Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 62

Siete años después...

Tomo en brazos a mi pequeña niña de solo un mes de nacida y la mezo en mis brazos. No puedo creer que haya tenido otro hijo, bueno hija, después de Matheo.

Mi niña se llama Mariana Stephanie Coleman. Una de las abuelas de Bren se llamaba Mariana por lo que decidimos que era un buen nombre para nuestra niña. Tengo veintitrés años mientras que Bren tiene veinticinco. Mariana no fue planeada. Fue más bien una muy linda y amada sorpresa. Matheo acaba de cumplir ocho años y ama con locura a su hermana pequeña. Es muy inteligente y entiende completamente el que Mariana y él tengan distinto papá. No le importa.

Matheo tiene dos mamás y dos papás. Siempre ha sido así y él está más que cómodo con eso. No le importa lo que los otros niños piensen. Siempre dice que sus mamás somos Bianca y yo y sus papás Tony y Bren.

Todo lo que pudo ir bien en mi vida ha ido bien. Bren es exitoso, pudimos comprar una linda casa cerca de su lugar de trabajo y yo pude comenzar a estudiar hace un par de años, pero congelé cuando quedé embarazada de Mariana. Planeo retomar el año que viene. Seré una buena veterinaria o al menos eso me dicen todos. Tengo dos hijos que amo con todo el corazón y un esposo que me hace cada día más feliz. Bren. Nos casamos hace unos tres años y puedo decir que ese día es uno de mis favoritos.

Tony y Bianca siguen juntos y, aunque no se han casado, se comportan como si lo estuvieran. Viven juntos y son felices. No han tenido hijos y es que quieren esperar un poco. Dicen que con Matheo es más que suficiente por ahora.

Mack y Robbie se casaron dos años antes que nosotros, cuando Mack aún estaba en la universidad. Fue algo loco y apresurado al estilo de Las Vegas y es que mi mejor amiga estaba embarazada de su primer hijo, Troy. Hace un año y medio tuvieron a su segundo niño, Foster. Ese niño es una copia exacta de mi hermano mientras que Troy se parece bastante a Mack.

Miro a Mariana que se está quedando dormida en mis brazos y pienso: ¿Cómo es que pude llegar a tener tantas cosas buenas en mi vida? No quiero llegar a perder todo lo que hemos construido. Jamás. Mi familia es todo lo que tengo y por mí está más que perfecto. No hay nada que me guste más que estar con la gente a la que quiero más que a mi propia vida.

Mariana finalmente se queda dormida en mis brazos y la acuesto en la silla para bebés. No le gusta mucho estar en el auto por lo que siempre tenemos que procurar hacerla dormir antes de un viaje lo que no es mucho problema porque ella, como Theo, es una dormilona de primera categoría.

-Mamá- dice Theo entrando a la habitación de Mariana- Bren pregunta si Mariana y tú ya están listas.

-Estamos listas, Theo. Ve a decirle a Bren para que tenga listo el auto, ¿sí?

Mi niño rubio de ojos claros asiente mientras que con una pelota de fútbol en los pies va a hablar con Bren. Normalmente le diría que no jugara dentro de la casa porque puede romper algo, pero estamos saliendo y estamos muy atrasados por lo que lo dejo pasar. Hoy es el cumpleaños número cinco de mi sobrino, Troy. Es su fiesta de cumpleaños y tenemos que estar ahí.

Una de las cosas que le hemos enseñado a Theo es que, aunque sienta que Bren y Bianca también son sus padres, solo me dice mamá a mí y papá a Tony. Los demás son Bren y Bianca. Al principio pensé que iba a estar confundido por todo el asunto, pero ya dije que mi niño es muy inteligente.

Tomo la silla para bebés en donde está Mariana y con mucho cuidado para no despertarla camino hacia la puerta principal. Bren me mira y me sonríe como lo ha hecho desde siempre. Esa sonrisa que me dice que todo va a estar bien, que nos amamos y que siempre vamos a estar juntos. Amo esa sonrisa porque amo al hombre que me la entrega todos los días. Además, Bren es el mejor esposo y padre del mundo. Ama de la misma manera a Matheo y Mariana. Le agradezco todos los días que las cosas sean así y no esperaba menos de él.

Bren se acerca a mí y a Mariana. Toma la silla para bebés y se derrite al ver a su hija dormir tranquilamente.

- ¿Mi princesita se quedó dormida? - pregunta en un susurro.

-Si, pero no por mucho así que vamos, amor- le digo.

Beso los labios de Bren cortamente. Veo que va a colocar a Mariana en el auto para comenzar el pequeño viaje a la casa de mi hermano y mi mejor amiga.

Theo sigue jugando con su pelota de fútbol. Bren se la regaló cuando cumplió cuatro años y no se ha despegado de ella nunca. Va a una escuela infantil de fútbol y su entrenador siempre me dice que es uno de los mejores jugadores de su edad que haya visto.

-Hijo, nos vamos- le digo, pero solo ríe y sigue jugando- No te lo voy a decir de nuevo, Matheo Alexander Knight. Tenemos que ir al cumpleaños de tu primo.

-Pero quiero seguir jugando- me dice haciendo un puchero con sus labios.

-Puedes jugar con Troy y sus amigos.

-Está bien, mamá- me responde rodando los ojos.

-Hey, no me ruedes los ojos a mí, jovencito- digo con firmeza.

-Hazle caso a tu mamá, Theo- dice Bren con tranquilidad.

-Lo siento, mamá- dice Theo mirándome con dulzura.

Apunto hacia el auto y Matheo suelta la pelota para luego entrar al auto. Se queda mirando a Mariana y sé que le gustaría que ella estuviera despierta para pasar tiempo con su hermana.

Theo normalmente es un chico bueno y obediente, pero a veces sale su lado rebelde y eso que solo tiene ocho años. Yo era igual que él y espero que no lo descubra nunca porque lo creo capaz de sacármelo en cara cuando tenga la edad suficiente.

Cuando ya estamos todos en el auto, comenzamos el camino hacia la casa de mi hermano. Todos somos familia y eso es lo mejor de todo. Siempre estamos juntos pase lo que pase y no nos hemos perdido ningún cumpleaños. Estamos unidos con sangre y eso es muy importante para nosotros y sé que nunca dejará de serlo.

-Recuerda que mañana tengo que ir a la reunión de Theo en la escuela- le comento a mi esposo con naturalidad.

- ¿Tony va a acompañarte?

-Eso dijo, hoy le voy a preguntar para confirmar.

- ¿Escuchaste eso, Theo? Mañana en la tarde seremos solo tú y yo por un momento.

- ¡Genial! ¿Podemos pedir pizza? - pregunta mi hijo emocionado.

-No lo sé, mamá, ¿podemos pedir pizza? - me pregunta Bren haciendo un puchero con sus labios.

-Está bien- les respondo riendo- Solo pídanme una pizza con mucho queso.

Veo por el retrovisor del auto a Theo asintiendo con fuerza. Bren y yo reímos mientras que mi esposo sigue manejando tranquilamente.

En unos minutos ya estamos estacionando el auto fuera de la casa de mi hermano y Mack. Hay muchos globos en el patio y hay una cama elástica en donde se ven a varios niños jugando. Entre ellos veo a un niño con la piel bastante blanca, cabello castaño oscuro y ojos del mismo color. Ese es mi sobrino, Troy.

- ¡Yo también quiero! - exclama Theo desde el asiento de atrás cuando Bren ya estacionó el auto.

-Primero saludemos a tus tíos y primos, ¿sí? - le dice Bren con una mano en su hombro.

-Está bien.

Nunca entenderé porque, pero Theo siempre le hace más caso a Bren que a mí. A Tony también le hace más caso. De todas formas, es gracioso porque me recuerda bastante a mí misma hace unos años.

Sacamos a una durmiente Mariana con mucho cuidado y comenzamos a caminar hacia la casa. Parece que Troy nos ve porque sale disparado de la cama elástica hacia nosotros.

- ¡Theo! - exclama llegando hasta su primo.

Puede que se lleven por tres años, pero son muy buenos amigos. Theo siempre se comporta como su hermano mayor.

-Hola, Troy. ¡Feliz cumpleaños! - le dice mi hijo abrazándolo.

-Ven aquí mi niño cumpleañero- le digo yo tomándolo en brazos y abrazándolo con fuerza.

-Eres todo un hombrecito ahora, Troy- le dice Bren saludándolo también.

-Mamá y papá están ocupados adentro- nos dice Troy- Nos pidieron a todos que saliéramos a jugar.

- ¿Ocupados? - pregunto frunciendo el ceño? - ¿Sabes con qué?

-Vino una señora- responde encogiéndose de hombros- Y papá no estaba muy feliz. Mi tío Tony y tía Bianca tienen a Foster.

Bren me mira preocupado porque, al igual que yo, ya sabe lo que está pasando. Niego con la cabeza y miro a Matheo que solo se preocupa de ver a los niños jugar en la cama elástica. Me quedo a la altura de mi hijo y Troy para hablarles. He aprendido que cuando estas a su altura te toman más en cuenta.

- ¿Por qué no van a jugar a la cama elástica? Yo voy a ver a tus papás, Troy.

- ¡Genial! - exclaman ambos captando solo la idea de ir a jugar.

Los veo correr con los demás niños y pienso en que la inocencia de un niño es demasiado valiosa como para romperla tan joven.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pequeño caos (COMPLETO)