NADIE COMO TÚ romance Capítulo 24

Era Vicente Cabrera.

El rostro de Valeria estaba pálido como la nieve.

Nunca esperaba que el prometido de Diana fuera Vicente.

¡Pero!

¿No dijo su padre Ramón que el prometido de Diana era el señorito de la familia Cabrera, cómo podía ser Vicente?

¿Acaso…?

El rostro de Valeria se puso más pálido.

En ese momento, Diana pareció sorprenderse y se rió, —Sí, casi lo olvido. Vicente estudió en la Universidad Z y también estudió periodismo. Erais compañeros.

Valeria solo miró fijamente a Vicente sin responder.

Evidentemente, Vicente no se sorprendió al verla.

Era normal su reacción calmada. Cuando estaban juntos, le había dicho a Vicente que era la hija ilegítima de la familia Pinto.

Entonces, ¿sabía que Diana era su hermana menor y aun así quería casarse con ella?

Era irónico que su ex novio se convirtiera en su cuñado.

—Sí, nos conocemos —Valeria reprimió la amargura, fingiendo estar tranquila—. Ha pasado mucho tiempo.

Los ojos de Vicente se encogieron levemente por la actitud indolente de Valeria.

En ese momento, una elegante señora de mediana edad salió de la habitación. Cuando vio a Valeria, su sonrisa se congeló levemente. Saludó, —Hola, Valeri, has llegado.

La cara de Valeria estaba inexpresiva y saludó, —Tía Vicky, ¿cómo estás?

La mujer, Vicky Sánchez, era la esposa de su padre y la madre de Diana, pero no su madre.

Su madre todavía estaba en el hospital, sobreviviendo gracias a las medicinas.

Cuando entraron al comedor, vieron que Ramón ya estaba sentado allí. La expresión de Ramón no cambió cuando vio a la hija que no había visto en meses, solo le saludó con la cabeza.

Vicky estaba ocupada preparando la cena en la cocina mientras Diana y Vicente se estaban dando de comer mutuamente frutas en el salón. De repente Ramón susurró, —Valeri, acompáñame en el patio.

Valeria no quería ver a Vicente y Diana así, asintió y se levantó.

—¿Cómo está tu madre? —preguntó Ramón.

—Sigue igual —replicó Valeria inexpresiva.

—Sus gastos médicos no deberían ser una cantidad pequeña, si lo necesitas...

—No es necesario —interrumpió Valeria—. Puedo pagarlo yo misma.

Ramón frunció el ceño, —Valeri, ¿por qué eres tan testaruda? A nuestra familia no nos falta este dinero.

Ramón dijo altivamente, e hizo que Valeria se sintiera muy incómoda.

—Realmente no hace falta —ella reprimió su disgusto—. Si nos das más dinero, me temo que tía Vicky volverá a causar problemas. No quiero que alguien vaya a montar líos en el hospital.

Ramón se sintió avergonzado, queriendo decir algo, pero cuando vio quién estaba detrás de Valeria, cambió repentinamente su expresión, —¿Vicente?

Valeria vio a Vicente acercarse con las manos metidas en los bolsillos.

—Señor Ramón —Vicente siempre era un caballero delante de los demás—, tengo algo que decirle a Valeria, ¿puedo?

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