Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 28

El auto de Mate se detuvo frente a mi edificio, el chico parecía un poco desconcertado por lo que le había dicho hace rato. Sobre que se me habían quitado las ganas. Pero es que era la verdad, además de que no podía creer que yo hubiera estado a punto de tener mi primera vez con Mate, con alguien a quien no amo. Solo por una calentura del momento. Qué estupida soy. Además de que tomé su pene y dejé que me lamiera la vagina. Mi vagina era Virgen en ese sentido, hasta hace un momento solo Nicky la había tocado y ahora me sentía sucia.

—Buenas noches, Mate —me bajé del auto, queriendo irme ya.

—Espera, Alis —Mate también salió y me interceptó en la entrada— ¿pasa algo? ¿Hice algo malo? —su semblante parecía dudoso. Me dio algo de lástima verlo así y por un momento quise bajar la guardia, pero no lo haría. Siempre tenía que ser dura.

—Para nada, es solo que... no debió pasar —me encogí de hombros queriendo irme de nuevo pero me detuvo.

—Alis, si es por lo que salí de inmediato haciendo que pensaras que era algo más importante que tu, quiero que sepas que yo... —empezó a decir, pero lo interrumpí.

—No te preocupes, me quedaron muy claras tus prioridades—palmeé su hombro mientras le sonreí—Disculpa que esté apurada pero es que mañana tengo clases así que... te veo después, ¿si? —le hice creer que todo estaba bien entre nosotros.

—¿Está todo bien si? Podemos salir otro día a la cabaña, mañana si quieres... —al parecer alguien había quedado con las ganas.

—Yo te aviso. —le di una última sonrisa para después irme dentro del edificio. Entré al elevador y esperé hasta llegar a mi piso. Mi mente no dejaba de pensar lo que había pasado con Mate, no podía creer lo tonta que fui. ¿Por que me pasan estas cosas con Mate y con Nicky? Hasta antes de ellos no dejaba que ningún hombre me tocara. Pero había algo en ellos dos que me llamaba. En especial de Nicky, era más... imponente. ¿A las mujeres les gustan los hombres imponentes y que transmitan poder y confianza? Por supuesto que sí. Al menos yo estaba descubriendo que tenía ciertos gustos.

Las puertas del elevador se abrieron así que salí a mi pasillo. Estaba solitario, abrí mi departamento y entré. Al fin estaba en mi lugar, casi ni pasaba tiempo aquí ya. Al menos me distraía en otras cosas. Y vaya que clase de distracciones. Mañana tenía clases así que tendría que dormir temprano. Caminé hacia la habitación y me metí al baño, me deshice de toda la ropa y dejé que el agua caliente se llevara todo lo malo de mi cuerpo. Me toqué la vagina, me sentía un poco culpable. Cómo me hubiera gustado que fuera Nicky quien me haya hecho eso... pero Mate tampoco lo hizo tan mal.

Al salir de la ducha me puse una pijama y me eché a dormir.

Sentía que algo en mi cama se removía un poco, algo que me molestaba definitivamente. Abrí los ojos lentamente, pero estaba oscuro. Me removí en la cama hasta dar en el otro lado. En el reloj daban las dos de la mañana. Me estiré, dispuesta a dormirme de nuevo. Pero un bulto negro en la puerta del dormitorio me hizo quedarme estática en el mismo lugar. Era una silueta como de un hombre. ¡Oh por Dios! Se han metido a robar. O es probable que me violen. Yo ni siquiera podía gritar o salir corriendo. Esa silueta me había dejado de piedra.

Mi respiración se agitó más cuando empezó a caminar hacia mi, sus pasos eran lentos y seguros. Hubo un momento en que no pude contenerme más así que de inmediato me levanté y encendí la lámpara de la litera. Para mi alivio no era un ladron sino mi querido jefe.

—Señor Chance —me puse de pie de inmediato.

—Alis —rodeó la cama, dirigiéndose a mi.

—¿Cómo entraste? ¿En qué momento? ¿Qué haces aquí a estas horas? Casi me matas del susto. —me llevé una mano al pecho mientras le daba una mirada llena de reproches.

—No podía dormir —me dice— Tenía una duda que no me deja en paz —murmuró.

—¿Y yo qué tengo que ver?

—Porque la duda se trata de ti.

Fruncí el ceño ante lo que había dicho, luego recordé la noche de ayer. A Mate casi follandome, a Nicky siendo un grosero en la oficina. Y luego a ellos dos con esos tipos que parecían mafiosos.

—¿Qué cosa?

—Ayer que te fuiste con Mate... ¿qué pasó entre ustedes? —hizo la pregunta como si tuviera miedo de la respuesta. Lo que no entendía era por qué actuaba así. Si él estaba con esa bruja.

—Pues... —en realidad sentía vergüenza decirle lo que realmente pasó. ¿Pero por qué actúa así? Él y yo no somos nada, simplemente es mi jefe y yo su secretaria. Y ahora estaba aquí, en mi cuarto, metiéndose sin mi permiso a pedirme explicaciones. —... No sé de que hablas. Mate y yo solo dimos la vuelta y ya.

—¿En su cabaña?

—Sí... —me alejé— ¿cual es el problema, Nicky? Hasta donde yo sé nosotros no somos nada, eres mi jefe y yo tu secretaria.

Nicky no dijo nada, solo se quedó pensativo un momento.

—Creí que eras diferente —fue lo único que musitó para después dar media vuelta y salir de mi habitación. ¿A que se refería con el “creí que eras diferente”? ¿Acaso él sabía lo que había pasado entre Mate y yo? Algo extraño se me instaló en el pecho al imaginar que sí. ¿Pero cómo y a través de quien? ¿Acaso fue Mate? Salí de la habitación a paso rápido en busca de Nicky, pero él ya se había ido.

A la mañana siguiente me desperté temprano, ni siquiera había dormido bien el resto de la madrugada. Me levanté, me duché y me vestí. Solo iría por la mañana a la universidad y luego, después del almuerzo, iría a la empresa de Nicky. Aunque en realidad ni siquiera sé si quiere que llegue.

Tomé mi bolso y salí.

—Buenos días, Alis —Myers me saludó. Venía con un bolso en forma de guitarra, supongo que iría a algún ensayo de su banda o así.

—Buenos días —lo saludé igual. No tenía por qué desquitarme mi enojo hoy con el.

—¿Cómo dormiste? —preguntó mientras los dos caminábamos al elevador.

—Más o menos —respondí. Nos adentramos al ascensor y Myers presionó el botón del piso uno. Las puertas se cerraron.

—Se nota. Te ves cansada.

—Sí, debe de ser —puse mis labios en una sola línea.

—Te diré algo: yo te aprecio mucho. Desde que estás trabajando con ese tipo...

—Myers, por favor no empieces...

—Déjame terminar.

Asentí.

—Desde que estas trabajando con el te ves más cansada, ya casi ni sales con tus amigos. Con Graciella quiero decir. Y casi no te vemos por la universidad.

—De hecho voy para allá...

—Lo que quiero decir es que no permitas que nadie te apague, Alis, que nadie te quite tu brillo. —me guiñó el ojo. En eso las puertas del elevador se abrieron y Myers salió— Nos vemos después —se fue.

¿Qué habrá querido decir Myers con eso?

Al llegar a la universidad me adentré al aula, los demás ya estaban llegando. Graciella apareció después, venía sonriendo y se sentó a la par mía.

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