Miserable Matrimonio (COMPLETO) romance Capítulo 44

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¡No puedo creer lo que ha pasado! Lady Emma Ashton fue acusada de traidora, ¡es inaudito!  Lo peor de todo es que toda la guardia real la busca por todo Londres y nadie sabe de su paradero, ni su propia madre sabe dónde se encuentra.

Revista de sociedad de lady Kennt.

El trayecto a Hampshire había durado tres días, Liviana estaba agotada, al igual que Jayne, quien los había acompañado alegando que no se quedaría sola en Londres, además de que no tenía nada que la atara ahí, excepto su hermano Leo.

Todos los empleados de la casa los estaban esperando, habían limpiado y organizado todo para la llegada del Conde de Hamilton y los duques de Agnes. Después de acomodarse en sus respectivas habitaciones Liviana decidió descansar un rato, lo necesitaba.

—¿Estás cómoda, mi amor? — preguntó Marcus con tono meloso mientras acariciaba el vientre de Liviana —

—Marcus, es la cuarta vez que me preguntas lo mismo. — dijo Liviana mirándolo mal, le gustaban sus atenciones, pero se estaba pasando — Y si vuelves a preguntar, te sacaré de aquí y dormirás en otra habitación.

—Pero, yo solo quiero que estés bien. — dijo Marcus con cara de niño regañado —

—Y lo sé, pero realmente me agotas más preguntándome lo mismo a cada minuto, y realmente estoy bien. — dijo Liviana pausadamente para que Marcus no malinterpretara  sus palabras —

—Está bien, pero si necesitas algo solo dímelo. — Liviana no pudo evitar reír,  Marcus se acercó a sus labios y depositó un tierno beso en ellos — Te amo.

—Yo también te amo. — respondió ella y Marcus sonrió, luego le dio un beso en la cien y la dejó dormir tranquila —

Las semanas pasaban y todo era tan tranquilo y hermoso que daba miedo, aunque Liviana se repetía que no había nada por lo que temer, pero la presión en el pecho no disminuía.

—¿Si tuvieras la oportunidad de casarte, lo harías? — peguntó Liviana a Jayne —

—No lo sé, nunca he pensado en esa opción dado los acontecimientos de mi pasado. — respondió Jayne —

Liviana podía ponerse en el lugar de Jayne, y más después de saber lo que había ocurrido años atrás entre Christian y ella.

—¿Y no has pensado en tener una familia, hijos?

—Siempre he querido tener hijos, es mi sueño. — respondió Jayne frunciendo el ceño — pero… es muy doloroso perder a uno.

Liviana arrugó el entrecejo al escuchar las palabras de Jayne.

—¿A qué te refieres, Jayne? — preguntó Liviana, pero en ese mismo instante tocaron la puerta — Adelante.

Una de las empleadas entró a la habitación.

—Su excelencia, su esposo desea verla en el jardín. — dijo la joven —

—Bajaré en un momento.

La mujer salió y Liviana se levantó con algo de esfuerzo por el enorme vientre, le dijo a Jayne que regresaba más tarde para seguir con la conversación.  Liviana salió de la habitación y bajó las escaleras, salió al jardín para ir al encuentro de Marcus, pero no lo encontró, frunció el ceño preguntándose donde estaba.

—¿Marcus? — lo llamó, pero nada — ¿Acaso me hizo bajar por gusto?

Caminó un poco más a ver si podía encontrarlo, pero al ver que estaba demasiado lejos y no ver a nadie, decidió volver. Pero su corazón se aceleró cuando sintió que la tomaban por la cintura y el cuello manteniéndola firme sin dejarla ver quien era.

—¿Marcus? — preguntó con la esperanza de que fuera él —

—Lo siento excelencia, su esposo no podrá venir a su rescate. — escuchó una voz ronca y el aliento chocar con su oído —

—Por favor… no nos haga daño. — suplicó Liviana temiendo por la vida de su bebé —

—No se preocupe por eso ahora… — escuchó decir para luego sentir un fuerte dolor de cabeza, después de eso no sintió nada más —

Marcus no podía creer lo que sus ojos veían.

—Sé que me quieren, pero no sabía que me necesitaran tanto como para viajar hasta Hampshire. — dijo Marcus sonriendo, sus amigos llegaron hasta él y se dieron un abrazo, habían pasado semanas desde que habían salido de Londres —

—Siento desilusionarte, amigo. Pero nuestra verdadera visita es más seria de lo que queremos. — dijo Christian —

Anthony y Christian miraron seriamente a Marcus, quien al ver sus rostros también se alarmó.