Multimillonario Invisible romance Capítulo 17

Pensando en eso, Irina se apresuró a mostrar una actitud halagadora y le dijo a René con encanto, -Es realmente un honor para el Hotel Palacio del Platino que venga aquí el delegado René, así como un honor para mí que soy tu antigua compañera de clase, por favor entra...-

Pensaba que, halagando a René, podría hacer que René olvidara o ignorara lo que acababa de hacer.

Sin embargo, René no era tan amable como se imaginaba.

Cuando Gilberto escuchó las palabras de Irina, se sorprendió y preguntó, -Irina, ¿eres compañera del señor René?-

-¡Sí, sí, sí!- dijo Irina apresuradamente, -El señor René era mi delegado de clase cuando estaba en la universidad. ¡Tenemos muy buena relación!-

Gilberto inmediatamente dijo, -¡Bien, bien, genial! ¡Mañana te vienes a la oficina del presidente y serás la gerente de recursos humanos del Hotel Palacio del Platino en el futuro!-

En el Hotel Palacio del Platino, había que pasar al menos tres niveles desde jefa de equipo hasta la directora de recursos humanos, ¡y las condiciones eran diez veces mejor!

Además, el director de recursos humanos era definitivamente uno de los ejecutivos que tenía el poder decisivo de decidir si la mayoría de los empleados se podían quedar o largarse.

Cuando Irina escuchó eso, estaba tan emocionada que casi se desmayó.

En ese momento, René preguntó fríamente con expresión lúgubre, -Señor Gilberto, ¿sabes qué relación tengo con Irina?-

Gilberto pensó que René todavía no estaba satisfecho con ese arreglo que había propuesto, así que inmediatamente dijo con temor, -Si el señor René no está satisfecho, ¡puedo ascender a Irina directamente a vicepresidenta del hotel!-

¡Irina casi gritó de emoción!

¿Qué era el puesto de vicepresidente? ¡Era un puesto superior a todos a parte del presidente!

Pero en ese momento, René repentinamente dijo bruscamente, -Llamé a Irina para pedir ayuda porque no tenía tarjeta de membresía, pero ella empezó a humillarme sin motivo alguno, e incluso quería que los guardias de seguridad me golpearan. ¿Y ahora tú quieres que sea vicepresidenta? ¿Qué significa eso? ¿Estás tratando de ir en mi contra deliberadamente?-

Al escuchar eso, Gilberto se quedó aterrado.

¡Mierda! ¡Quería hacerle la pelota, pero acabó metiéndose en problemas!

Enseguida miró a Irina con ojos llenos de ira.

A continuación, abofeteó con fiereza la cara de Irina, y maldijo, -¿Cómo te atreves a ofender al señor Arango? ¡Eres demasiado atrevida! No aprecias tu vida, ¿verdad?-

Irina estaba tan asustada que se arrodilló y se postró llorando, -Señor Gilberto, me equivoqué.-

Gilberto pateó violentamente a Irina, la dejó a unos metros de distancia y maldijo, -¡Maldita perra ciega! ¡Hoy te haré enterar de la consecuencia por meterte con el señor René!-

Dicho eso, le gritó al guardia de seguridad que estaba a su lado, -¡Golpéala fuerte! Golpéala hasta dejarla medio acabada, ¡rompe su cara plástica y luego anuncia a toda la Ciudad J que será mi enemigo aquella empresa que se atreva a contratarla en el futuro!-

Irina estaba tan asustada que se apresuró a decir, -Señor Gilberto, me equivoqué, ¡por favor, perdóneme!-

Gilberto se enfureció y gritó, -¿Ahora sabes que estás equivocada? ¡Ya es tarde! ¿Te crees que puedes ofender al señor Arango? Maldita sea, si no fuera por el señor Arango, ¡habría acabado con tu vida!-

Irina se vino abajo y lloró amargamente. Se arrodilló en el suelo y se arrastró hasta René, postrándose una y otra vez, -Delegado René, me equivoqué, ¡lo siento! Por favor, tenga en cuenta que he sido su compañera...-

René le preguntó a la ligera, -Irina, hemos sido compañeros de clase, ¿por qué nos insultaste a mí y a mi esposa hace un momento?-

Irina lloró amargamente y dijo, -Delegado, estaba tonta hace un momento, es todo porque no sé hablar bien, por favor perdóneme...-

René dijo, -Si la gente no me ofende primero, no tengo intención de ofenderles tampoco, pero si la gente me ofende, ¡nunca perdonaré a nadie!-

Después de eso, resopló y dijo, -¡Tú te lo has buscado!-

Gilberto reprendió, -Puta bastarda, si te atreves a decirle una palabra más al señor René, ¡ordenaré que alguien te rompa la boca!-

Irina ya no se atrevió a suplicar más, solo se arrodilló en el suelo y lloró amargamente.

René no se compadeció en absoluto de ella, simplemente la ignoró y le dijo inexpresivo a Gilberto, -Quiero hablar contigo sobre los jardines colgantes. Vamos a tu oficina.-

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