a recibir una carta diciendo que viene con nosotros y que se dio cuenta que ver crecer a su hijo es su nuevo sueño.

Hasta entones, solo me queda vivir mi vida sin Tony.

Con Bren entramos a la habitación en donde la doctora Jessalyn nos está esperando. Él jamás se ha perdido una cita conmigo y no va a empezar ahora. Es mi gran amigo y compañero en todo este proceso.

Hago la rutina de siempre. Me acuesto en la camilla y subo mi playera para dejar mi estómago abultado libre y listo para que le pongan el gel frío encima.

- ¿Cómo te has sentido estas semanas, Cassie? - me pregunta la doctora, como siempre.

-Muy bien- le digo con ánimo- Cada vez está más grande.

-Si, me alegra que ya esté entre las mediciones normales- dice con una sonrisa- ¿Se ha movido mucho?

-Demasiado- responde Bren por mí y ambos nos reímos- Es chistoso porque Cassie aún no se acostumbra a sentirlo moverse.

-Es que es demasiado inquieto- le digo entre risas todavía- Cuando estoy en clases siempre se mueve y no me deja concentrarme.

La doctora ríe con nosotros y comienza a concentrarse en la pantalla que muestra claramente al invasor en ella.

Me encanta como se ve su perfil en ella. Va a ser un chico guapo, eso es seguro.

-Bueno, parece que todo está bastante normal- dice la doctora, concentrada- El bebé mide veintisiete centímetros, que está en los rangos normales y pesa trecientos cincuenta y dos gramos que, aunque está en los rangos normales, me gustaría que subiera un poco más de peso.

-Tendré que comer más- afirmo y ella asiente.

-Solo recuerda que tienes que comer por dos- dice y con Bren reímos. Él muchas veces me ha dicho exactamente lo mismo.

Después de un par de preguntas más, la sesión termina y me da un pañuelo para que pueda limpiar mi estómago. Me siento en la camilla mientras espero que ella me dé las fotos que siempre me da de mi invasor y yo las recibo con emoción.

-De ahora sentirás que el bebé se mueve más.

- ¿Más aun? - pregunto sorprendida.

-Si, es el mes donde tiene más movilidad y espacio para hacerlo porque aún es pequeño. - dice y yo me río pensando en todo lo que se va a mover mientras estoy tratando de poner atención en clase- Y también tiene la audición desarrollada por lo que ya puede escucharlos. Aprovéchense de eso.

- ¿Ya podrá reconocer mi voz? - pregunto emocionada.

-Claro, la de ambos- dice y yo le sonrío a Bren que tiene la misma sonrisa tonta que debo tener yo- Así que deberían hablarle más desde ahora y así crear un mejor vínculo con el bebé.

Con Bren asentimos y nos abrigamos para salir de la consulta porque ya estamos entrando a diciembre y el frío se hace presente. Demasiado diría yo.

Hoy vinimos en el auto de Bren que a él no le gusta mucho usarlo, pero hoy hace demasiado frío como para tener que tomar el bus a casa. Bueno, a la cafetería. Si, ahora es solo cafetería hasta que vengan los días con calor de nuevo.

Todo el camino vamos riendo y conversando de cosas sin sentido. Hablamos de un video chistoso que vimos hace unos días, de cómo Sam tiene un nuevo novio y de que Mack está más emocionada de lo que jamás pensé que la iba a ver algún día y todo es porque lo único que quiere hacer es salir del instituto para siempre.

Llegamos a la cafetería y vemos que está llena. Hay mucha gente haciendo fila y con Bren miramos y solo está Callum con Phillipe atendiendo.

Me acerco a ellos, por detrás del mesón de pedidos, y me acerco a Phillipe con Bren detrás de mí.

-Phil, ¿dónde está Leanne? - Si, cada vez tengo más confianza con él.

-Tiene un examen importante de matemáticas mañana- me dice Phil sin mirarme mientras atiende a la gente- Sabes que los estudios siempre son más importantes.

-Déjame ayudarte, yo me encargo de la caja- le digo y él me mira con tristeza, pero asiente- Bren, lo siento.

-Yo también quiero ayudar- dice con una sonrisa divertida en la cara- Además, no tengo nada mejor que hacer.

Río y Phillipe le da un golpe suave en la espalda mientras lo guía hacia donde está Callum y todos comenzamos a ayudar.

La fila cada vez se hace más corta y a la hora de cerrar ya no queda nadie adentro. Creo que vendimos tantos cafés que jamás querré volver a tomar uno en mi vida. De todas formas, no lo hago.

Leanne aparece por la cafetería justo al momento de cerrar junto con su cuaderno y con los lentes puestos que nos dice que estaba estudiando, tal y como debería. Tampoco es como si lo hubiera dudado. Callum y Leanne son buenos chicos.

- ¿Por qué no me dijiste que estaba tan caótico por aquí? - pregunta Leanne a Callum golpeando a su hermano en el brazo.

-Auch- dice él y mira mal a su hermana- El abuelo dijo que tenías que estudiar.

-Si, pero es más divertido estar aquí. - dice y Phillipe trata de decir algo, pero Leanne lo detiene- Lo sé, abuelo. Los estudios son primero.

Bren aparece y me trae un vaso de agua. Yo le sonrío con agradecimiento y él se sienta detrás de mí en las butacas que hay junto al mesón de pedidos.

Hago una mueca cuando me doy cuenta de que siento unas puntadas en mi espalda. Sé que no es nada grave, pero me duele la espalda. Debe ser el cansancio.

- ¿Todo bien? - me pregunto Bren al oído.

De nuevo está muy, muy cerca mío.

-Me duele un poco la espalda- le digo y él asiente.

Bren acerca un poco la butaca hacia la mía y hace que me estire un poco hacia atrás para que mi espalda choque con su pecho y así disminuya notablemente el dolor. Siento como el corazón de Bren late en mi espalda y lo hace muy rápido. ¿Estará nervioso como yo? Estamos muy cerca. Tanto que, para estar más cómodos, Bren pasa sus manos por mi cintura y me abraza poniendo las manos en el lugar donde está el invasor, tal y como lo hizo para mi cumpleaños hace unos días.

- ¿Mejor? - pregunta en un susurro.

-Mucho mejor- respondo sonrojada- Gracias.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pequeño caos (COMPLETO)