Miserable Matrimonio (COMPLETO) romance Capítulo 18

Liviana no podía creer que Marcus la estuviera besando, y aún más tocando de esa forma, besaba y lamia su piel hasta alcanzar su mandíbula y detenerse a milímetros de sus labios. Ella estaba ansiosa, desesperada por que la volviera a besar. Pero al contrario de lo que ella quería la tomo fuertemente de la cintura para pegarla más a su cuerpo, Liviana podía sentir algo duro topar con su pelvis y  sintió como se estremecía y su intimidad palpitaba.

Sus ojos hicieron contacto pero ninguno dijo nada, ambos tenían razones para dejar fluir lo que pasaría esa noche,  aunque con objetivos diferentes, además de que ya era tarde para parar, estaban muy excitados como para quedarse así, Marcus no soportó más y volvió a atacar sus labios sin piedad, succionaba, lamia y mordía con desesperación y ansias, mientras que Liviana respondía cada beso con la mima fuerza y desesperación, como si quisieran devorarse  uno al otro. Marcus pasaba las manos por todo su cuerpo sintiendo sus curvas, esas que empezaban a gustarle más de la cuenta, sus manos llegaron a su trasero y apretó fuerte, un gruñido salió de sus labios durante el beso, su trasero era más grande y suave comparado con los que estaba acostumbrado a tocar, y eso le gustó.

Caminó junto con ella hasta quedar cerca de la cama, Liviana sintió como su camisón era deslizado por su cuerpo hasta caer en sus pies quedando desnuda ante Marcus, sintió frio al ver como su cuerpo se alejaba de ella, sus mejillas se tiñeron de rojo, Marcus la estaba mirando detenidamente y eso hizo que por instinto quisiese taparse, pero Marcus la detuvo antes de que consiguiera siquiera volver a coger su camisón.

—Marcus… yo… mi cuerpo no…

—Shhh, solo disfruta y déjate llevar. — la interrumpió al poner un dedo sobre sus labios y hablar, aunque ella hubiese querido escuchar otra cosa, como, que su cuerpo a él le parecía perfecto —

Se volvió a lanzar a sus labios mientras la depositaba lentamente en su cama, la contempló desde arriba, tenía que admitir que parecía una obra de arte, verla así, tumbada en su cama, desnuda y que pronto la haría suya le hacía sentir un sentimiento de posesividad, además de que su miembro estaba demasiado duro y ya empezaba a dolerle, sino la penetraba pronto correría el riesgo de correrse ahí mismo, y sintió miedo, nunca había sentido algo tan intenso, ni cuando intimaba con Emma.

Liviana sentía su mirada recorrer cada parte de ella, y eso hacía que su entrepierna se sintiera humada, no pudo evitar mirar el  cuerpo de Marcus desde su altura, su abdomen era tonificado, sus hombros anchos, y al mirar  su miembro no pudo esconder su reacción al ver lo duro y grande que era, no se había dado cuenta en qué momento se había quitado la prenda que lo cubría, ahora Marcus estaba frente a ella completamente desnudo. Marcus se colocó encima de ella deteniendo su peso con sus manos, se inclinó y volvió a besarla pero esta vez más despacio y disfrutando el contacto de sus labios, que cada vez se volvía más frenético.

Poco a poco su mano fue recorriendo sus cuervas hasta llegar a su intimidad, no puedo evitar gemir al sentirla tan húmeda, preparada y lista para él, utilizó sus habilidades con sus dedos para brindarle mayor placer a su esposa, solamente con sus dedos la hizo gemir y retorcerse de placer bajo de él.  Dejó de besarla para bajar a sus pechos, esos generosos pechos que lo llamaban a caer en la tentación, eran como le gustaban, del tamaño perfecto para sus manos y boca,  lamió y succionó su pezón, eso hacía que sus gemidos fueran más altos y seguidos, eran música para sus oídos.

Liviana sentía como sus piernas temblaban y las descargas de placer recorrían su cuerpo y se acumulaban en su entrepierna haciéndola sentir cosas que nunca había sentido, no se dio cuenta de sus gemidos hasta que Marcus habló.

—Eso es, gime, grita todo lo que quieras, eso es aún más excitante…

Liviana no puedo responder, estaba tan sumergida en el placer que Marcus le generaba que sólo hizo lo que él había ordenado, gemir y gritar más fuerte, sintió como Marcus retiraba su mano de su sexo y era sustituido por algo más grueso y duro, sabía que el momento había llegado, y no puedo evitar sentirse nerviosa.

—Tranquila. — Marcus le hablo suave y delicadamente – solo dolerá al principio, luego solo sentirás placer y lo disfrutarás mucho. — Aseguró — ¿Lista?

Asintió para luego recibir el beso que Marcus le daba para tranquilizarla un poco más, lentamente sintió como el irrumpía y se deslizaba dentro ella, decir que no dolió sería mentir porque si lo hizo, pero trató de concentrarse en el beso que Marcus le daba, en las caricias que él le estaba proporcionando. Cuando su miembro estuvo completamente dentro de ella, se detuvo y esperó a que se acostumbrara a su tamaño, poco a poco pudo sentir como el dolor se iba aunque quedaba un poco de ardor, movió sus caderas insinuándole que ya estaba lista y que podía moverse. Marcus entendió y comenzó con embestidas suaves y lentas, se estaba resistiendo, quería embestirla fuerte y que sintiera que ahora ella era suya, que le pertenecía, como su esposa y su mujer,  el interior de Liviana era cálido y estrecho, podía quedarse así un buen rato.

—Rodéame con tus piernas. —  susurró roncamente en su oído provocándole un estremecimiento y que el placer se volviera más intenso —

Así lo hizo, rodeó con sus piernas la cadera de Marcus, con esa posición podía sentirla mejor y embestirla más profundo,  quería hacerla perder la cordura generándole más placer, pero era él quien estaba a punto de perderla, sentía perderse con cada penetración. Liviana gemía de puro placer, sentirlo tan profundo era una sensación inexplicable, y cada vez sus embestidas se volvían más fuertes y rápidas, entraba y salía de ella, cada vez más fuerte y profundo, su aliento se entrecortaba y se mezclaba con el de él.

—¡Oh por Dios! ¡SI! ¡Más fuerte Marcus! — gritó Liviana, y escucharla decir eso hizo que sus piernas temblaran al sentir como su orgasmo venía en camino —

Fuertes se hicieron las penetraciones y ambos gemían, sus respiraciones se mesclaban al igual que su sudor y voces.

—Córrete conmigo, vamos… — susurró en su oído y una de sus manos bajo a su entrepierna acariciando su clítoris para acelerar su orgasmo —

Pronto sintió como ella empezó a temblar y convulsionar, señal de que su orgasmo estaba cerca y el de él aún más. Unas últimas embestidas y Liviana se dejó ir junto con él, podía sentir como la llenaba por dentro y sus fluidos se mezclaban.

—¡Liviana! — él mismo se sorprendió, nunca se había corrido y pronunciado el nombre de su amante, en ese caso el de su esposa —

Marcus se quedó inmóvil sobre ella, con su cabeza encima de su pecho, podía escuchar su corazón acelerado por lo que acaba de pasar, estaba exhausto y con la respiración acelerada, al igual que la de Liviana, ella le acarició el cabello suavemente mientras recuperaban el aliento. El al sentir sus caricias decidió tumbarse a un lado.

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