Miserable Matrimonio (COMPLETO) romance Capítulo 46

Marcus llegó a Liviana rápidamente, arrodillándose ante ella.

—Marcus, me duele… — Liviana sujetaba su vientre desesperadamente — Creo… creo que llegó la hora…

—Es muy pronto aún. —  dijo Marcus con ella entre sus brazos —

—Puedo sentirlo… ya viene ¡Marcus! — gritó cuando una fuerte contracción la atacó —

—Rápido, llévala a dentro, no hay tiempo para llevarla a la residencia. — dijo Anthony —

—Pero llamen a un médico, ¡rápido!

Marcus levantó a Liviana para llevarla a la cabaña, pero en cuanto lo hizo un líquido brotó de entre las piernas de ella empapando su vestido.

—¡Duele! — gritó Liviana retorciéndose entre los brazos de Marcus — Marcus por favor…

—Yo iré por el médico, vuelvo enseguida, Anthony encárgate de esta. — dijo Christian lanzando a Emma al suelo sin importarle su estado —

Marcus recostó a Liviana en la cama de broza, no era tan cómoda pero era algo. Le dolía ver a Liviana gritar de dolor, además de estar preocupado por cómo se habia adelantado el parto, aún faltaba mes y medio para el nacimiento de su hijo, y Liviana estaba muy débil para soportarlo, temía que alguno sufriera un daño peor, por no mencionar algo más grave como la muerte.

—Tranquila mi amor, ya fueron por el médico, aguanta solo un poco, ¿sí? — Marcus estaba a punto de soltar las lágrimas, de solo ver el estado de Liviana su corazón se oprimía, tomó su mano y la apretó fuerte contra sus labios — Prométeme que sobrevivirás, mi amor, prométeme que no me vas a dejar, que no nos dejarás solos.

—No sé… es muy doloroso Marcus…

—Promételo Liviana, por favor. — suplicó  Marcus recordando la conversión que había tenido con el conde, ¡no! Liviana no morirá, la historia no se repetirá — no podré soportarlo…

—Marcus… — ella tomó sus manos cerrando los ojos y aguantando las fuertes contracciones — Prométeme tú a mí… que si algo me pasa… cuidarás de nuestro hijo o hija… que  no serás igual que mi padre.

—¡NO! — se levantó alejándose de Liviana soltando las primeras lagrimas — Me niego, no voy a prometer nada porque tu estarás aquí conmigo para cuidarlo los dos juntos, le daremos todo nuestro amor, pero juntos, Liviana. 

—Marcus…

—No… — corrió hasta ella nuevamente abrazándola — Yo te amo, te amo más a que mi propia vida, Liviana. Me niego a perderte, y menos ahora que podemos formar una familia y ser felices. 

—Yo también te amo, siempre lo hice…

—Lo sé… y no sabes cómo me arrepiento día tras día de no haberme dado cuenta antes…  ¡Mierda! — exclamó mirándola a los ojos, y se sintió peor ya que vio tan poca vida en ellos — No nos estamos despidiendo, verás que todo estará bien, que pronto tendremos a nuestro bebé sano y salvo.

Marcus decía las palabras para convencerse a él mismo de que no estaba a punto de perder a Liviana.

—¡El medico está aquí! — escuchó decir pero no supo identificar quién fue —

A la cabaña entraron el médico y dos mujeres que Marcus desconocía.

—Necesito que salga excelencia. — dijo el médico y Marcus lo miró como si estuviera loco —

—No dejaré a mi mujer sola. — dijo Marcus decidido  —

—Lo siento excelencia, pero quedándose solo empeoraría el estado de su esposa.

—Marcus, el médico tiene razón.  — dijo Anthony —

Marcus respiró profundo y asintió.

—Te estaré esperando mi amor. — le susurró a Liviana y le dio un corto beso en la cien —  le encargo a mi esposa, le suplico que haga todo lo posible, por favor.

El médico asintió y Anthony y él salieron de la cabaña.

Afuera lo único que se escuchaban eran los gritos de Liviana, y eso tenía a Marcus histérico.

—¿Y Christian, dónde está? —  preguntó Marcus tratando de despejar su mente, de lo contrario era capaz de entrar a la cabaña e ir con su mujer.

—Se llevó a Emma de aquí, dijo que lo mejor sería entregar a la víbora antes de que pretendiera escapar, aún están tras el hombre que la ayudó.

Marcus asintió sin importarle mucho lo que pasara con Emma.

—Tienes que tener fe y ser fuerte Marcus, ya verás que Liviana estará bien.

—Eso espero amigo, eso espero.

De pronto el llanto de un bebé llenó el silencio y los gritos de Liviana se dejaron de oír.

—Nació… — susurró Marcus — ¡Nació! ¡Mi hijo nació!

Todos los presentes gritaron de alegría felicitando a Marcus, pero los gritos de Liviana volvieron a escucharse haciendo que todos dejaran de hablar, Marcus frunció el ceño y en ese mismo instante la puerta se abrió dejando ver a una de las mujeres, tenía el vestido manchado de sangre y estaba muy sudada.

—¡¿Qué pasa?! — preguntó Marcus —

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