Fuera de la sala de urgencias, Édgar, Doria, Daniel y Claudia estaban allí cuando llegaron Ismael y Leila.
Nadie hablaba y el ambiente era ligeramente silencioso.
Al cabo de un rato, Doria saca a Leila con el pretexto de salir a comprar algo.
Frente al hospital, Doria susurró:
—Me enteré por Édgar, ¿qué pasa?
—No es nada, es sólo…
En ese momento, Claudia la siguió y respiró hondo:
—Por fin he salido, me estaba asfixiando ahí dentro.
A continuación, también miró a Leila:
—¿Qué pasa hoy? Qué desastre.
Leila abrió la boca, sin saber si hablar primero de Lisbet o de Edyth, y Doria tiró de Leila.
—Vayamos a buscar algo primero y hablemos sobre la marcha.
Por el camino, Leila le contó la visita de Lisbet y lo que había ocurrido hoy.
En realidad, tenía claro que Edyth había tenido la intención de hacer algo hoy, pero no había salido bien.
—Parece que ir a verla no sirvió de nada —Doria frunció el ceño.
—Con ese carácter de Edyth, ¿quién podría acudir a ella y cambiar las cosas? Ni siquiera el señor Figueroa le hizo caso, y la advertencia de Ismael no cayó bien, o ella no estaría hoy aquí —dijo Claudia.
Leila también le dijo a Doria:
—Sí, esto no es algo que debas tomarte a pecho, y la mente de uno no se cambia fácilmente. Es más, pronto estaré en el plató rodando, con un guardaespaldas, así que estaré más que bien.
Claudia siguió:
—Pero es tan sorprendente que la cuñada de Edyth sea, de hecho, tu verdadera madre.
—Despreciaba a mi padre y se avergonzaba de ella, así que se fue de la Ciudad Sur hace mucho tiempo y nunca se ha puesto en contacto con ellos —Leila dijo con calma.
Como Leila no tenía estas impresiones de niña, con el tiempo se acostumbró a ellas.
—Lo que significa que Edyth es en realidad tu prima, ¿no? —Claudia tuvo un destello de luz.
Leila y Doria se callaron al mismo tiempo.
—¿Quieren comer algo? —Doria tosió.
***
Cuando volvieron al hospital, el Sr. Figueroa había sido trasladado a una sala y tanto Édgar como Ismael se habían ido a algún sitio, sólo Daniel estaba en la habitación.
—Vuelve dentro de un rato, yo esperaré a que se despierte el señor Figueroa —le dijo Daniel a Claudia.
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