Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 8

—¿Es en serio?

Nicky se puso de pie, abotonando un botón de su saco.

—Así es. Dile a Kyle que te lleve a uno de los cubículos y que te ponga al día. A pesar de que estarás a prueba una semana, te pagaremos —rodeó el escritorio, caminando hacia mi— Ahora tengo una reunión, me esperan personas muy importantes, Alicia —Nicky se posicionó frente a mi. Insisto, este hombre olía muy bien—Pasará un tiempo en que empieces a trabajar para el puesto que solicitaste.

—¿Cómo? —fruncí el ceño.

—Como te dije: tendrás una semana de prueba. Kyle tiene mucho trabajo así que quiero que tú te encargues de mí.

No entendía nada de lo que Nicky estaba diciendo.

—No entiendo.

—Cuando necesite algo te llamo. —me guiñó un ojo para después darse la vuelta y salir de la oficina.

¿Que acaba de pasar? Salí detrás de él en busca de Kyle, la encontré en el pasillo con unas carpetas en la mano.

—Alicia , ¿como te fue?

—Pues tengo una semana de prueba. El me dijo que me dieras un cubículo y otras instrucciones que no entendí.

—Sí, ya me imagino cuales —murmuró a lo bajo.

—¿Qué?

—Nada, ven conmigo —me llevó hacia otro salón más grande. Allí estaban casi todos los trabajadores de esta planta. Habían muchos cubículos juntos. Las luces en el techo eran blancas. Mi camisa se secaba poco a poco. —Tu lugar será este, cerca de la oficina del señor Nicky. Cualquier cosa que necesites ya sabes dónde encontrarme. —me mostró un cubículo vacío. La mayoría de trabajadores se me quedaban viendo como preguntándose quién era. Miré a algunas mujeres cuchichear. Eso me puso un poco incómoda. —Nicky, digo, el señor Nicky por lo general siempre viene antes que todos. Media hora antes. Así que tendrás que venir antes que él para poder ordenar su oficina, traer el periódico y tenerle su café listo.

Fruncí el ceño tratando de entender la situación.

—Es solo prueba —me dice Kyle encogiéndose de hombros—Suele pasar así que no te preocupes, tú solo demuéstrale que eres capaz de todo.

Había bullicio en el lugar, teléfonos celulares sonando por aquí, tipos platicando en una esquina. Había otro que usaba su computadora de trabajo para jugar algún juego extraño. Dejé mi bolso en el pequeño escritorio y me senté en la silla giratoria. Eran cómodas pero siempre temí caerme en una de estas.

—Te dejaré estos papeles —pone al rededor de diez carpetas azules en mi escritorio— Cuando todos entren a la sala de juntas —me señaló una puerta en color negro al final del pasillo— A los dos minutos entras tú y colocas las carpetas en la mesa frente a cada persona. Tú silenciosa, entras, haces lo que te dije y sales sin decir nada.

Me moría de nervios, ¿por qué me dejaban hacer esto a mi? Mordí mi labio inferior porque tenía algo de pánico escénico. Es decir, entrar a una reunión en donde están todos en silencio y ser el centro de atención. Además de que mi vestimenta no era para nada adecuada.

—Kyle, ¿y si hago todo mal?

—Tranquila, solo harás eso. Es algo simple. El señor Nicky ya se encuentra en la sala de juntas esperando a los socios. Ellos no tardan en llegar.

Carraspeé, respirando profundo para poder tranquilizarme.

Tú puedes, Alicia , tú puedes.

—Entonces cuando las diez personas entren, dos minutos después entro yo y les dejo las carpeta en la mesa.

—Así es. Pocas veces el señor Nicky pide que les sirva algo de tomar. Esperemos que hoy no sea una de esas veces porque no creo que conozcas los gustos del señor Chance.

—Es obvio que no.

—Él prefiere más que todo whisky —me dice un hombre desde el cubículo vecino—Es una botella pequeña con un estampado café en el centro.

—Pueda ser, pero a veces prefiere otras cosas. —lo interrumpe Kyle.

—Soy Paul —el hombre de quizás unos treinta años me extiende la mano. Se ve amigable.

—Alicia —le extendí la mano también.

—Ya vienen... —Kyle me tocó el hombro.

Dios, qué nervios.

A lo lejos noté las puertas del ascensor abrirse, de ellos salieron muchos hombres de traje, iban casi saliendo en fila. Quizás conté unos ocho. La mayoría eran mayores ya, pero había uno que estaba joven, quizás la edad de Nicky, no estaba tan mal. Pero de último salieron dos mujeres, una era bajita y bastante mayor. Quizás treinta y cinco años por ahí. Y otra era mucho más joven y más bonita. Alta, piernas largas, rubia, ojos azules. Parecía una modelo de revista.

Todos pasaron a nuestro lado con aires de grandeza, sin voltear a vernos siquiera. Y todos se adentraron a la sala de juntas.

—No puede ser, vino Sabrina —se quejó Kyle.

—¿Sabrina, la bruja? —se me escapó.

Paul rió.

—Habrá problemas —él ponía sus labios en una sola línea. Fue un gesto que no entendí la verdad.

—Sabrina es la ex novia del señor Chance y la verdad es que es súper mala persona con todos. Es hija de unos de los inversionistas mas importantes de la empresa. Así que por eso se cree la gran cosa.

—Que no te intimide, Alis —Paul me dio ánimos.

—Tendrás que entrar ya —me dice Kyle.

—No puedo —admití.

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